¿Se puede visitar un pedazo de Pompeya en Montjuïc? Sí. Bueno, no exactamente, pero casi. Hay unas salas en el Museu Arqueològic donde casi es posible. Son las estancias llamadas de los vidrios, donde se exponen recipientes y objetos de cristal de origen clásico hallados en distintas excavaciones arqueológicas. Lo pompeyano del asunto está, sin embargo, en la decoración de las salas, directamente inspiradas en algunas de las mansiones desenterradas en la ciudad romana sepultada en el siglo I por la erupción del Vesubio.
Cuando, en 1935, el historiador Pere Bosch i Gimpere y el arquitecto Josep Goday convirtieron el pabellón de las artes gráficas de la Exposición Internacional de 1929 en el actual museo, quisieron que el visitante no solo fuera para admirar las piezas expuestas, sino que también tuviera una experiencia inmersiva en la antigüedad. Por eso, dieron gran importancia a la decoración de las salas. Así, decidieron inspirarse en la que se descubrió en las ruinas de Pompeya para ilustrar las salas de los vidrios romanos y griegos.

Una sala con mosaico
Xavi Casinos
En concreto, artistas de la época adaptaron la decoración de la conocida como Villa de los Misterios, una lujosa residencia de Pompeya descubierta en el siglo XIX. Esta mansión es famosa por los frescos de la sala de los banquetes. Las de Montjuïc no son copias exactas, pero sí respetan la iconografía, distribución y colores característicos del arte mural romano.
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La sala central es una circular bajo una cúpula traslúcida y presidida por una fuente en el centro con una figura humana. La decoración se distribuye en las paredes y rodeando las vitrinas en las que se exponen los antiguos objetos de vidrio. Adyacentes a esta, se encuentran otras salas rectangulares con más vitrinas. En este caso, la decoración pompeyana se encuentra en el suelo, en forma de mosaicos.
El antiguo pabellón de las artes gráficas fue uno de los que se conservaron tras la Exposición de 1929. Entre otros elementos, se nutrió con parte de la colección que se conservaba en el museo de arte y antigüedades que se había instalado en el que fuera arsenal de la fortaleza de la Ciutadella, que se convirtió, a su vez, en el Parlament de Catalunya.