Las temperaturas inusualmente altas, las inundaciones, las nevadas extraordinarias, las sequías, las precipitaciones intensas, todos estos fenómenos meteorológicos conforman los conocidos como eventos extremos derivados del cambio climático. Es decir, aquellos que se caracterizan por presentar una serie de valores que se alejan de la climatología media y que, además, resultan persistentes durante un periodo determinado y en lugares y épocas concretas del año. Todo esto trae como consecuencia una alteración de la estabilidad de los ecosistemas y, cuando esos eventos extremos se prolongan, pueden ocasionar grandes cambios, por ejemplo, en la distribución de las presas y en la cría de las especies. Entre las más afectadas se encuentran las aves marinas, sobre todo en el caso de los pingüinos, cuyos hábitats se encuentran amenazados en todo el hemisferio sur, según advierte un estudio reciente al respecto.
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