El dirigente político Carlos Valenzuela retrata una Argentina en desintegración, con hambre, autoritarismo y provincias rebeldes. Analizó en Plural la paradoja de un gobierno que «vive en las redes» mientras las economías regionales colapsan, la pobreza crece tanto como la tensión entre un centralismo autoritario y los provincialismos en resistencia.
Martes 27 de mayo de 2025. El dirigente político misionero Carlos Valenzuela desmenuzó la compleja realidad argentina, marcada por una crisis económica con impacto social, un gobierno nacional «autoritario» y el fortalecimiento de los provincialismos como respuesta al centralismo porteño.
En un análisis del escenario político actual en Plural, Valenzuela fue crítico con la gestión de Javier Milei, y destacó también las tensiones en Misiones, donde el modelo provincial choca con las políticas de ajuste nacional.
En esa línea, Valenzuela describió una paradoja económica: una inflación en pesos «aparentemente controlada» pero insostenible en términos reales, con precios en dólares que empobrecen a la población, mientras –señaló—unos seis millones de argentinos viajaron al exterior en el primer cuatrimestre, consumiendo reservas que, describió como «la nafta de una primavera ficticia».
Esta situación se circunscribe en un contexto donde la devaluación del peso y la liberalización cambiaria encarecen los productos básicos y el salario real se derrumba, dijo, para recordar que según el INDEC, la pobreza alcanzó el 45% en el primer trimestre de 2024 en la Argentina.
A la política le preocupa esta situación económica que tiene impactos a veces no dimensionados en la población, como la falta de proteínas en la mesa de las familias («falta la milanesa») mientras la prioridad del gobierno nacional se centra en «puestas en escena», como “el conflicto” entre Javier Milei, Victoria Villarruel y Jorge Macri por el saludo que no existió –el domingo en la catedral metropolitana de Buenos Aires– y que escala a los medios y las redes sociales como grandes distractores.
El avance autoritario
El dirigente alertó sobre un clima político represivo latente en la Argentina actual, donde se reavivan las sospechas de que «el viejo aparato de la SIDE» opera contra periodistas y medios en una instancia de espionaje y redes sociales, agravado por la reivindicación de la dictadura de grupos que –dijo– circulan impunes mientras glorifican el último régimen militar.
Además, describió también una violencia institucional que crece, al vinculas los ataques de Milei a manifestantes («la fuerza represiva todos los miércoles» contra la marcha de los jubilados) con un «envalentonamiento» de sectores antidemocráticos en las fuerzas de seguridad.
En ese contexto, Valenzuela recordó la asonada policial en Misiones (en referencia a los disturbios de 2024), donde agentes armados «condicionaron al poder democrático», disparando con armas de fuego frente a la Casa de Gobierno, sede del Poder Ejecutivo democrático, en el centro de Posadas, la capital provincial.
Ante ese avance antidemocrático, el dirigente puso en contexto con una metáfora lo que para la política es un correctivo necesario, al que definió como el “antigripal democrático” y que hace referencia al instalado debate sobre la prohibición del voto policial en Misiones, vigente desde 1958 en la Constitución provincial, Si bien admitió su carácter controversial, lo vinculó a la necesidad de evitar que las fuerzas de seguridad sean instrumentalizadas, como ocurrió históricamente en otras provincias. Esta medida es un «antigripal democrático» ante el avance autoritario, disparó.
También describió un federalismo en crisis donde los provincialismos buscan sobrevivir. En ese sentido recordó que las economías regionales están abandonadas: y ejemplificó con el colapso de sectores clave en Misiones (yerba mate, industria forestal) por la falta de políticas nacionales. «Milei tiene cero interés en las economías regionales; su territorio es el virtual», describió, para rescatar un fenómeno que no pasa desapercibido dentro de las contradicciones electorales: así cuestionó a quienes votaron a Milei «en tres oportunidades» y ahora buscan ayuda del Estado provincial: «Es un contrasentido absoluto», dijo.
En la charla sobre el escenario de incertidumbre que vive la Argentina, también mencionó a la frontera como teatro político y tildó de «payasadas» el operativo de seguridad en Bernardo de Irigoyen (frontera con Brasil), impulsado por Patricia Bullrich, a la que definió como “la hermana de Rambo” por la afición de la funcionaria a mostrase vestida con ropa de combate. «Los mismos agentes federales que vendrán a controlar la frontera van a comprarán mercadería del otro lado», ironizó, subrayando la existencia de una integración binacional histórica que defiende la región.
Carlos Valenzuela diagnosticó también la reconfiguración política que está presente en la Argentina, con partidos nacionales en retirada, situación que fortalece a los provincialismos: “Las fuerzas nacionales (UCR, PJ) no comprenden la realidad local» y Misiones, con su modelo de estado propio (salud, educación y obras públicas), es un ejemplo que imitan desde otros distritos.
En ese contexto observó y criticó el porteñocentrismo, es decir, la obsesión de los partidos con el {Area Metropolitana de Buenos Aires (Amba) y la desconexión de Milei con el interior: «Vive en el territorio virtual de las redes. Es lo único que le interesa”, definió.
El análisis de Valenzuela expone los dilemas de una Argentina donde lo urgente (el hambre) compite con lo esencial (la democracia). Mientras el gobierno nacional navega en las redes, el interior se organiza. La pregunta es: ¿habrá tiempo para reconstruir un país que ya se está desintegrando?
En la entrevista, Valenzuela pinta un escenario de emergencia democrática: un gobierno nacional con rasgos autoritarios, economías regionales estranguladas y provincias buscando su supervivencia. Misiones emerge ahí como un caso testigo de la resistencia al ajuste, pero también de las contradicciones de un electorado que votó cambios y ahora reclama protección estatal. Su advertencia final es clara: sin un nuevo federalismo que escuche a los territorios, la grieta entre el poder central y las provincias seguirá creciendo, reflexiona.