Si el poeta austriaco Rainer Maria Rilke tenía razón cuando decía aquello de que «la verdadera patria del hombre es la infancia», la escritora y periodista Laura Ramos nunca sintió especial interés en regresar a aquel territorio. O en todo caso, no hasta que supo que aquella amorosa niñera que la cuidó era en realidad una temible espía de la KGB.
Mi niñera de la KGB, de Laura Ramos (Lumen). Foto: gentileza.Hay que decir, claro, que la niñez de Laura Ramos no fue como la de todos. “Entregué mi infancia a la revolución”, dijo hace seis años en una entrevista en la que explicó más cosas. «Lo digo con alegría, no en términos de lo que me faltó porque justamente eso es lo que me permitió tener mi mundo privado maravilloso con olor a torta. Entregué mi infancia, porque fue una manera de luchar«.
Hay que decir, además, que Laura es hija del político e intelectual troskista Jorge Abelardo Ramos y de la feminista de izquierda Fabriciana (Faby) Carballo. Cuando sus padres se divorciaron, ella partió con su mamá y su hermano hacia Montevideo. Ahí irrumpió la querida María Luisa de Las Heras, modista y cuidadora de niños.
Una espía en la merienda
Pero María Luisa no se llamaba María Luisa sino África de Las Heras; no era modista sino espía de la KGB y aunque cuidara chicos y les hiciera la merienda, no tenía el menor apego a las infancias. Lo suyo era espiar, colaborar en atentados o atentar ella misma y trabajar siempre por la grandeza de Rusia.
Como película podría ser fascinante, pero en este caso, es la vida real que ahora, Laura Ramos reconstruye en su nuevo libro Mi niñera de la KGB (Lumen). Pero antes de la magnífica investigación, antes de los viajes a Ceuta y Londres, antes de la horas consumidas leyendo documentos desclasificados y entrevistando personas, antes de todo eso, la escritora necesitó regresar a esa infancia revolucionaria que había quedado atrás.
¿Es la niñez una patria? ¿Qué hace una espía habitando esos tiempos de meriendas y paseos por las calles de Montevideo? ¿Cuál es el camino para regresar a aquellos años? ¿Le interesaba a Laura Ramos volver?
La escritora y periodista Laura Ramos retratada por Alejandra López. Foto: gentileza editorial Lumen.«Me interesaba no volver a ella –le dijo a revista Viva–. Mi lucha había sido no volver. Pero volví. No voy a dejar mi siglo XIX o mis comienzos del siglo XX porque es mi identidad, pero pude visitar este período con afecto y con sentimentalismo, que es lo que a mí me gusta, aunque sea algo que tiene muy mala prensa ahora«.
Si hay un libro, este libro, es porque antes hubo una conexión, un puente de afecto que permitió el retorno. Aunque tenga mala prensa en tiempos de crueldad y violencia, sentir sigue siendo un camino.

