Mar, 2 diciembre, 2025
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Patagonia

La producción avícola impulsa el desarrollo en la Patagonia Norte

La actividad avícola gana protagonismo en la Patagonia Norte, impulsada por una demanda en aumento y por la participación creciente tanto del sector privado como del sector público. Desde 2024, los Centros de Multiplicación de Aves (CMA) del INTA ubicados en Zapala (provincia del Neuquén) y en el Alto Valle (en Río Negro) comenzaron a comercializar aves: se trata de animales bebés que las familias compradoras destinan al autoconsumo. Asimismo también se amplió la venta a pequeños y medianos productores y emprendedores que ven en la avicultura -centrada en la producción de carne aviar y de huevos- una oportunidad concreta de negocio.

A esta oferta se suman distintas experiencias de compra conjunta de pavos híbridos, lo que se efectiviza desde el INTA Pergamino.

Este nuevo panorama de producción y comercialización de la actividad avícola, permitió generar datos regionales de productividad a partir de encuestas, entrevistas y visitas a establecimientos, realizadas por técnicos del INTA del Centro Regional Patagonia Norte, para poder identificar recursos y fortalezas que dinamicen al sector.

Un consumo en transformación


Durante 2024, el consumo de carne en Argentina alcanzó los 115 kilos por habitante por año, con un marcado cambio en las preferencias: la carne aviar y porcina avanzan, mientras que la vacuna establece un continuo en retroceso. Según datos de la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR, 2025), los argentinos consumieron el año pasado y en promedio por persona: 49,3 kg de carne aviar, 48,5 kg de carne vacuna y 17,7 kg de carne porcina.

El consumo de carne aviar trepó hasta los 49,3 kg./habitante por año promedio en Argentina en 2024.

El contraste con décadas anteriores es significativo: la carne vacuna pasó de un promedio de 84 kg por habitante entre 1950 y 1980 a los actuales 48,5 kg. En paralelo, el consumo de productos avícolas y porcinos se duplicó en los últimos 12 años.

En tanto que en una familia tipo de cuatro integrantes, el consumo mensual ronda los 121 huevos y 16 kilos de carne. Contando con cinco o seis gallinas ponedoras y seis animales de carne, esta demanda puede ser abastecida mediante la autoproducción. En la región norpatagónica, un pollo campero aporta entre 2,5 y 3,5 kilos de carne a los 3 o 4 meses, mientras que un pavo híbrido alcanza entre 6 y 8 kilos a los cuatro meses.

Un impacto productivo que muestra resultados


Los números de 2024 reflejan la magnitud del programa institucional de promoción y desarrollo del sector que se lleva adelante. En total, desde lo Centros de Multiplicación de Zapala y Alto Valle salieron:

  • 9.154 pollitas ponedoras Negra INTA
  • 2.994 pollitos Camperos INTA
  • 1.552 pavitos híbridos

En conjunto, estas aves llegaron a 792 productores de la región. En el Alto Valle, el 85% de las entregas se destinó al autoconsumo y el 15% a emprendimientos productivos. En Zapala, la relación fue más equilibrada: 51% para emprendimientos y 49% para autoconsumo.

La comercialización de aves se realiza en los Centros de Multiplicación del INTA en Zapala y en el Alto Valle.

La producción estimada a partir de estas entregas es elocuente:

  • Huevos: con una postura anual de 250 unidades por ponedora Negra INTA, se generaron 2.128.250 huevos.
  • Pollo campero: con un promedio regional de 3 kg por animal, la producción estimada es de 8.291 kg de carne.
  • Pavo híbrido: a razón de 8 kg por animal, se produjeron 9.933 kg de carne.

En total, la disponibilidad de productos avícolas generados alcanza los 145.922 kilos, lo que equivale a unos 15 kilos mensuales de proteína aviar por familia que adquirió aves a los Centros de Multiplicación Aviar durante 2024.

Un aporte económico creciente


La producción también deja su huella en términos económicos. Valorando los huevos en maples de 30 unidades a $8.000, el aporte regional asciende a casi $560 millones. Sumando los valores locales de carne -$6.000 por kilo de pollo y $8.000 por kilo de pavo-, se estiman $130 millones adicionales.

En conjunto, para las familias que adquirieron aves, esto se traduce en aproximadamente $73.310 mensuales, ya sea como ingresos directos por venta o como ahorro por autoconsumo.

Genética territorial


La articulación entre genética de calidad, capacitación técnica y acompañamiento institucional está logrando resultados visibles en el corto y mediano plazo. La estrategia no solo fortalece la seguridad alimentaria y genera ingresos, sino que también promueve un desarrollo territorial sostenible en una región donde las alternativas productivas suelen estar condicionadas por el clima y las distancias.

La avicultura, impulsada por el INTA y adoptada por cientos de familias patagónicas, confirma así su lugar como una actividad estratégica en el entramado productivo regional.

Redacción

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