Es difícil imaginar el rostro de Donald Trump ante el espejo de su baño, al levantarse ayer de la cama cuando aún era noche cerrada en Washington. Ojeroso, con el ceño fruncido y el pelo desmadejado. Sin los tintes reparadores del cabello y la cara debía de parecer un espectro. Era consciente de que las malas noticias se acumulaban en la prensa y en los matinales de televisión.
Seguir leyendo…
]]>
Desde Vive multimedio digital de comunicación y webs de ciudades claves de Argentina y el mundo; difundimos y potenciamos autores y otros medios indistintos de comunicación. Asimismo generamos nuestras propias creaciones e investigaciones periodísticas para el servicio de los lectores.
Sugerimos leer la fuente y ampliar con el link de arriba para acceder al origen de la nota.