La maratonista uruguaya que hizo historia en Tokio con el bronce mundial tiene detrás una familia atravesada por la literatura, la matemática y una pasión heredada por el tricolor.

Foto: AFP.
Redacción El País
Tokio fue el escenario donde Julia Paternain escribió una página inolvidable para el deporte uruguayo: la medalla de bronce en el Mundial de Atletismo, la primera de la historia del país. Pero detrás de la atleta de 25 años que sorprendió en el maratón, hay una familia con un legado particular: el de dos matemáticos fanáticos de Nacional y nieta de un escritor que dejó huella en la literatura.
Gabriel y Graciela, padres de Julia, no podían contener la emoción en las calles de la capital japonesa. “Estábamos en el kilómetro 17 y 20 y pudimos verla como cinco veces pasar”, contaron todavía con la adrenalina de la carrera, que se convirtió en un momento irrepetible. Lo describieron como “una alegría inmensa y un orgullo» que no les «cabía en el cuerpo”.
La historia de Julia empieza lejos de Uruguay. “Julia nació en México cuando nosotros estábamos visitando un centro de investigaciones de matemáticas. Pasamos un tiempo y cuando tenía dos años nos fuimos para Inglaterra y ahí vivimos las siguientes dos décadas”, explicaron sus padres. Fue allí donde la joven empezó en la natación, disciplina que practicó varios años antes de descubrir que el atletismo era su lugar en el mundo.

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Sin embargo, el vínculo con Uruguay nunca se rompió. Su padre, que vivió en Montevideo, le transmitió la pasión por Nacional. “Las dos familias somos de Nacional”, remarcaron. Y no es el único lazo cultural: Julia es nieta de Alejandro Paternain, novelista histórico fallecido en 2004 a los 70 años, autor de obras como La cacería (1994), Los fuegos del Sacramento (1998), Las aventuras de Lucy Bristol (1991) y Señor de la niebla (1993). Su impronta literaria convivió en la familia con la rigurosidad matemática de Gabriel y Graciela, quienes formaron una vida académica en Inglaterra, pero nunca dejaron de mirar hacia el Río de la Plata.

La decisión de que Julia representara a Uruguay se gestó en Montevideo. En 2023, sus padres se reunieron en un bar de Pocitos con Iván García, entonces secretario general de la Confederación Atlética del Uruguay, cuando Marcos Melazzi era presidente. Allí nació el plan que se concretó con una carta a World Athletics: ella acreditó tener familiares uruguayos, viajó a renovar su pasaporte y a operarse de un ojo, y se federó por Nacional.
Desde entonces, cada vez que vuelve a Uruguay, lo vive como un reencuentro único. “Hace casi seis años que no volvía a Uruguay, pero correr por la rambla, en la pista del Prado y ver a toda mi familia me dejó muy feliz”, dijo después de su última visita.

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Hoy, Paternain se entrena en Estados Unidos, en la altura, a más de 2.300 metros, mientras asimila lo logrado y piensa en su futuro inmediato. “No sé qué voy a hacer ahora. Si me hubieran preguntado hace un año si iba a correr un maratón, no lo hubiera sabido. En estos próximos días me tengo que sacar tres de los dientes. Es lo único que sé por ahora; luego ya veré qué hago”.
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