Después de casi cuatro meses de negociaciones, la fumata blanca ha llegado finalmente en territorio neutral. Ni en Estados Unidos, ni en la Unión Europea, sino en Escocia. Ha sido en la localidad de Turnberry, en una de las propiedades de golf de Donald Trump, donde el presidente estadounidense y la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, han cerrado un principio de acuerdo para poner fin al primer capítulo de la guerra arancelaria desatada por el magnate, que ha tensado de gran manera las relaciones entre ambas potencias y la confianza de Europa en el socio americano.
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