Este jueves 9 de abril, la Argentina vivirá un nuevo paro general convocado por la CGT, la central sindical más poderosa del país. Será el tercer paro nacional contra el presidente Javier Milei, quien lleva menos de un año y medio en el poder.
La medida promete paralizar gran parte del país y es leída como una señal de advertencia no solo hacia la administración libertaria, sino también hacia el conjunto del sistema político y económico nacional.
A continuación, un recorrido por los puntos más importantes para entender el alcance, las causas y el contexto de esta protesta sindical.
¿Cuáles son las razones de la huelga?
La CGT (Confederación General del Trabajo) anunció el paro general como una respuesta al paquete de reformas económicas y laborales que impulsa el gobierno de Milei. Entre las razones formales se destacan:
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El deterioro del poder adquisitivo de los trabajadores.
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La falta de actualización de salarios frente a la inflación.
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El aumento de la pobreza y la indigencia.
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Las reformas del Estado propuestas por el DNU (Decreto de Necesidad y Urgencia) y la Ley Bases, que la CGT considera un ataque a los derechos laborales.
Aunque el paro fue convocado por la CGT, no hay unidad total dentro del sindicalismo. La medida genera tensiones internas entre los sectores más combativos y aquellos más dialoguistas. A pesar de las diferencias, el consenso mayoritario es que el modelo económico de Milei está impactando negativamente en la calidad de vida de los trabajadores.
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Cómo actúa la CGT frente a Milei y su postura frente a los gobiernos anteriores
La relación de la central obrera con Javier Milei es tensa desde el inicio. A diferencia de gobiernos anteriores, el actual presidente no buscó establecer una mesa de diálogo con los sindicatos ni otorgó señales de apertura hacia el movimiento obrero.
La CGT, por su parte, tomó una postura crítica desde el primer momento y esta será la tercera huelga general que impulsa durante la gestión de La Libertad Avanza.
Al repasar la historia, la actitud de la Confederación General de Trabajo varió según el presidente de turno. Desde el retorno de la democracia en 1983, los paros se distribuyeron de la siguiente forma:
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Raúl Alfonsín: 13 paros.
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Carlos Menem: 8.
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Fernando de la Rúa: 2.
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Cristina Kirchner: 3.
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Mauricio Macri: 5.
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Alberto Fernández: 0.
Justamente resulta curioso que durante la gestión de Alberto Fernández, la CGT mantuvo una postura moderada y no convocó a ninguna huelga general a pesar de la fuerte crisis económica.
La situación de los jubilados
Uno de los sectores más golpeados de las últimas décadas en el país son los jubilados. Ya es habitual que todas las semanas realicen protestas en la Ciudad de Buenos Aires para exigir una mejora en sus haberes.
Así quedaron los haberes jubilatorios en abril 2025, con el bono y el último aumento confirmado
Jubilación mínima: $285.820,74 + bono de $70.000= $355.820,74
Jubilación máxima: $1.923.302,28
Prestación Universal de Adultos Mayores (PUAM): $228.656,51 +bono de $70.000= $298.656,51
Pensiones no Contributivas (PNC) por Invalidez o Vejez: $200.074,44 + bono de $70.000= $270.074,44
De esta manera, los haberes mínimos se acercan a los 260 dólares, cifra que ubica a la Argentina como uno de los países con las jubilaciones más bajas de América Latina, solo por encima de Venezuela.
La caída del salario real
En lo que va del gobierno de Milei, los salarios en Argentina perdieron más de un 20% de poder adquisitivo. Un reciente informe de Política Argentina reveló que el salario promedio en dólares en el país se ubica en 370 dólares mensuales, lo que lo convierte en uno de los más bajos de la región, solo por delante de Venezuela y Cuba.
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La peor semana del gobierno, la presión opositora y la disputa en las calles
El paro general también se da en un momento de debilidad política del oficialismo. Es que Javier Milei atraviesa su peor semana desde que asumió, marcada por conflictos internos, la pérdida constante en las reservas del Banco Central, errores no forzados como el escándalo cripto $LIBRA y tropiezos legislativos que aún no logró aprobar.
Estos factores fueron erosionando su capital político y han sido aprovechados por la oposición peronista y sindical, que ve una oportunidad para reorganizarse y recuperar protagonismo.
Más allá del paro, hay una disputa de fondo por el control territorial. La CGT, los movimientos sociales y el kirchnerismo mantienen estructuras de base en barrios populares y sectores urbanos, mientras que el Gobierno intenta avanzar con políticas de asistencia directa, sin intermediarios.
Esta tensión por el “control de la calle” es una de las claves que explican la intensidad de las protestas y la resistencia a las reformas de Milei. El paro también puso al descubierto las fracturas dentro del movimiento sindical. Hay diferencias entre los dirigentes que quieren endurecer la protesta contra Milei y quienes buscan reformular la CGT para recuperar legitimidad. La interna se intensificó con vistas a renovar autoridades y conformar una nueva central obrera más representativa.
En el fondo, el sindicalismo también discute cómo sobrevivir a una era de reformas laborales radicales. Aunque el paro se concentrará en Buenos Aires, se esperan acciones en las principales ciudades del país, como Córdoba, Rosario, Mendoza y Tucumán.
Además del transporte, podrían verse afectados servicios de salud, educación y oficinas públicas. El Gobierno, por su parte, prometió garantizar la libre circulación y pidió a las fuerzas de seguridad que eviten piquetes y bloqueos totales. Si bien el paro no tiene capacidad para cambiar decisiones de fondo, sí puede condicionar el clima político.
La imagen de Milei podría resentirse aún más si la protesta tiene alto nivel de adhesión y visibilidad internacional. Además, refuerza la idea de que el Gobierno no logró aún construir consensos duraderos, ni dentro del Congreso ni con actores sociales clave. Desde el Gobierno se intenta minimizar el impacto del paro y presentarlo como un “berrinche de la casta”.
La narrativa libertaria insiste en que las reformas son necesarias, que el ajuste es inevitable y que quienes se oponen solo buscan mantener privilegios del pasado.
Lo que ocurra este jueves servirá para medir la capacidad de daño del sindicalismo y la resistencia del modelo de Milei. También pondrá a prueba la unidad de la oposición, la eficacia del operativo de seguridad y la respuesta social.