Lali Espósito y los 60 años de Revista GENTE: “Mi primera tapa”

Venía de ¡siete tapas! -hay que decirlo-, como integrante de Teen Angels la banda pop argentina formada en 2007 -a partir de la telenovela juvenil Casi ángeles-, se mantuvo activa durante seis años e integraba junto a Peter Lanzani, la China Suárez, Nicolás Riera y Gastón Dalmau. Pero el protagonismo exclusivo y central le llegó el 5 de mayo de 2015, para la edición 2598 de Revista GENTE. Ese día y en ese número, Mariana “Lali” Espósito llegó a nuestra portada para no ir nunca más.

Bajo el título “Apuesto a los valores, no al escándalo”, así resumía su copete el contenido de la nota: “A los 23, arrasa en la tele y en la música. Esperanza mía es la tira nacional mas vista y A bailar, su álbum debut, es Disco de Oro. Frontal, habla de todo: los amores prohibidos, los mediáticos sin escrúpulos y los egos en el ambiente. Las confesiones de una chica de barrio que llego al éxito sin cambiar sus costumbres”.

Lali Esposito — Su primera portada plena: el 5 de mayo de 2015 para la edición 2598.

¿La nota? Escrita por la inquisidora e inquieta pluma del periodista Juan Cruz Mariño e ilustrada por las increíbles fotos de Chris Beliera, no sólo presentaba quién era y hacia dónde soñaba avanzar aquella cantante y actriz que llevaba una docena de años en la pantalla chica (Rincón de luz -2003-, Floricienta -2004/5-, Chiquititas sin fin -2006-, Casi ángeles -2007/10-, Cuando me sonreís -2011-, Dulce amor -2012-, Solamente vos -2013/14-): anunciaba el despegue individual que la llevaría a su realidad actual: la de un talento indiscutible que ya habita el cielo de las celebridades.

Aquí, un recorrido por aquella nota, acompañado por un extra inédito: imágenes de la producción que no fueron utilizadas una década atrás ni jamás se vieron.

“Su despertador suena a las 6.45 -arrancaban los casi diez mil caracteres que moldeaban la nota y ahora replicamos de manera textual-. “Una alarma inmunda, porque cuando intenté poner un tema de David Guetta, la canción se me metía en los sueños y seguía durmiendo”. Se baña todas las mañanas en ocho minutos y, sin desayunar, se sube al taxi cerca de las siete. “Por lo general corro, porque suelo llegar un poco tarde a todos lados. Salgo con el pelo mojado y con el bolso que ya tengo armado del día anterior”.

“Lali Espósito (23 -hoy de 33-) detalla su agenda. Está sentada en una de las salas de reunión de Pol-ka, donde suele juntarse con alguno de los 25 actores que forman parte del elenco de Esperanza mía, que coprotagoniza con Mariano Martínez (“un capo”), el segundo programa más visto del día, detrás de Las mil y una noches (ambos por El Trece).

Su día continúa con un desayuno a media mañana. “Tostadas con queso y mermelada y mucho mate cebado por mí. Me gusta presumir de mi buena calidad de matera. Son dulces, eso sí”, aclara la chica nacida en Parque Patricios que adoptó a Palermo como su barrio, donde vive sola desde hace más de tres años.

Todavía rememora cuando su padre, Carlos, entrenador de fútbol amateur, la despertaba a la madrugaba para charlar de la vida. “Eso no lo perdí. Siempre que puedo, me junto en casa con mis viejos y mis dos hermanos, Ana Laura y Patricio”. Su madre también está muy presente en su vida: María José es visitadora médica y siempre aportó plata y fuerza de trabajo para su familia. “Me acuerdo cuando íbamos al club, en Parque Patricios, y mi vieja les regalaba ropa a los chicos que la necesitaban. Yo me la pasaba patinando y viendo jugar al fútbol al Kun Agüero: debo ser su primera fan”.

Su compromiso en el canal termina a las seis de la tarde. Después ocupa su tiempo en sus proyectos. “Hoy, por ejemplo, tengo una reunión de vestuario para la gira, pero en el medio tengo que ir a la peluquería, porque hace como diez años que no voy”, exagera. Finalmente, la ropa de cama llega pasada la medianoche. “El pijama me lo pongo a eso de las dos. Trato de ver el capítulo del día (por El Trece Tevé, no es chivo) y recién ahí me voy a dormir”. Mientras duerme no trabaja, explica y se ríe. A las 6.45 vuelve a sonar el mismo ruido odioso de todos los días. “La vida que llevo, a veces no me deja dormir más de cuatro horas, pero mi cuerpo se la banca”.

