La historia que cuenta Lecciones de un pingüino es real, y permite parafrasear al famoso slogan de Ripley: es verdad, aunque usted no lo crea. Transcurre en la Argentina en 1976, antes y después del golpe de Estado que derrocó a María Estela Martínez de Perón, y el profesor inglés de una escuela privada bilingüe en Buenos Aires vivió todo (o casi todo) lo que se cuenta en el filme de Peter Cattaneo, el director de la recordada Todo o nada (The Full Monty).
Pero a no confundirse por el título, por el afiche ni por la fecha en que Lecciones de un pingüino estrena en la Argentina (no, tampoco hace referencias al expresidente Néstor Kirchner). No es una comedia como aquella de Cattaneo con Robert Carlyle, ni tampoco es una película para público infantil, por más que en el título se mencione a un pingüino, que también existió y que es coprotagonista del filme.
Se viene el golpe de Estado
Cuando Tom Michell (Steve Coogan, el de Philomena y que fue Paddy Meyers en Joker: Folie à Deux) llega a la puerta del colegio de elite, escucha la explosión, no muy lejana, de una bomba. El director de la institución (Jonathan Pryce, que en la Argentina hizo de Juan Domingo Perón en el musical Evita, de Alan Parker, y hasta fue Bergoglio en Los dos Papas) lo tranquiliza con la parsimonia de un inglés: se avecina el golpe de Estado, le dice, y eso es todo.
El pingüino lo encontrará en la costa de Punta del Este (¿?), cuando se haga una escapada con otro profesor al Uruguay. Empetrolado, el pobre pingüinito será rescatado por él junto a una mujer “con la que quería tener sexo”, que le deja al animalito a su cuidado y en su hotel. Tom regresa a Buenos Aires con el pingüino a escondidas, y lo tiene en la habitación, el cuarto donde duerme en el colegio.

Desaparecida
Cuando realizadores extranjeros abordan la temática de conflicto en un país que desconocen, suele pasar lo que hizo Costa-Gavras en Desaparecido (Missing): les interesa más lo que les pasa a los personajes extranjeros (Jack Lemmon y Sissy Spacek, el padre y la esposa del estadounidense desaparecido en la Chile de Pinochet) que lo que les suceda a los personajes locales.
En Lecciones de un pingüino, no es tan así, por más que el protagonismo le quepa a Tom. La represión le pega bien de cerca cuando Sofía, una nieta de María, la “señora que limpia” (Alfonsina Carrocio, de La sociedad de la nieve, y Vivian El Jaber) es chupada por fuerzas parapoliciales en la calle, donde la suben a un Ford Falcon verde. Tom, no se inmuta ni ante los gritos de socorro de la joven.

Pero ya habrá tiempo para que reaccione y así la película se encamine en un drama mejor relatado que todo el comienzo del filme (la escena en el ómnibus rumbo a Punta del Este es patética).
España por Argentina
Claro que algunas cosas de la trama se han modificado, como la edad del protagonista, que interpretado en la pantalla por Steve Coogan es mucho mayor que lo que era Tom Michell en el ‘76. Y fue rodada mayormente en España (las calles porteñas no tienen ni un semáforo o senda peatonal parecidos a los reales).

Con respecto al pingüino, claro que su presencia sirve más de metáfora que de otra cosa, como nexo entre los personajes -como los alumnos, que están medio tipificados- que le cuentan sus penurias como si se tratara de un Licenciado en psicología.
Lo dicho: para padres, abuelos o tíos desprevenidos, Lecciones de un pingüino no es una película pochoclera, ni -para los más grandes- se acerca a Petete.
“Lecciones de un pingüino”
Buena
Drama. España / EE.UU. / Reino Unido, 2024. Título original: “The Penguin Lessons”. 111’, SAM 13. De: Peter Cattaneo. Con: Steve Coogan, Jonathan Pryce, Vivian El Jaber, Björn Gustaffson, Alfonsina Carrocio, Julia Fossi. Salas: Cinemark Palermo, Cinépolis Recoleta, Pilar y Avellaneda, Showcase Belgrano, Norcenter y Haedo, Cacodelphia.