El reencuentro entre Mauro Icardi y sus hijas, Francesca e Isabella, no fue un suceso espontáneo, sino el resultado de un estricto «operativo» judicial orquestado por el Ministerio Público Tutelar. Los detalles de las obligaciones y advertencias impuestas al futbolista fueron plasmados en un documento clave firmado por la licenciada Fernanda Matera.
El informe de Matera, que fue leído en detalle este martes en el programa El Diario de Mariana (América TV) no solo establece las reglas de convivencia para los días de Icardi en Argentina, sino que también realiza un fuerte diagnóstico de la situación familiar, repartiendo señalamientos críticos hacia ambos padres por igual.
La licenciada Matera, que ha estado trabajando «incansablemente», dejó en claro que la prolongada separación y los conflictos responden a intereses ajenos al bienestar de las menores. El informe establece textualmente: «Desde el punto de vista psíquico jurídico, estas maniobras que hacen referencia Wanda y Mauro con respecto a sus hijas no responden a necesidades del niño o niña adolescente, sino conflictos adultos no tramitados».
Este enfoque, que se alinea contra el «adultocentrismo» en temas de minoridad, subraya que las disputas de los padres impactan directamente en los sentimientos de las niñas. De hecho, Matera señaló que la «conducta también es mantenida por el señor Icardi» a través de publicaciones en redes sociales que «retroalimentan el conflicto», generando «dolor psíquico».

Anteriormente, el informe también había consignado que la señora Wanda Nara persistía en «conductas negativas que conforman maniobras obstructivas indirectas», tales como «cautelares, posteo en redes y comentarios contra el señor Icardi y su pareja».
Dado el historial de conflicto y las obstrucciones mutuas, la Justicia, junto con Matera, articuló una estrategia para garantizar la «normalidad y naturalidad» del encuentro. El punto clave fue la coordinación previa, donde Matera se contactó «a las terapeutas de ambas niñas, como a las autoridades de la institución escolar». Este fue el motivo por el cual Icardi tuvo una reunión con la directora y el grupo de terapeutas y la reunión paterno-filial inicial se realizó en la escuela.
El objetivo de esta coordinación fue «articular estrategias que garanticen una red de contención durante el desarrollo del encuentro» y la estadía con su progenitor. El documento final no solo recomienda, sino que exige una serie de compromisos por parte de Mauro Icardi. Estos puntos fueron un acuerdo pautado entre Wanda, Icardi, sus abogados, Matera y el juez Hagopian.
Los 5 puntos que debe cumplir Mauro Icardi en su estadía en Argentina
El informe considera «esencial que señor Icardi pueda comprometerse a acompañar a sus hijas a las actividades escolares que ellas mismas lo convocan». Pero el centro de las obligaciones recae en el sostenimiento del apoyo psicológico y el respeto a la privacidad:
1. Contacto con Terapeutas: Icardi debe «mantener en contacto con las dos psicólogas» de las niñas.
2. Continuidad Terapéutica: Los tratamientos psicológicos que realizan las niñas «no deben suspenderse por la estadía de su progenitor». Icardi debe ahora llevar a las niñas a todas sus sesiones de terapia, además de sus actividades escolares.
3. Reserva Absoluta: Se exige «mantener la absoluta reserva» para «preservar la intimidad de las niñas».
4. Cumplimiento Cautelar: Icardi debe «cumplir las cautelares».
5. Organización Detallada: Se insta al señor Icardi y a sus letradas a comunicar de forma directa «los horarios y días de sus respectivos tratamientos, como toda la organización del encuentro paterno filial».
Otro punto crítico del documento fue la advertencia directa de Matera a Wanda Nara sobre la importancia de colaborar, ya que en el pasado hubo incidentes que causaron gran daño emocional a las menores.
Matera fue enfática: «Bajo ningún aspecto debe reiterarse los desafortunados sucesos de un pasado». Esta referencia alude al conflicto ocurrido en el Chateau Libertador, el cual tuvo un «impacto tan traumático que esto trajo aparejado para ellas», resultando en un distanciamiento de cinco o seis meses sin ver a su padre.
Icardi, por su parte, demostró cumplir al pie de la letra con el acuerdo. Por ejemplo, se pautó que debía asistir solo a la escuela, y aunque se confirmó que se quedaría en la casa que comparte con su pareja, la China Suárez, en Zona Norte, se priorizó que las niñas pasaran tiempo primero con su padre antes de la incorporación de otras figuras, demostrando buena predisposición de las dos partes para que la dinámica pudiera «fluir».
El documento del Ministerio Público Tutelar funciona como un contrato social y psicológico que obliga a los padres a dejar de lado sus disputas materiales —como la controversia por el pago de $3,000 de cuota alimentaria, que la jurisprudencia considera un derecho autónomo— y concentrarse en la red de contención necesaria para mitigar el daño causado por sus «conflictos adultos».