-¿Éste es tu mejor momento?
-¿Tendré uno mejor en el futuro? No lo sé. Hasta ahora, a mis 23 años, estoy viviendo un gran momento. Lo mido por mi nivel de felicidad. Yo me siento tan plena y feliz que a veces me asusta, me da un poco de miedo.

-¿Tiempo para el psicólogo tenés?
-No. Quise ir cuando era adolescente, pero la vida no me dejó. Ya lo voy a hacer. Me parece que está bueno. Yo me considero muy autosuficiente, pero eso puede ser un error, porque a veces no puedo con todo.

-¿Qué fue lo último que leíste?

–Lazos de amor, de Brian Weiss. Me copa. Me volví fan de su mundo. Ya había leído Muchas vidas, muchos maestros, su primera obra, y me había parecido espectacular. Si antes me preguntabas en qué creía, no sabía cómo explicarlo. Después de leerlo, te digo: creo que somos almas pululando por este mundo, no por casualidad, que vamos camino hacia algo que se termina. Lo que no acaba nunca es el espíritu que le da vida al cuerpo. También creo que todos cargamos con cosas que traemos de una vida pasada.

-¿Creés en Dios?

-Es un concepto. No me lo imagino como un señor pulcro y de barba, pero está bueno ponerle un nombre. Para mí, es una energía más poderosa que la que nosotros podemos manejar. Yo no sigo el camino de la espiritualidad, pero lo reconozco. Para mí Dios es el Universo: todos formamos parte de él.

-¿Tenés que ser un ejemplo para tus fans?

-No. Más que responsabilidad, tengo que tener conciencia. Yo me muestro como soy, con errores y virtudes, pero no soy un OVNI ni pretendo ser un modelo. No cargo con mochilas que no me corresponden.

-Tampoco sos Miley Cyrus.

-Quiero romper estructuras a través del arte: apuesto a los valores, no al escándalo. Tendría poco valor como artista si tuviera que llamar la atención desnudándome por Instagram, ponéle. No soy así.

-¿Quién es tu modelo?

-No lo tengo tan definido. Si pienso cuando era chica, los primeros conceptos que se me grabaron a fuego fueron los de mi viejo. Me acuerdo que me despertaba a la madrugada (tenía colegio al día siguiente), me preparaba una chocolatada y charlábamos de la vida, los dos en pijama. Me acuerdo también de los viajes en auto. Tenía ocho años y ya hablábamos de la muerte y de temas fuertes. Hoy tengo una relación más normal, pero de chica era mi ídolo.

-¿Había tabúes en tu casa?

-No. Se hablaba de todo, no había temas prohibidos. De hecho, para el que nos miraba de afuera éramos bichos raros.

-¿Te daba vergüenza?

-No, al contrario, me daba orgullo. Veo a cada padre inmundo con sus hijos famosos, que me doy cuenta de que los míos son increíbles.

-¿Te imaginás como madre?

-No sé. ¿Quiero serlo? Sí. ¿Me imagino como tal? No. No sé si este mundo me gusta mucho como para tener un hijo. A veces me hace ruido, pero quiero intentarlo. El amor que despierta un hijo -lo sé por mi hermana- supera a cualquier otro. Es una experiencia por la que quiero pasar, aunque me falte hacer ochenta cosas antes.

-¿A Benjamín Amadeo (Nota de la Redacción: lo era en ese momento), tu novio, lo ves como papá?

-Sí, total. No somos la pareja típica que planea todos los pasos que va a dar, pero él tiene una gran relación con los chicos. Va a ser un papá genial. Tiene el instinto paternal a flor de piel. Yo parezco medio fría con mi respuesta, pero cuando estoy con mis sobrinos se me cae la baba.

-A propósito de Esperanza mía, ¿Benja fue alguna vez un amor prohibido?

-Prohibido no, polémico sí. La gente no nos imaginaba juntos. Como nuestras personalidades son nada que ver, para el de afuera era un imposible. Después nos veían juntos y entendían todo. Somos opuestos complementarios. Yo soy pura energía para arriba y él es sumamente tranquilo; así nos equilibramos.

