
El reciente Diálogo Estratégico “Índice de China 2024: poder más allá del comercio” reunió a especialistas de América Latina para discutir los hallazgos del informe elaborado por el centro de pensamiento taiwanés Doublethink Lab. La conversación expuso cómo la influencia del régimen chino se extiende por la región en múltiples niveles, desde lo económico y político hasta el ámbito cultural, mediático y educativo, redefiniendo el modo en que los gobiernos y sociedades latinoamericanas interactúan con Beijing.
Ignacio Montes Oca, moderador del evento, periodista y escritor, subrayó que el principal valor del índice radica en su capacidad para identificar las áreas vulnerables de la región frente a las estrategias de penetración china. “La penetración de China en nuestros países está llegando a formas que no habíamos pensado”, afirmó, y agregó que el informe permite comprender los mecanismos que utiliza el régimen chino para afianzar su presencia en América Latina. Montes Oca advirtió que no se trata solo de economía o comercio, sino de aspectos fundamentales como la formación de líderes políticos, la cultura, los medios y la educación. “Para poder contrarrestar a China hay que conocerla”, sostuvo.
Desde una perspectiva de derechos humanos y relaciones internacionales, Hernán Alberro alertó sobre el creciente alineamiento de Centroamérica con Beijing. Según el consultor, esta región es la segunda más influenciada por China en el mundo, solo por detrás de Asia. En particular, destacó el caso de Nicaragua, que tras restablecer relaciones diplomáticas con China, ha adoptado una postura de alineación casi total. “Nicaragua es el mejor alumno de China en América Latina”, señaló. También expresó preocupación por el deterioro de las relaciones entre Costa Rica y China, y advirtió que el régimen de Beijing está formando cuadros políticos en toda la región, no solo en gobiernos autoritarios. “China está formando líderes de todo el espectro político. Milei dijo en campaña que no se relacionaría con comunistas, pero ahora trabaja con los chinos y el índice demuestra que no ha habido un cambio en la política de Argentina respecto a China”, afirmó Alberro. A su juicio, el mayor valor del índice reside en ofrecer un marco para generar “anticuerpos” que permitan proteger el bienestar y la soberanía de los pueblos latinoamericanos.
En una línea similar, el periodista salvadoreño Eric Lamus describió la estrecha relación entre el régimen de Nayib Bukele y China. Según Lamus, Beijing se ha convertido en un socio clave para el desarrollo de la infraestructura de entretenimiento del país, con proyectos como un nuevo estadio y un centro de convenciones, construidos en las pocas áreas verdes restantes de El Salvador. Lamus denunció que China actúa como un “socio silencioso”, asesorando las decisiones del partido gobernante, especialmente a través de la cercanía del vicepresidente salvadoreño con el régimen chino. “Cuando se tiene un gobierno con aspiraciones totalitarias, la influencia china se convierte en un cocktail peligroso para la democracia y en un modelo político de exportación”, advirtió.
Alonso Illueca, académico panameño, aportó una visión desde la región canalera. Panamá, según el índice, es el segundo país de América Latina donde China ejerce mayor influencia, después de Chile. Los sectores más permeados por Beijing son los medios de comunicación, el ámbito académico, la política exterior y la aplicación de la ley. Illueca destacó que esta influencia ha disminuido en el terreno económico y tecnológico, pero se mantiene fuerte en la configuración del discurso público y en la toma de decisiones políticas. También recordó que Panamá alberga la diáspora china más grande de la región, con entre 150.000 y 200.000 personas de origen chino. A su juicio, el informe permite diagnosticar con precisión el estado de esa influencia y evaluar herramientas para enfrentarla. “China quiere cambiar el orden internacional para alcanzar sus objetivos estratégicos. Lo hace sustituyendo instituciones globales como La Haya o la CPI por otras propias. No se puede ignorar a China, pero hay que ser estratégicos y saber qué es y qué no es”, concluyó.

Por su parte, Ricardo Ferrer Picado, especialista en análisis estratégico, analizó el caso argentino. Según el experto, el rechazo que existía en el pasado a la influencia estadounidense y la simpatía hacia China se ha invertido en los últimos años. Estudios recientes muestran una creciente aceptación del rol de Estados Unidos y una visión más crítica sobre la presencia china. Ferrer Picado también advirtió sobre la influencia mediática de los BRICS y de plataformas como TeleSur, que promueven narrativas favorables a Beijing en temas como el antiimperialismo y la cuestión Malvinas.
En conjunto, el “Índice de China 2024” y el diálogo promovido en este foro dejaron claro que la presencia del régimen chino en América Latina no puede analizarse únicamente desde el prisma económico. La influencia se despliega en múltiples frentes, se adapta a los contextos políticos locales y plantea desafíos para la soberanía, la institucionalidad democrática y la libertad de expresión en la región. El conocimiento preciso de estos mecanismos se vuelve, según los expertos, un paso imprescindible para formular políticas públicas capaces de defender los intereses de los países latinoamericanos sin caer en los extremos de la confrontación ni en la sumisión.