Durante siglos, los habitantes de Castel Gandolfo, los castellani , observaban la llanura en dirección a Roma: “Si se levantaba el polvo, significaba que la delegación del Papa estaba en camino, y entonces comenzaban los preparativos”. Alessandra De Vivo, guía turística y memoria viva del pueblo, cuenta que en ese momento todo el mundo se movilizaba.
Hoy, cuando basta un teléfono para seguir en tiempo real cada movimiento del Papa, la emoción de los vecinos sigue siendo la misma. León XIV, retomando una tradición interrumpida por Francisco, ha vuelto a esta residencia veraniega situada a 30 kilómetros de Roma, con vistas a un lago volcánico y al mar Tirreno al fondo. Se alza sobre las ruinas de la suntuosa villa del emperador Domiciano (81–96 d.C.), el Albanum Domitiani, que se extendía durante 14 kilómetros cuadrados hasta el lago Albano.
La residencia papal de Castel Gandolfo, formada por un conjunto de propiedades, nació de una deuda impagada. Donde hoy se encuentra el Palacio Apostólico —que Bergoglio transformó en museo— estaba la villa de la familia Savelli, confiscada por el papa Clemente VIII por una deuda con la Cámara Apostólica, que se hizo con la propiedad. En el siglo XVII, el papa Urbano VIII Barberini convirtió el lugar en residencia veraniega de los pontífices, encargando la construcción de un palacio al arquitecto Carlo Maderno, el mismo que diseñó San Pedro.
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A lo largo de los siglos, el complejo fue transformándose: Alejandro VII encargó nuevas obras a Gian Lorenzo Bernini, Clemente XIV compró la vecina Villa Cybo y Pablo V ordenó restaurar los antiguos acueductos romanos. Ya en el siglo XX se construyeron conexiones entre los tres parques del recinto: el Jardín del Moro, Villa Cybo y Villa Barberini.
Durante la Segunda Guerra Mundial, las propiedades vaticanas se convirtieron en refugio para miles de desplazados que huían de los bombardeos aliados en la zona de los Castelli Romani. Se calcula que casi 12.000 personas encontraron protección en los jardines y edificios del complejo. En los registros del municipio figuran al menos 40 nacimientos ocurridos en los palacios vaticanos durante aquellos meses trágicos. Una historia poco recordada, que se revive hoy en una exposición fotográfica incluida en la entrada a los museos.
Estos días, el papa León XIV ha optado por descansar en Villa Barberini y no en el Palacio Apostólico, convertido en museo y abierto al público. Allí pueden visitarse los antiguos espacios privados, incluida la habitación de los papas.