Las ciudades son el reflejo de sus países. Concentran gran parte de la población debido a su dinamismo económico y mejores oportunidades laborales en comparación con las zonas menos pobladas. En América Latina, la urbanización ha sido en gran medida irregular, con un crecimiento desordenado que ha impulsado la expansión de las periferias y largos desplazamientos entre el hogar y el trabajo.
De cara al futuro, las ciudades seguirán creciendo rápidamente. Según datos de la ONU, en 2018, el 81% de la población de América Latina y el Caribe residía en zonas urbanas, una tasa superior al promedio global de urbanización (56%), lo que posiciona a la región como una de las más urbanizadas del mundo en desarrollo. Para 2020, se estimó que 321,2 millones de personas vivían en las metrópolis de la región y se prevé que este número aumente en 53 millones entre 2020 y 2035. También se proyecta que en 2050 el 89% de la población de América Latina y el Caribe vivirá en áreas urbanas. Este crecimiento, aunque impulsa la economía, también plantea retos en infraestructura, cambio climático, desigualdad social y seguridad.
El futuro exige ciudades con servicios básicos más eficientes y sostenibles. La Corporación Financiera Internacional (IFC, por sus siglas en inglés), miembro del Grupo Banco Mundial dedicado al desarrollo del sector privado en los mercados emergentes, ha apoyado a las ciudades en múltiples áreas, incluyendo transporte urbano, gestión de agua y residuos, salud, educación e iluminación. Un ejemplo paradigmático de este apoyo es el de TransMicable, un sistema de teleférico en Bogotá vinculado con TransMilenio, un sistema de autobuses rápido (BRT) que conecta con Soacha. El proyecto benefició a cerca de 700,000 usuarios en una de las zonas más pobres de Bogotá, reduciendo su tiempo de viaje de 60 a solo 13 minutos.
El cambio climático se ha posicionado como uno de los principales desafíos de las ciudades en el mundo. Según datos del World Resources Institute (WRI), América Latina es responsable de aproximadamente el 8% de las emisiones globales de gases de efecto invernadero (GEI), lo que comparado con países como China (30%) y Estados Unidos (14%) es bajo, pero sigue siendo una porción significativa que atender. Las ciudades necesitan adoptar estrategias integradas de planificación urbana ecológica. Estas incluyen inversiones en espacios verdes e infraestructuras sostenibles que no solo reduzcan las emisiones, sino que también mejoren la calidad de vida de los habitantes urbanos.
En ese sentido, IFC se asoció con la Municipalidad de Lima, Perú, para utilizar APEX, una aplicación desarrollada por el IFC para detectar oportunidades de inversión climática en ciudades con economías emergentes. El ejercicio logró priorizar 32 inversiones en energía, transporte, residuos y agua, con el potencial de reducir un 30% las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) para 2030.
La equidad también es una parte esencial en la composición de las ciudades del futuro. El Banco Mundial, en su informe de Pobreza y Equidad en México, resalta la importancia de políticas sociales eficientes y una inversión robusta en infraestructura para combatir la pobreza. Recomienda fomentar un crecimiento inclusivo que integre a más mujeres al mercado laboral, mejore las condiciones económicas y promueva la formalización del empleo, garantizando así una distribución más equitativa de la riqueza y oportunidades.
La equidad, la lucha contra el cambio climático y la seguridad se relacionan intrínsecamente. La seguridad en las ciudades trasciende la mera prevención del delito; abarca también la protección frente a desastres naturales y emergencias sanitarias. La construcción de infraestructuras resilientes y la implementación de sistemas de alerta temprana son fundamentales para salvaguardar a la población. Además, la promoción de la cohesión social y la reducción de la desigualdad contribuyen a crear entornos urbanos más seguros y cohesionados.
Camila Rodríguez, gerente regional de Infraestructura y Energía para Europa y América Latina de IFC, asegura que invertir en las ciudades es apostar por el futuro y la prosperidad de sus habitantes. “Al invertir en infraestructura sostenible, crear empleos y promover la inclusión social, construimos ciudades que no sólo prosperan económicamente, sino que enriquecen la vida de las personas que viven en ellas”.

La materialización de proyectos urbanos ambiciosos requiere soluciones de financiamiento adecuadas. IFC alcanzó inversiones récord de 56.000 millones de dólares en el año fiscal 2024, reflejando un compromiso robusto con el desarrollo de infraestructuras urbanas sostenibles. Estas inversiones se orientan a proyectos que integran al sector privado en la creación de soluciones innovadoras para los desafíos urbanos, desde el transporte sostenible hasta la gestión eficiente de residuos.
Las ciudades del futuro deben ser composiciones armoniosas donde la infraestructura robusta, la sostenibilidad ambiental, la equidad social, la seguridad integral y el financiamiento innovador se entrelazan en una sinfonía que celebre la vida urbana en toda su plenitud. Cada decisión tomada hoy resonará en las generaciones venideras.