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sábado, agosto 2, 2025

La pesca recreativa resiste en el disputadísimo litoral barcelonés

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Desde el rompeolas del puerto comercial de Barcelona, donde los rugidos de los motores de los camiones se mezclan con el rumor de las olas, se pueden ver unas figuras distantes al lado de un faro verde que no parecen inmutarse lo más mínimo por la actividad portuaria. Se trata del reducto de pescadores que, en su tiempo libre, acude a lo largo de la explanada habilitada expresamente para la pesca en el litoral de la ciudad. A este espacio, conquistado por la asociación de pescadores y operativo desde 2023, tienen acceso alrededor de unos 300 miembros. El más veterano tiene 93 años y niños de 4 años se asoman en los talleres de iniciación.

El abanico de edades que permite la pesca se reduce cuando se intenta llegar al final del rompeolas, de uso libre y accesible tras un recorrido a pie después de pasar por el puente Porta d’Europa. Una vez allí, lejos de la ciudad, quienes se aventuran descienden a las rocas.

Otros aficionados a la pesca prefieren una alternativa diferente y hacerse un lugar entre bañistas, surfistas y atletas en la arena al anochecer o en los espigones de las playas al inicio o al final del día. No obstante, el intensísimo uso de los muy disputados arenales barceloneses, que se alarga ya hasta bien entrada la madrugada, complica la práctica de una afición que se resiste a desaparecer.

Unos pescadores con la silueta del hotel W de fondo

Unos pescadores con la silueta del hotel W de fondo

Àlex Garcia

Unas vallas cierran el acceso y una tela amarilla advierte de que no está permitido el paso. Quienes no hacen caso a estas restricciones se exponen a sanciones de hasta 1.500 euros. Fernando, que lleva muchos años pescando en la costa barcelonesas, explica que a plena luz del día hay más rigidez en las normas y que, por eso, él se acerca alrededor de las siete de la tarde cuando la vigilancia empieza a relajarse.

“No hay lugar para los pescadores en las playas, es un escaparate turístico y somos ciudadanos de tercera”, sentencia Fernando con la mirada perdida en el horizonte. Se lamenta de que la actividad pesquera en la ciudad haya disminuido. “¡Con la cultura de la pesca que había en la Barceloneta!”.

Un aficionado a la pesca echa la caña en la Barceloneta

Un aficionado a la pesca echa la caña en la Barceloneta

Àlex Garcia

De momento, en el espigón del Gas, la caña de Fernando arrastra palos hacia la costa. Una palometa centellea unos segundos y se le escapa. Destaca que tras el temporal que destruyó parte de los espigones en el 2008, y con los accidentes que ha habido por la gente que saltaba, el Ayuntamiento de Barcelona se ha vuelto más vigilante con el acceso a las zonas rocosas.

Fernando dice que no está dispuesto a pagar más para formar parte de la asociación, que ya tiene la licencia y esto le autoriza para pescar en toda Cataluña.

Los pescadores urbanos escogen bajar al litoral de Barcelona simplemente porque este es el lugar que tienen más cerca de casa.

Rosa explica que ha retomado la afición por la pesca tras unos años de parón y que está disfrutando de haberse reencontrado con una actividad que le encanta. Lleva consigo aparejos que se ha fabricado ella misma y se ha comprado un taburete para descansar sus adoloridas rodillas Confiesa que le gustaría que hubiera más mujeres pescadoras, que se sentiría más respaldada. Cerca de ella dos hombres la observan sorprendidos.

Rosa va cortando el hilo de pescar con un cortauñas y recuerda que su mayor hazaña pesquera fue la captura de un pulpo que tenía enganchado un cangrejo. La pesca que realiza no es furtiva. Utiliza un anzuelo que no llega a clavarse con profundidad y la mayoría de las veces devuelve lo recogido al mar. A veces utiliza como cebo pan de molde porque los gusanos son muy caros y porque, en definitiva, los peces pican de todo.

Rosa explica que no para de sacar algas y que cambiará el tipo de anzuelo para que solo se deslice por la superficie. Los pescadores comentan que el mar está un poco revuelto y sopla demasiado viento que en el espigón del Gas estarían más resguardados.

Encuentran bogas, sargos, obladas, jureles y palometas en las inmediaciones de la costa

Al otro lado del espigón Montse se asoma a las piedras y señala qué poco musgo se ve allí, que será “por lo que le echan al agua”. Todavía le cuesta a atreverse a lanzar la caña si hay gente cerca. Viene aquí a desconectar. Dice que lo mejor que ha pescado fueron unos calamares de dos palmos de longitud.

