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Dra. Diva E. Puig | Montevideo
@| La irrupción de las bombas atómicas de Hiroshima y Nagasaki el 6 y 9 de agosto de 1945, sacudieron al mundo que ya no volvió a ser el mismo.
La guerra ha transformado un hecho natural en objeto cultural susceptible de ser considerado jurídicamente.
La bomba atómica significa una profunda alteración de estrategias y tácticas en caso de conflictos bélicos.
En octubre de 1957 se creó el Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) con sede en Viena, dependiente de Naciones Unidas. Su actual Director General es el argentino Rafael Mariano Grossi.
El Tratado de No Proliferación de Armas Nucleares, abierto a la firma en 1968 fue de los primeros instrumentos internacionales en abordar el tema.
También hay varios Tratados que declaran “zonas libres de armas nucleares”, la primera fue América Latina y el Caribe ( Tlatelolco) con la finalidad de mantener la paz.
El 20 de setiembre de 2017 se abrió a la firma en la sede de Naciones Unidas el Tratado de Prohibición de Armas Nucleares. Es el primer instrumento multilateral jurídicamente vinculante para el desarme nuclear. Entró en vigor el 22 de enero de 2021 (Uruguay lo aprobó en 2018).
Sin embargo, ninguno de los cinco países integrantes del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, esto es China, Estados Unidos, Francia, Reino Unido y Rusia lo han firmado.
El derecho a veto en los Organismos Internacionales no debe existir ya que deja sin efecto la eventual aprobación de cualquier declaración o instrumento. Por eso, entre otras causas, los organismos internacionales se vuelven ineficientes e ineficaces. Es necesario una profunda revisión de ellos.
Los países “legalmente” poseedores de armas nucleares son los cinco señalados más arriba, pero, pese a no reconocerlo, Israel, India, Pakistán y Corea del Norte también lo son.
El OIEA sigue monitoreando la situación en forma permanente y según manifestó su Director General: “Hasta ahora , las autoridades competentes de Irán han confirmado que las instalaciones de enriquecimiento de uranio de Natanz fueron blanco de un impacto y que no hay niveles elevados de radiación. También han informado que, hasta este momento, los emplazamientos de Isfahán y Fordow no han sido objeto de impacto”.
El Director General alerta sobre las consecuencias que podría traer un escape de radiactividad elevado, no solo para Irán sino para la región y mucho más allá. Y Grossi viene haciendo ver el peligro de atacar instalaciones nucleares desde que Rusia atacaba las centrales nucleares de Zaporiyia y Chenobyl en Ucrania, cuando la invadió.
Basta recordar simplemente que el accidente en la Central Nuclear de Chernobyl (26 de abril de 1986, causado por error humano) fue 600 veces más grave que las bombas de Hiroshima y Nagasaki en 1946.
Grossi apeló al diálogo así como se ofreció a ir a Irán para evaluar la situación.
A estas guerras se agregan varias más y la Humanidad toda está en peligro. No es admisible que millones de personas deambulen sin rumbo y tratando de esquivar misiles, con hambre y sed y luego de perder todas sus pertenencias. ¿Cuál es el futuro?
Parafraseando mi último libro digo que el Mundo ya no llora sino que clama por paz.
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