En 1908, el Ayuntamiento de Barcelona concedió no solo un premio, sino distinguido con el calificativo de “extraordinario”, a un establecimiento comercial de 1907: Butsems & Fradera.
He aquí una prueba del ambiente que había enraizado en la ciudad al amparo del modernismo. El Ayuntamiento, a propuesta del destacado funcionario Carles Pirozzini, había creado en 1899 un premio anual para galardonar edificios y tiendas junto con sus creadores. El hecho de que un establecimiento también mereciera tal distinción es indicativo del grado de sensibilidad que imperaba. Y el que aquí se comenta era la simple tienda céntrica de una fábrica.
El estilo modernista del arquitecto August Font se ganó el calificativo de extraordinario
Se confirmaba lo que el poeta había evocado con su grandeza habitual, “res no és mesquí”, que nos dejó escrito Salvat Papasseit con permanencia lapidaria.
Pese a que Alexandre Cirici dictaminó que no era modernista, la reconocida experta Raquel Lacuesta no dudó en dedicarle dos páginas ilustradas en su magistral libro El modernisme perdut.

El comercio dedicado a materiales de la construcción estaba en la calle Pelai, 22
DESCONOCIDO / IMAGEN CEDIDA POR EL ARXIU FOTOGRÀFIC DE BARCELONA
Carles Butsems i Macià había fundado la empresa en 1856. Estaba dedicada a producir diversos materiales de construcción; verbigracia, piedra artificial y aquellos mosaicos hidráulicos que al punto impuso la moda y que al ser tendidos como pavimento en las viviendas alcanzaban la belleza de alfombras de eterna duración. Se iba a entablar en esta especialidad la competencia con la firma Escofet.
Si la fábrica fue asentada en el barrio del Poble Sec, calle França Xica, la tienda mereció una centralidad notoria, la que le brindaba ya entonces la calle Pelai, 22, después ocupada por el hotel Lleó. Y el nombre Butsems & Fradera respondía ya a una incorporación familiar, el yerno.
Cuando en 1902 moría el fundador, el negocio era tan boyante que los sucesores se atrevieron a poner en pie en Vallcarca una fábrica de cemento, que no tardó en ampliarse con especialidades como el portland y la cal hidráulica. En 1933 ya se denominaba Cementos Fradera.
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La tienda de Pelai había sido proyectada por el destacado arquitecto August Font, celebrado autor del palacio de Belles Arts (Exposición Universal del 88). La fachada aparecía realzada con policromía en paneles elegantes de formato japonés. El alcalde Francesc Puig i Alfonso llegó a media inauguración, lo que evidenciaba su deseo de no faltar.
CUADERNO BARCELONÉS
Portal desangelado
Ya era hora que el Portal de l’Àngel, por su nobleza, historia e intensidad ciudadana recibiera el trato que a todas luces merece. Se va a remodelar por fin todo el pavimento y el de la vecina calle Arcs. En diversas ocasiones he denunciado este fracaso palmario, y no le han prestado el menor caso. Se limitaban a remendar. Y así han repetido el gasto caro e inútil a lo largo de los años y bajo sucesivas alcaldías de lo más variadas. Piezas quebradas, descantonadas, desequilibradas por hundimientos que elevan la parte contraria y provocan tropiezos. En fin, un muestrario insoportable de mediocridad constructiva. Y lo más grave es la descarada permanencia desde hace no pocos años de una gran zanja en la esquina de Duran i Bas: la compañía de servicios se limitó a cubrirla con asfalto. Pido saber el nombre de la empresa. Me entretuve en averiguar las piezas que allí faltan: unas 140 mal contadas. El nuevo modelo de baldosa será más resistente para soportar el tonelaje de los camiones, pero deben corregir la base del terreno, pues un asiento inadecuado como el presente abocará al fracaso.