A partir del 1 de febrero de 2025, la administración de Donald Trump anunció aranceles del 25% a las importaciones de México y Canadá, y del 10% a las de China, medida que busca presionar a estos países sobre temas sensibles como migración y el tráfico de fentanilo. Sin embargo, esta decisión, que responde a lo que el gobierno estadounidense considera una «emergencia nacional», ha generado reacciones contundentes en todo el mundo, profundizando tensiones económicas globales y desafiando la estabilidad del comercio internacional.
Lautaro Ramírez, consultor en comercio internacional y Director del Observatorio de Relaciones Económicas Internacionales de la Universidad Nacional de La Plata, analizó el impacto de estas políticas arancelarias en la estabilidad económica mundial ante una consulta de Aduana News. El experto reflexionó sobre los efectos de los aranceles unilaterales y su repercusión en las relaciones comerciales internacionales, con especial foco en las implicancias para América Latina y Argentina.
Los aranceles
Al contextualizar la situación, Ramírez explicó que los aranceles han sido utilizados históricamente para proteger la industria nacional, generar ingresos fiscales y regular el comercio exterior. Sin embargo, señaló que su aplicación descoordinada puede desestabilizar el sistema de comercio internacional y generar incertidumbre en los mercados. «Los aranceles son un instrumento de regulación del comercio, pero su uso unilateral -sin una estrategia coordinada- afecta la previsibilidad económica y la inversión».
Un punto clave de su análisis es el impacto de la política comercial de Estados Unidos bajo el programa America First Trade Policy, publicado el pasado 20 de enero de 2025 por el Departamento de Comercio de Estados Unidos. Esta iniciativa contempla la revisión de acuerdos como el T-MEC (USMCA) y la renegociación de tratados con China y otros países. Ramírez advirtió que estas medidas «ponen en jaque la estabilidad de los acuerdos internacionales y podrían derivar en represalias comerciales».
En este contexto, explicó que la aplicación de nuevos aranceles por parte de EE.UU. ha provocado reacciones inmediatas de países como Canadá, México y China. «Aunque la medida fue anunciada con vigencia inmediata, se decidió postergar su implementación por 30 días para evaluar su impacto», mencionó. No obstante, resaltó que «Canadá y México han comenzado a adoptar medidas en materia migratoria, protección de fronteras y políticas energéticas en respuesta».
Sectores de países afectados
Ramírez destacó que los sectores automotriz, manufacturero y energético serán los más impactados al aplicarse tales aranceles. «Canadá es un proveedor clave de petróleo, maquinaria industrial y vehículos para Estados Unidos. Un incremento arancelario podría afectar estos flujos comerciales y encarecer costos de producción», explicó. En el caso de México, mencionó que «la exportación de autopartes, maquinaria y equipos médicos podría verse seriamente comprometida».
Desde una perspectiva global, Ramírez advirtió que estas medidas podrían alterar el equilibrio del comercio y desencadenar un efecto dominó en otros acuerdos. «Si Estados Unidos sigue un camino proteccionista sin respetar los tratados vigentes, se generará incertidumbre en exportadores e importadores», señaló. Además, destacó que «la falta de previsibilidad afecta la inversión y la generación de empleo».
EE.UU. y las reglas comerciales
El consultor en comercio internacional hizo hincapié en la importancia de la previsibilidad, resaltando que su consolidación solo es posible a través de la transparencia y el respeto a las reglas establecidas. En este sentido, advirtió que la decisión de EE.UU. de imponer aranceles a México, Canadá y China representa una ruptura con este principio fundamental del comercio internacional.
«Cuando un país actúa unilateralmente, se desmantela el sistema multilateral de comercio», señaló Ramírez. Además, recordó que en administraciones anteriores, EE.UU. ya había debilitado la Organización Mundial del Comercio (OMC) al bloquear la designación de jueces en su Órgano de Apelación, afectando gravemente la resolución de disputas comerciales y generando un clima de mayor incertidumbre para los actores del comercio global.
