21.9 C
Buenos Aires
miércoles, febrero 5, 2025

Las confesiones de los hermanos Weinbaum: de qué trabajaban antes de hacerse famosos y el verdadero motivo por el que su madre se sumó a «MDQ»

Más Noticias

Enviada especial a Mar del Plata

En medio de una exitosa temporada de teatro en Mar del Plata, los icónicos hermanos Weinbaum proponen un encuentro en el Parque San Martín. Frente a la costa marplatense, Sebastián «Culini» y Eugenio esperan al equipo de GENTE semi escondidos detrás de una estatua. No es que tengan aires de divos ni mala onda lo que los lleva a posicionarse ahí. Sucede que ambos son grandes estrellas en su ciudad y lo hacen para reservar un momento de tranquilidad para esta nota.

Minutos después, cuando comienzan a caminar por el emblemático parque, la atención de turistas y locales se centra en ellos. Gritos desde los autos, saludos y pedidos de fotos suceden a lo largo de esta producción.

Con orgullo y alegría, saludan a sus fans y, obviamente, acceden con la mejor onda para que cada uno se quede con un recuerdo de este encuentro fortuito. «¡Es increíble! Es milagroso. Lo disfrutamos y lo valoramos», confiesa Sebastián «Culini» sobre las impresionantes muestras de afecto que reciben a cada paso que dan en la ciudad que los vio nacer.

Sebastián y Eugenio hablan con revista GENTE en Mar del Plata sobre el desafío de hacer teatro.

A 36 años del inicio de MDQ para todo el mundo, el recordado programa de viajes y aventuras que lleva adelante esta dupla, hablan sobre Dos piratas y un tesoro, su primera obra teatral que se presenta miércoles y sábados en el Teatro Neptuno. Además, repasan el comienzo de la aventura más grande de su vida y regalan un momento emotivo al recordar a su amada madre Herminia.

Su mayor miedo y la gran apuesta de hacer teatro

—¿De dónde surgió la idea de hacer por primera vez teatro?

Eugenio: La idea nació pensando en que todos los años en la época de verano son las festividades más importantes alrededor del mundo. Siempre con el afán de querer grabarlas nos vamos. Nos preguntamos por qué no hacíamos una temporada en Mar del Plata. Nacimos acá y vivimos acá, pero no teníamos la posibilidad de disfrutar del verano marplatense. Queríamos hacer algo para toda la familia. Actuamos, pero hacemos de nosotros mismos. Se nos ocurrió hablar con Carlos Rottemberg y nos dio una gran mano porque nos decía que lo que queríamos hacer era una locura. Es una de las aventuras más fuertes que hicimos. Nos dio más miedo que estar nadando al lado del tiburón blanco sin jaula.

«Queríamos hacer algo para toda la familia», dice Eugenio sobre Dos piratas y un tesoro, la obra teatral que comparte con su hermano.

—¿Hicieron actividades extremas y el teatro fue lo que mas los asustó?

Sebastián: Lo que nos asusta no es que nos salga mal, sino defraudar a la gente. Nos vienen siguiendo hace 36 años… Sentimos que nos tienen mucho respeto. Ellos nos hicieron parte de sus familias y nosotros nos sentimos parte. Nosotros no somos actores, somos Eugenio y Culini. Nos mostramos de una forma más exagerada, pero somos así.

Eugenio: Es otro tipo de nerviosismo o de miedo, pero en intensidad le pondría 10 puntos al igual que darle de comer a las hienas salvajes.

—¿Sienten que tienen la vara alta respecto a lo que el público espera de ustedes?

Eugenio: Sí, somos muy exigentes con aparecer haciendo algo que no defraude. No subestimamos a la gente. Estuvimos un año escribiendo para hacer estas funciones. 

—¿Cómo fue romper esa distancia que da la TV y encontrarse con el público en vivo?

Sebastián: ¡Increíble! Era una prueba piloto y a la gente le encantó. Se divierten y pasan un buen momento. 

Eugenio: Apenas salimos con los nervios en la panza. En el momento que salimos la gente nos tira la mejor… Cuando terminamos lo mismo. La gente nos espera a la salida para sacarse una foto con nosotros y por supuesto que estamos para eso. Les agradecemos infinitamente por dedicarnos su tiempo.

«Nos daba miedo defraudar a la gente», reflexiona Sebastián «Culini» Weinbaum.

El inicio del programa y un gran camino por recorrer

—Hace varios años hay internet y todo es más simple, ¿pero cómo hacían antes para llegar a dar con estas historias?

Eugenio: El surfista es una persona que viaja por todo el mundo y de una manera económica. Para llegar de Mar del Plata a Capital Federal pasa por Tandil y mil escalas más… Ahí vas conociendo lugares que pocos conocen. Así uno informaba a colegas y se iba pasando la información del boca en boca.

—Asumo que parte de su curiosidad era el motor para dar con esos destinos, ¿no?

