El partido había quedado atrás, aunque la bronca por la actuación del árbitro seguía. El micro de Torre Fuerte que transportaba a los jugadores de Santamarina transitaba los primeros 200 kilómetros de retorno cuando de repente, una explosión.
Fue en San Patricio de Chañar, que algún energúmeno decidir arrojar una piedra que rompió los vidrios de la ventanilla. Estupor y desconcierto fueron los primeros síntomas, aunque de inmediato todos se preocuparon porque Luciano Domínguez mostró cortes en la zona del cuello y manifestó que fue alcanzado por la piedra arrojada.
El jugador debió ser atendido en el Hospital de la mencionada localidad y cuando los facultativos le dieron el «alta» pudieron seguir el viaje.
Fueron 18 horas masticando bronca por lo que entendieron que fue un despojo durante el juego, a lo que se sumó la bronca por el accionar de este inadaptado que decide arrojar piedras contra un micro. Un domingo para el olvido. Una locura dentro y fuera de la cancha.
EL SABADO A LAS 15.30
Santamarina deberá afrontar de acá en adelante todas finales si quiere clasificar a la zona donde se jugará el ascenso. El equipo ha quedado relegado en las posiciones y deberá tener un sprint final casi perfecto para meterse entre los que seguirán por la parte de arriba de la competencia.
Para eso, el primer paso será derrotar a Germinal. El partido, de acuerdo a lo informado por la dirigencia del aurinegro, se jugará el sábado desde las 15.30 en el estadio San Martín.
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