Pablo Rodríguez Laurta, creador del grupo antifeminista Varones Unidos, recuperó la libertad en febrero de 2024 tras una pericia psicológica y psiquiátrica que concluyó que no presentaba riesgo inmediato “para sí ni para terceros”. Veinte meses después, cometió el doble femicidio de Luna Giardina y Mariel Zamudio en Córdoba, además del asesinato del remisero Martín Palacio en Entre Ríos.
Laurta había sido detenido en enero de ese año por “desobediencia a la autoridad, amenazas y violación de domicilio”, luego de ser hallado escondido en el techo de la casa de su expareja.
El informe forense, firmado por la psicóloga Marcela Scarafia y el psiquiatra Sebastián Nigro, estableció que el acusado estaba “estable anímicamente”, sin ideación auto ni heteroagresiva, y que no reunía criterios de internación. Sin embargo, los especialistas advirtieron que debía iniciar de manera inmediata un tratamiento psicológico y psiquiátrico sostenido en el tiempo, con control judicial.
“No fue nuestra área la que decidió su libertad”
En diálogo con Cadena 3, Scarafia subrayó que la pericia no define decisiones judiciales:
“No podemos responder sobre la decisión que se tomó —de liberar a Laurta— porque no es nuestra competencia. Nuestra área no hace el seguimiento ni evalúa la peligrosidad delictiva; solo el estado clínico puntual”.
La profesional aclaró que el informe describía en Laurta “una personalidad inmadura e impulsiva, con rasgos paranoides”, y que se consignó expresamente la necesidad de una intervención terapéutica inmediata.
“Advertimos que debía ser asistido por un psicólogo y un psiquiatra, con control de su tratamiento. No sabemos si eso se cumplió”, añadió.
Scarafia también explicó que en ese momento “no había riesgo de descompensación psiquiátrica”, pero sí se observaron “distorsiones cognitivas y rasgos paranoides” que podían evolucionar con el tiempo si no eran abordados.
Un caso con señales previas
Luna Giardina había huido de Uruguay en 2023 tras denunciar violencia de género y contaba con botón antipánico operativo, según la Justicia. Laurta mantenía una obsesión por su hijo y había intentado organizar un viaje a Uruguay poco antes del crimen.
Fue detenido en Gualeguaychú tras los asesinatos, luego de ser reconocido por una empleada de hotel gracias al Alerta Sofía.