“Es hermoso lo que estoy viviendo”. La frase de Laura Azcurra da una pincelada de su presente sentimental, del que poco habla y menos se conoce. Tampoco hay fotos. Una situación atípica en el mundo del espectáculo que demuestra que la intimidad puede estar preservada de la exposición si es una decisión propia.
“Mi pareja es un refugio, como una vacación, un cambio de paradigma. Yo crecí con una generación de mandatos en donde todo estaba heteronormado con la familia, tener hijos y convivir. Probé y cumplí algunos de esos mandatos, algunos por imposición y otros por deseo, pero ahora me interesa vincularme desde un lugar amoroso y liviano”, puntualiza en una entrevista con Revista GENTE.

Al definir en detalle este concepto, explica que “liviano no significa que no haya responsabilidad afectiva” y que es todo lo contrario porque “es de saber que, parte del cuidarse y querer crecer con el otro puede incluir no convivir”.
“Buscar el lugar para encontrarnos es algo muy positivo. Desarmar eso es un plus. Me encanta vivir con mi hijo, dedicar tiempo a mis proyectos y a mis amigos, que son mi máximo pilar emocional. Siento que el vínculo que pudimos lograr con mi pareja, un vínculo que casi tiene cuatro años, es de ese cuidado y de esa lucidez, y va de la mano con lo profundo de trabajar en el amor. En tiempos de poliamor y matches de Tinder, hay un vacío muy grande”, reconoce.

-¿Y de qué otras formas trabajan el amor?
-Transitando las conversaciones incómodas, buscando un equilibrio, etcétera. Para mí es importante un vínculo respetuoso, con charla y la flexibilidad de poder acompasarnos en los movimientos que nos van ocurriendo en la vida.
-¿Cómo fluye la posibilidad de maternar nuevamente?
-Biológicamente ya supe lo que es la experiencia, pero estoy abierta. Me tranquilizó mucho no tener que pensar en congelar óvulos o pensar en que alguien se embarace por mí… Y está la posibilidad de adoptar. Hay muchas posibilidades de dar amor. Esa puerta esta abierta y eso me tranquiliza. Quizás en unos años tenga ganas de hacerlo. Hay millones de formas de maternar, otro mandato que se puede romper. Si uno tiene ganas de dar amor, hay mucha gente que tiene ganas de recibirlo.
Cómo es la crianza que Laura Azcurra le imparte a Marco Rossi, su hijo
“Es interesante educar a un varón hetero, cis, porteño… En la ciudad tenemos un tempo que es distinto a otros espacios en donde hay otro contacto con la naturaleza. La ciudad te lleva puesto si no podés ser consciente de esos espacios y armonías personales”, avanza la actriz en la charla con GENTE.

Y dice: “En este nuevo y feliz despertar, con una nueva visión que incomoda a muchas personas, empezamos a dejar de naturalizar cosas que antes eran orgánicas y hoy ya no vemos de la mejor forma. Nuestra generación creció con la cultura de la insistencia que transformaba un ‘no’ en ‘sí’. Era un varón que te agarraba del brazo, te invitaba a tomar algo y una terminaba diciendo que sí para que no se pusiera pesado. Hay toda una generación, de los que tienen treinta para arriba, que lo están reconociendo”.
“El feminismo es para las mujeres y los varones. Para todos. Hay mujeres muy machistas. Todas las personas somos víctimas de los lineamientos del patriarcado. Quienes queremos la igualdad para todas las personas buscamos que esto realmente sea más equitativo para toda la población. Hay que buscar herramientas para que la balanza esté más equilibrada”, agrega.

“Mi hijo me ha visto en acción. Los hijos hacen lo que los adultos hacemos, para lo bueno y lo malo. Desde mi ejemplo en el compromiso de informar, con la responsabilidad que esto implica, yo no podía permanecer en silencio. No estamos en un momento para tibios, sino en uno para cambiar las cosas desde la posición de cada uno. En mi caso, desde una grupo de mujeres auto convocadas. Es una posición incómoda porque toca privilegios”, comenta.
Fotos: Diego García
Retoque: Julieta Scavino
Agradecemos a Nano García, al Teatro Poncho y a @cocoliche Moda circular