Eugenio: Somos curiosos por naturaleza. No somos hijos de famosos y nos costó mucho meternos en el medio. Tampoco somos adinerados. Venimos de una familia de escasos recursos. Somos 7 hermanos. Nos íbamos pasando la ropa entre nosotros. Usábamos los zapatos de mujer de nuestra hermana mayor. La curiosidad creció de no poder viajar porque era imposible a nivel económico. En el año 1989 surgió la idea de hacer un programa para difundir el surf, un deporte que amamos. Yo tenía 28 años en ese entonces… No era fácil porque había que conseguir un sponsor. No existían las redes… No era fácil llegar a los lugares porque no había GPS. Era complicado, pero el camino fue muy lindo y mágico. Hoy por suerte mucha gente puede hacer con un teléfono lo que hacemos nosotros. 

—¿Cuánto pasó hasta que pudieron elegir los destinos fuertes para viajar?

Eugenio: Fue un camino largo. Los primeros 10 años costó un montón conseguir la posibilidad de canjear. Íbamos una parte a dedo y la otra parte como se podía. Después una marca de zapatillas de Mar del Plata nos ofreció hacer un spot y fue un éxito. Empezaron a aparecer auspiciantes de a poco.

«El camino fue muy lindo y mágico», confiesa Eugenio tras 3 décadas de programa.

—¿Qué iban sintiendo a medida que se iba allanando el camino?

Sebastián: Siempre fuimos para adelante. No íbamos viendo lo que iba pasando. Hoy seguimos igual. No nos damos vuelta para ver para atras. Siempre estamos pensando en cómo seguir y cómo mejorar. El respeto por la gente y qué les gustaría ver. Siempre pensamos en notas o lugares que lo veas y te lo puedas acordar con el tiempo. El camino fue difícil. Tuvimos que trabajar de otras cosas para sostener el programa al aire.

—¿De qué trabajaban?

Sebastián: Grabábamos fiestas de 15 y casamientos para poder comprar los casettes y grabar MDQ. Por 15 años hicimos el programa gratis y porque nos encantaba. Cualquier otra persona hubiera abandonado. En muchos momentos nos jugamos la vida de verdad. Queremos seguir adelante todo lo que podamos.

—¿Se acuerdan el momento en el que los empezaron a reconocer?

Eugenio: Había personas que nos empezaron a pedir autógrafos. Poco a poco se fue multiplicando y no es sólo que te conozcan sino es el cariño que la gente te tiene.

Sebastián: Venimos de la época del televisor. Había una sola persona que agarraba el control remoto y elegía qué se iba a ver con la familia. Era un momento de unión familiar y nosotros cenamos con ellos. La gente nos dice que nos sienten parte de su familia y a nosotros nos pasa exactamente lo mismo.

Los hermanos Weinbaum revelaron que por muchos años tuvieron trabajos paralelos al programa para solventar los gastos.

Eugenio: Lo loco es que al teatro vienen 3 generaciones: abuelo, hijo y nieto. Algunas personas más contemporáneas a nosotros nos cuentan que sus hijos nos ven por YouTube.

Cómo se se preparan para su vuelta a la TV

—¿Termina esta temporada de teatro y vuelven a la TV?

Sebastián: Sí, empezamos a viajar para hacer una nueva temporada de MDQ para todo el mundo

Eugenio: Vamos a arrancar a viajar y aclaro que no es que vos llegás a un lugar y hay una festividad todos los días. Algunos viajes son semiprogramables y otros pueden llevar tres meses.

—¿Ya está planificada esta nueva temporada?

Eugenio: Tenemos algunos destinos pensados de los que tenemos que esperar el momento justo para ir. Nosotros arrancamos en el año 1989 en el canal de Mar del Plata. Desde el año 2000 estamos en El Trece. Nosotros buscamos un contenido que primero nos sorprenda a nosotros y de ahí buscamos sorprender a la gente.

—Hicieron de todo en las últimas tres décadas, ¿qué los puede sorprender?

Sebastián: ¡De todo! Es gigante… Nos pasó de volver a un país por cuarta vez y recién ahí conseguir la nota más importante. Le dimos varias veces la vuelta al mundo, pero creo que es infinito. No sólo el lugar es lo que nos interesa a nosotros. Nos gusta buscar buena información de las festividades, las culturas y los rituales. Hay mucho para aprender.

Eugenio: Hay lugares a los que uno no llega fácilmente. Un turista no va y para hacer notas es peligroso. Nosotros conocimos a la tribu Mursi. Es la más peligrosa de toda África y están en Etiopía. Ellos son muy violentos y están armados. Para identificar a la tribu las mujeres llevan un plato en la boca. Los hombres son muy aguerridos. Nosotros fuimos y nos recibieron con los machetes. Sentimos la hostilidad. Nos quedamos quietos y cuando volvimos pudimos conseguir una de las notas más lindas. Unos colegas chilenos vieron esta nota y nos escribieron por este tema. Les dijimos que no vayan porque son realmente un peligro. Fueron y a uno de ellos lo mataron. A los demás les robaron los equipos y los golpearon.

