Un invierno que se caracterizó en la Patagonia por la falta de lluvias y de nevadas en la cordillera marca una situación crítica para la producción de ovejas, además de la multiplicación de predadores como el puma y los zorros que atacan a los animales.
Testimonio de una productora del campo
Raquel, una mujer que lleva años dedicada al campo en Chubut, relató la difícil realidad que enfrentan los productores locales: “realmente, el que tiene ovejas hoy en día es por amor al arte. No está dando nada el campo”.
Los ataques de pumas, cada vez son más frecuentes en la región, se suman a la sequía y a la caída del valor de la lana para complicar aún más la subsistencia de quienes mantienen esta actividad.
Además, la productora contó sobre el último ataque sufrido en un establecimiento a unos 20 kilómetros de Piedra Parada, “ayer (lunes), todavía no habían encontrado todo el daño porque el terreno es muy rocoso. Más de 10 ovejas se llevaron los pumas, y esto es todo el año”.
Una situación agravada
El problema se agrava porque en muchos campos cercanos no hay animales, ya que algunos propietarios los han abandonado o vendido. Esto genera que los pumas y otros depredadores, como el zorro colorado, se acerquen a buscar alimento donde aún quedan ovejas. “Hay muchos campos que están vacíos, y el animal busca dónde comer, es lógico”, añadió.
La situación tiene a muchos criadores de la zona en una encrucijada: seguir apostando por la cría de ovejas o dar por terminada una tradición que parece estar llegando a su fin. “No sé si vamos a seguir o si cambiaremos la producción. Eso lo decidirá mi esposo con los socios. Porque sumando todo, entre la sequía, la pérdida de animales y el bajo precio de la lana, el esfuerzo no se ve reflejado”, expresó con preocupación.
Cada vez son menos los productores que mantienen su actividad. “Se vació el campo, cada vez que vamos nos enteramos de que tal productor se fue, que otro vendió. Por suerte aún quedan algunos con ovejas y vaquitas, pero la realidad es que no queda mucho”, agregó Raquel, que pese a todo mantiene el amor por el campo.
La cría de ovejas en Piedra Parada y zonas aledañas enfrenta un futuro incierto, golpeada por la naturaleza y por la crisis económica que desmotiva a muchos a continuar con esta tarea que, más que un negocio, parece ser hoy un acto de pasión y resistencia.