Posición de México, Canadá y China
Frente a esta situación, los países afectados han respondido de distintas maneras:
- Canadá enfrenta un riesgo significativo, ya que el T-MEC modificó reglas claves para su industria automotriz y manufacturera. «Ahora, con nuevos aranceles inesperados, su estructura productiva y la estabilidad de su economía están en juego», sostuvo Ramírez.
- México, por su parte, busca minimizar el impacto económico a través de la diplomacia. No obstante, la incertidumbre generada por las medidas arancelarias podría afectar a sectores exportadores claves, altamente dependientes del mercado estadounidense.
- China tiene mayor margen de maniobra y podría responder con aranceles propios o acelerar su estrategia de diversificación de mercados. Sin embargo, Ramírez advirtió que “el impacto global será significativo”, afectando a diversas cadenas de suministro y aumentando la volatilidad en el comercio internacional.
La falta de previsibilidad en la política comercial de EE.UU. introduce nuevos desafíos para la estabilidad económica global, obligando a los países a replantear sus estrategias y fortalecer mecanismos de cooperación para reducir la vulnerabilidad ante decisiones unilaterales.
Efectos en América Latina: oportunidades y desafíos
Las recientes declaraciones de Lautaro Ramírez sobre la política arancelaria de EE.UU. han reavivado el debate sobre su impacto en América Latina. Según el experto, algunos países podrían beneficiarse del Sistema Generalizado de Preferencias (SGP) para incrementar sus exportaciones. En particular, aquellos con acuerdos bilaterales -como Chile, Perú y Colombia- podrían fortalecer sus lazos comerciales con Washington y obtener ventajas competitivas en sectores claves.
Brasil, por su parte, se encuentra en una posición estratégica debido a su capacidad industrial y la presencia de grandes empresas como Petrobras y Embraer. Si EE.UU. busca proveedores alternativos, las petroleras brasileñas podrían ganar participación en el sector energético, mientras que la industria minera y siderúrgica se vería beneficiada si Washington restringe importaciones de otras regiones.
En el caso de Argentina, las oportunidades se concentran en sectores como el acero y la energía. Ramírez destacó que empresas como Tenaris y Ternium podrían verse favorecidas si EE.UU. incrementa la demanda de productos siderúrgicos. Además, en el sector energético, Transportadora de Gas del Sur podría encontrar nuevos mercados en caso de que Washington limite sus importaciones desde Canadá.
El litio también juega un rol clave en esta reconfiguración del comercio global. Con la creciente demanda de minerales críticos para la transición energética, Argentina, Chile y Bolivia se posicionan como actores estratégicos dentro del «triángulo del litio». Sin embargo,Ramírez advirtió que el gran desafío es desarrollar la capacidad industrial para exportar productos con mayor valor agregado y no solo materia prima sin procesar.
En este contexto, un aspecto fundamental del análisis es la preferencia de EE.UU. por acuerdos sectoriales en lugar de tratados de libre comercio tradicionales. “Esta estrategia podría agilizar negociaciones en sectores estratégicos como el litio, la inteligencia artificial y las telecomunicaciones”, señaló Ramírez.
Más allá del comercio de Argentina con EE.UU., el consultor enfatizó la necesidad de una política aperturista que elimine barreras y diversifique mercados. En este sentido, subrayó la importancia de atender las regulaciones del Pacto Verde Europeo para no perder acceso al mercado de la UE, al mismo tiempo que recomendó explorar nuevas oportunidades comerciales.
En ese sentido, destacó el potencial de India como un actor clave en el comercio internacional, instando a fortalecer y ampliar el acuerdo de preferencias existente con Argentina. También hizo hincapié en la necesidad de aprovechar mejor el mercado africano, donde existen acuerdos comerciales que aún no han sido explorados en toda su dimensión.
Finalmente, Ramírez consideró que Argentina tiene la oportunidad de reposicionarse en el comercio global tras años de mayor aislamiento y, más aún, de no solo integrarse en las cadenas de valor internacionales, sino incluso de liderarlas en sectores estratégicos.
Aduana News
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