Los famosos hermanos recordaron sus inicios en la TV.

—¿Por qué creen que a ustedes no les pasó nada?

Eugenio: No es de canchero, pero tenemos bastante experiencia viajando y en respetar a las diferentes culturas. Si alguien te pone un machete de frente es porque no quiere que pases. Entonces te tenés que quedar afuera. Sacamos el charango y tocamos. Ellos sienten curiosidad y tenés algo de lo que ellos quieren ver. Dicen que la música amansa a las fieras y a todos.

Sebastián: Además nosotros somos más buscadores de lo que se puede aprender. Dicen que en la selva son primitivos y te das cuenta que si te dejan ahí a los dos días te morís porque no tenés de dónde sacar agua o de dónde comer. El primitivo sos vos. El ser humano es de prejuzgar. Se habla que los que hacen magia negra están locos, pero estás en un ritual y te das cuenta que viene de la esclavitud africana. Te das cuenta que era algo tan doloroso que ellos preferían quedar zombies. 

—Es entender al otro…

Sebastián: Tal cual. Uno ve a alguien con una botella y lo critican por borracho. Andá a saber la historia de vida que le tocó y si el alcohol fue para tapar la angustia para vivir en la calle. Es muy difícil estar en los zapatos del otro. Nosotros tenemos en claro desde el primer viaje que no somos jueces de nada ni de nadie. Vamos como testigos a compartir con la gente lo que vivimos.

«No somos jueces de nada ni de nadie», expresa Sebastián tras haber conocido diversas culturas.

El entrañable recuerdo de Herminia, «la mamá de todos»

—¿Cómo recuerdan la etapa en la que empezaron a trabajar con su mamá?

Eugenio: Es lo más lindo que nos pudo haber pasado desde que arrancamos el programa. Creo que se cerró un círculo del amor familiar que tenemos. Mi vieja estaba en ese momento sin posibilidades económicas. Ella tenía 70 años y nosotros tampoco teníamos un centavo. Imaginate lo que fue para ella laburar con nosotros.

—¿Ella había sido ama de casa toda la vida?

Eugenio: Sí, pero también teníamos un negocio de ropa en el que ella trabajaba, pero nos fue mal. Éramos 7 bocas para alimentar más mis primos que vivían con nosotros. En total en la casa éramos 15.

«Es lo más lindo que nos pudo haber pasado», dice Eugenio por la gran participación de su mamá en MDQ para todo el mundo.

—¿Cómo le hicieron la propuesta para que se sume?

Eugenio: La primera vez le pedimos que haga un cierre del programa. Ella era más aventurera que nosotras. Nos habían parado con auto que teníamos y nos habían detenido. Tenía que hacer el cierre del programa porque no llegábamos a entregarlo al cable. La llamamos y le dijimos si podía hacerlo diciendo que «estos dos giles…» habían tenido un problema. Ella no quería hacerlo porque no quería llamarnos así. Lo dijo, pero sumó: «Son dos giles, pero los quiero mucho».

—De ahí se quedó en los programas y se convirtió en protagonista…

Eugenio: Era divina y fue hermoso como hijos haberle dado alegrías después de haberle dado tantos disgustos (risas). Era algo que anhelaba porque en el verano ella veía pasar a Ricardo Darín y a Susana Giménez… Lo que logramos fue que ella sea la estrella de MDQ y que Susana Giménez nos invite a su programa. A nosotros no nos significaba tanto que Mirtha Legrand nos invitara a almorzar, pero a ella le encantaba.

Sebastián: Ella empezó a trabajar a los 70 cuando sos recontra grande para el mundo laboral. Se dio por consecuencia que ella se hiciera súper conocida. Iba caminando por la calle Güemes y todos la saludaban. Era un poco la mamá de todos. Era buena y positiva. Nunca quiso hacerse la que tenía plata… No le importaba. Ella nos puso los valores donde van y lo primero es el amor, la felicidad y la salud. La plata es necesaria, pero está abajo en la lista.

«Era la mamá de todos», dice Sebastián con ternura sobre Herminia.

Fotos: Rocío Bustos
Agradecemos a Luciano Bal

Más información en Gente

Redacción

Fuente: Leer artículo original

Desde Vive multimedio digital de comunicación y webs de ciudades claves de Argentina y el mundo; difundimos y potenciamos autores y otros medios indistintos de comunicación. Asimismo generamos nuestras propias creaciones e investigaciones periodísticas para el servicio de los lectores.

Sugerimos leer la fuente y ampliar con el link de arriba para acceder al origen de la nota.

 

- Advertisement -spot_img

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí

- Advertisement -spot_img

Te Puede Interesar...

Murieron dos de los heridos por la explosión de un gasoducto en Córdoba

Dos de las personas heridas como consecuencia de la explosión de un gasoducto en Villa María, Provincia de Córdoba,...
- Advertisement -spot_img

Más artículos como éste...

- Advertisement -spot_img