Un hombre mayor que pasea por el espigón mira a los pescadores y no puede dejar de exclamar “¡qué paciencia!”.

En el espigón del Bogatell se ven familias que acompañan a los pescadores. Una madre y su hija se sientan frente a una mesa con vistas al horizonte. Otro tiene apoyada la caña mientras sus amigos van charlando cerca. Confiesa que pesca para pasar el rato, que obviamente si fuera para pescar con más pretensiones no eligiría este lugar.

La normativa

Durante la temporada alta (del 1 de junio al 30 de septiembre), la actividad de pesca en Barcelona puede desarrollarse en todas las playas de lunes a domingo, desde las 9 de la noche hasta las 10 de la mañana, y en la zona de pesca habilitada en la playa de la Barceloneta, de 19 a 21 horas. El resto del año, la pesca puede practicarse en todas las playas de lunes a domingo, sin limitación horaria. Es necesario estar en posesión de la licencia de pesca recreativa de superficie (no profesional) vigente, expedida por el organismo responsable, en este caso el departamento de Agricultura, Ramaderia, Pesca i Alimentació de la Generalitat de Catalunya, que puede ser válida de un día a cuatro años. La práctica de la pesca recreativa en las playas y espigones de Barcelona quedó regulada por un decreto municipal vigente desde comienzos del 2023 que establece los usos de estos espacios para las actividades deportivas. La venta de los ejemplares obtenidos en la pesca recreativa está terminantemente prohibida.

“Es la garra del tigre”, dice Mohamed sacudiendo los anzuelos del sedal. Es un pescador que se instala en el mismo lugar en el espigón del Gas desde hace 20 años. Conoce hasta la última piedra y a la competencia, incluido el cormorán. Admite sonriente que una vez empiezas a pescar no paras de soñar con el mar. A veces, un buceador se acerca a avisarle de donde ha visto peces ese día pero prefiere quedarse donde está. Una vez, que dejó su caña a un primerizo atrapó una gaviota al vuelo.

Una pareja se entretiene a orillas del mar con la esperanza de capturar algún pez

Una pareja se entretiene a orillas del mar con la esperanza de capturar algún pez

Àlex Garcia

En una bolsa de plástico va acumulando las bogas que tamborilean resplandecientes. Es la presa, pequeña y abundante, más al alcance del principiante. También ha pescado obladas y sargos, peces típicos de la temporada veraniega.

Los pescadores participan en turnos de noche y se pueden instalar en la arena que ha quedado vacía después de que los bañistas hayan desalojado la playa. Luces rojas a lo largo de la costa, mucho silencio y algún que otro intercambio de palabras.

La afición a la pesca en la ciudad de Barcelona viene de lejos. La actual sociedad de pescadores nace a partir de la comunidad que se generó en torno al rompeolas en 1932 y que llegó a tener 12.000 socios.

La pesca recreativa proporciona momentos de relajamiento y de reflexión

La pesca recreativa proporciona momentos de relajamiento y de reflexión

Àlex Garcia

Al principio las cañas estaban hechas con materiales pesados y los miembros de la asociación buscaban un lugar donde guardarlas. Dispusieron de uno en un faro que en los años 60 fue derribado. Más adelante pasaron a ubicarse en la planta baja del restaurante Porta Coeli, el del rompeolas de toda la vida.

Christian Buscemi, vicepresidente de la asociación de pescadores de Barcelona, cuenta que la pesca es la forma más bonita de conocer qué hay debajo del mar, de hacerse preguntas sobre cómo encontrar los peces, conocer su alimentación o cómo se comportan.

Antes, los pescadores se reunían en el local que tenían en la Rambla, compartían sus experiencias y debatían sobre lo que habían observado. Se generaba conocimiento. Actualmente, el saber marino que recogen se deriva a organismos que investigan sobre el mar En cada competición de pesca deportiva la normativa indica que hay que declarar las capturas realizadas y esos datos llegan a los centros que hacen uso de esa información como como la Universitat de Barcelona, el Institut Català de Recerca per a la Governança del Mar, la Federación Catalana de Pesca o la Generalitat.

El pasado fin de semana organizaron una jornada de marcaje de peces, en la que señalaron a roncadores, sargos y obladas. Colaboran con veterinarios para que puedan observar la anatomía de las especies marinas capturadas.

Los pescadores echan en falta las lubinas y observan la llegada del ‘blue runner’ de aguas tropicales

Buscemi admite que los pescadores son los primeros interesados en esas colaboraciones. El año que viene la declaración de las capturas pasará del terreno deportivo al recreativo y los particulares también tendrán que clasificar e informar de las piezas obtenidas.

Redacción

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