El distrito de Ciutat Vella está afrontando una profunda revisión urbanística. Sus estandartes son las reformas de la Via Laietana y de la Rambla. Ambas iniciativas fueron pergeñadas durante los mandatos de la alcaldesa Ada Colau. Una y otra son también resultado de muchas concesiones, negociaciones y muy delicados consensos. A pesar de ello la trascendencia de semejantes transformaciones todavía genera inquietudes. Porque son obras de ciudad que marcan la relación de Ciutat Vella con el resto de Barcelona y también de Barcelona con el resto del área metropolitana.
Son unas remodelaciones clave para superar el creciente desapego que este lado de la urbe despierta entre muchos ciudadanos. De ahí las inquietudes, de ahí el temor a que el tiro salga por la culata. Además, en estos momentos, el ejecutivo del acalde Jaume Collboni dibuja una serie de proyectos mucho más quirúrgicos para tratar de recomponer una larga lista de rincones tremendamente densos y en ocasiones asfixiantes. Este paseo arranca en el parque de la Ciutadella.
Uno de los grandes retos del distrito es superar la desafección ciudadana que desató la pandemia entre tantos vecinos de la ciudad y del área metropolitana
Últimamente este histórico recinto atraviesa momentos complicados. Muchas personas viven aquí en tiendas de campaña. Además, la masificación turística atrae a una larga retahíla de vendedores ambulantes. Pero el lugar no está dejado. La Ciutadella contará el año que viene con un nuevo sistema de riego, el remozado Hivernacle disfruta de una gran éxito ciudadano, este otoño arrancarán las obras de rehabilitación del Castell dels Tres Dragons…
Actualmente este inmueble es la sede científica del Museu de Ciències Naturals de Barcelona, únicamente abierto para consultar sus colecciones. El nuevo Castell dels Tres Dragons, sin embargo, ya en el próximo mandato, acogerá espacios de exhibición, un auditorio, una cafetería singular donde también tendrán lugar actividades divulgativas y también una biblioteca especializada. Porque este histórico parque también está llamado a convertirse también en un hub de conocimiento científico, en lo que ya se conoce como la Ciutadella del Coneiximent.
Reforma de la Via Laietana
Para reducir el trárico y ampliar las aceras

1 Las obras empezaron en 2022 y su fin es inminenteLa primera fase, entre Urquinaona y Antoni Maura, cuesta 16,8 millones, y el resto, hasta Idrissa Diallo, otros 16,132,9 MILLONES
Además, en estos momentos, los técnicos del Ayuntamiento están reuniendo propuestas con el objetivo de potenciar el eje que dibujan las calles Princesa, Jaume I y Ferran, entre la Ciutadella y la Rambla. Fuentes municipales abundan que el objetivo de esta iniciativa es aumentar el espacio de paseo a fin de impulsar el comercio y mejorar las conexiones con las nuevas Via Laietana y Rambla. Que a los barceloneses no les dé tanta pereza perderse por estas calles. Se trata de un proyecto también a desarrollar durante el próximo mandato.

Muchos negocios a una lado y otro del vial temen que las restricciones al tráfico privado les aíslen
Àlex Garcia
Entonces, si todo va bien, la Via Laietana ya no será uno de los ejes más desagradables, ruidosos y molestos de Barcelona. Pese a que en algunos tramos aún se antoja todo manga por hombro, tras más de tres años, estas obras se acercan por fin a su fin. Fuentes del sector inmobiliario señalan que la demanda de locales comerciales está creciendo, sobre todo en del tramo ya remodelado, entre las plazas Urquinaona y Antoni Maura. Además, en la zona todavía en obras encontramos ya varias iniciativas destacadas.
Ya abrió el coworking de Aticco en el Casal del Metge. Núñez i Navarro hizo de la Casa Bartomeu Trias el Pier 07, dedicado a empresas de salud y ciencias de la vida. CC.OO. reestrenó su sede. Y el Ayuntamiento trasladará dependencias administrativas a varias plantas del 8-10. La apertura de un hub empresarial digital en Correos de la mano de la Zona Franca y el Ayuntamiento ha de poner la guinda. Pero por ahora algunas discrepancias institucionales lo están frenando.
Únicamente las restricciones previstas al tráfico privado en la remozada Via Laietana están frunciendo los ceños del muchos comerciantes del propio eje y sobre todo de los barrios del Gòtic, la Barceloneta y de Sant Pere, Santa Caterina i la Ribera. La Via Laietana siempre fue la gran correa de transmisión entre las partes alta y baja de Barcelona. Muchos temen que las limitaciones a la movilidad aislen un poco más este lado de Barcelona. Son resquemores que también comparten muchos comerciantes de la Rambla.
En la Rambla, en el eje más singular de Barcelona, en su rincón más visitado, aún funcionan negocios que no resultan insultantes. Pero aquí también cunde el temor a que las dificultades para acceder al centro terminen por expulsar a los visitantes de otros barrios y del resto del área metropolitana que aún bajan hasta aquí, y también a que entonces el paseo se entregue ya del todo a las paellas recalentadas. Los oportunistas dedicados a las camisetas con mensajes groseros aguardan a que las pérdidas que estas obras ocasionan en muchas cajas registradoras dejen locales libres.
A la Rambla aún le quedan al menos un par de años de trabajos. Tratando de compensar los inconvenientes se abren ya diáfanos, oxigenados y despejados los nuevos espacios de la parte baja. La retirada de las restricciones al riego que comportaba la sequía están haciendo florecer a un alegre ritmo primaveral los nuevos parterres. Y en la parte alta, contra todo pronóstico, no hace mucho el alcalde Collboni anunció que el teatro Capitol levantará de nuevo el telón en el 2027. Hasta los más optimistas pensaban que el lugar acabaría albergando un súper. El impulso de la vida cultural es clave para que los barceloneses regresen al centro.