-¿Te solía gustar otro tipo de hombres?

-Benja no entraba en mi mapa amoroso de ese momento: me llevaba ocho años y yo venía de estar de novia con Peter (Lanzani), que era otro mundo. Para mis viejos también era una locura. Pero después se acomodó todo.

-¿Tuviste un amor prohibido alguna vez?

-No recuerdo… Pero sí me acuerdo de mi amor platónico. Lloré mucho por Johnny Depp. Para mí había una conexión entre nosotros. Nuestras almas estaban hechas para vivir juntas… ¡aunque él no sabe que existo!

-¿Creés que ellos son más proclives al engaño?

-Puede ser que haya más hombres que engañan. En general, para las mujeres tener una relación estable tiene una importancia diferente. Pero no me hago cargo de eso. Yo hoy decido estar en pareja con Benja, y con na- die más, porque no creo que alguien pueda entregar- me el amor que él me da. Es una elección, tomada con seriedad y libertad.

-¿Las infidelidades se perdonan?

-Hay gente que lo hace. Y no está mal: todos nos podemos equivocar. Eso sí: si lo hacés, que sea de verdad. Nadie subsiste con rencores.

-¿Le mandaste un mensajito a Peter por su última ruptura?

-No, no correspondía. Pero siempre nos mandamos mensajes felicitándonos por nuestros trabajos. Yo me alegro mucho por él, y él también por mí. Tenemos una linda relación y nos queremos mucho. Yo nunca mezclo las cosas ni me enrosco.

-¿Benja habla con sus ex?

-Sí, hasta es muy amigo de una… Pero está todo bien, no me molesta. Me elige a mí todos los días. Yo soy su novia; no tengo por qué pensar que pasa algo raro.

-Aparentás ser muy simpática. ¿Cómo son tus momentos de mal humor?

-Soy la peor. Así como estoy de buen humor casi todo el día, admito que cuando estoy mal se me nota mucho. Me cambia la energía y se me ve en la cara. Empiezo a usar palabras que no uso y a sentirme incómoda con mi cuerpo, como invadida. Benja es el primero en absorberlo, pobre, pero enseguida me limpia con su energía. Mi novio es un poco mi refugio.

-¿Qué admirás de vos?

–Está bien quererse. Yo tengo cosas re lindas y cosas horribles. Lo que admiro es mi capacidad de trabajo y el entendimiento de toda la maquinaria que hay atrás nuestro. Tengo un trabajo muy egocéntrico como para permitirme ser el centro del Universo. Si te descuidás, el ego en la tele te puede hacer muy solitario. Y yo sé que sola no podría hacer nada.

–¿Extrañás el anonimato?

–Para nada. Estoy muy acostumbrada. A lo sumo, cuando me abrumo pienso en Messi y me tranquilizo. ¿Cómo hará para soportar tanto fanatismo? Sólo él lo sabe.

-¿La plata nunca te sedujo?

-Tengo una relación distante con ella. De chica me impactó darme cuenta de que podía ayudar a mi familia, pero no más que eso. No me gusta hablar de “tener” plata: eso no define a nadie. La plata hay que gastarla o invertirla. El miedo es no tenerla. Si la tengo, enseguida la gasto en mis proyectos.

-¿Te invadió alguna vez miedo a no tenerla?

-Vi mucho a mis viejos rompiéndose el lomo para traer plata a casa, pero nunca me faltó nada. A lo sumo no me podían comprar las zapatillas de brillo que quería, pero no me afectaba… Soy muy sencilla.

-¿Recordás amigas con mucho dinero?

-Me acuerdo de una cuya casa era una juguetería, literal. Vos entrabas al cuarto y veías un mueble hasta el techo repleto de Barbies. Sumaba, fácil, más de 350. Yo, apenas tres.

-¿Armabas tus novelas con esos tres personajes?

-Re. No tenía a Ken porque era caro, pero el osito inmundo que tenía hacía de Mariano Martínez… Ponía mucha imaginación. En mi cabeza había un mundo de colores muy grosso. Con la música lo exterioricé. Me ponía a bailar frente al espejo y era feliz. Todavía lo hago -finalizaba aquella nota que acompañaba la primera portada plena de Lali es GENTE.