Un estudiante de 18 años de la Escuela Técnica Nº1 «Javier Tapié» fue víctima de la inseguridad en las inmediaciones del Polideportivo Municipal este jueves alrededor de las 19 hs, ya que sufrió el robo de una rueda de su bicicleta. Un incidente que se suma a la sustracción de un rodado completo ocurrido meses atrás
Ariel tiene 18 años y es vecino del barrio Altos San Joaquín. Este jueves por la tarde, cuando ya se retiraba de la Escuela Técnica Nº1 «Javier Tapié» y se disponía a buscar su bicicleta en inmediaciones del Polideportivo Municipal, se encontró con que le habían robado parte del rodado: específicamente la rueda trasera.
De acuerdo a lo que denunció su mamá Sandra, entre las 18.30 y 19 hs fue cuando se percató del hecho, dado que a las 18 hs se retiró del colegio y se dirigió al Polideportivo junto a sus compañeros para ingresar al SUM. Como es su costumbre, dejó la bicicleta atada en el sector antes del SUM, que pertenece al predio del Polideportivo. Además, indicó que el robo se concretó justo cuando se avecinaba una tormenta, lo que pudo haber facilitado la acción delictiva. Al salir, el estudiante se encontró con el vehículo dañado, ya sin la rueda de atrás.
Este incidente representa la segunda vez en el año que el estudiante sufre un robo de bicicleta en el mismo predio. En los primeros meses de este 2025, a principios de abril, le habían «robado literalmente la bici entera, también en el Poli», le dijo a La Posta Noticias su madre. Este robo anterior, del que también se presentó una denuncia, ocurrió igualmente un día de lluvia. La mujer lamentó que, aunque la bicicleta anterior había estado asegurada, fue robada justo cuando dejaron de pagar la póliza y el joven la utilizó por primera vez.
La vecina expresó su frustración ante la falta de personal de seguridad en un lugar tan concurrido por menores: «lo que yo digo es, ¿dónde está la seguridad que tenemos?, ¿por qué no ponen gente en el Poli? Tienen que vigilar esos lugares donde están los chicos, tener más cuidado, y es donde pasan las peores cosas. Ahí es donde no tenemos nada de seguridad».
A pesar del daño material y económico, Sandra manifestó un doloroso sentimiento de alivio al saber que su hijo no sufrió agresiones físicas. En un crudo reflejo de la resignación ante la inseguridad, afirmó: «encima tengo que darle gracias a Dios que le llevaron la rueda, que no le hicieron nada, porque encima hay que agradecer».
Reconociendo el carácter reactivo de su hijo, la madre indicó que «prefiero que le roben una bici y no que le hagan algo». Finalmente, aunque destacó la dificultad para reponer el objeto, especialmente para otras familias, sostuvo: «gracias a Dios, uno puede comprar una rueda, hoy no la voy a comprar, pero quizás la semana que viene sí. Hay mamás y papás que no pueden comprarle nunca más nada».
