El pasado martes, el presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, ofreció en su residencia en Florida una conferencia de prensa en la que se hizo patente su faceta más expansionista e imperialista. Un Trump desencadenado que no tuvo empacho alguno en afirmar que no descarta el uso de la fuerza militar y de la presión económica para lograr la anexión de Groenlandia y recuperar el control efectivo del canal de Panamá. Tampoco ocultó sus presiones a Canadá y su deseo de que se convierta en el estado 51.º de EE.UU., e incluso anunció que cambiará el nombre del golfo de México para rebautizarlo como “golfo de América”.
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Redacción
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