Fue hace casi dos décadas. Él sumaba 18 años (ahora transita los 38), tenía cara de adolescente (la que siempre mantuvo hasta que decidió apostar por su tupida barba) y se encontraba en Alemania para disputar su primer Mundial (lleva cinco y va por el sexto y el récord): aquel martes 6 de junio de 2006 Lionel Andrés Messi salió por primera vez en la tapa re Revista GENTE.

Bajo la volanta Tevez&Messi, y desde el título «Con talento y un poquito de suerte, podemos traer la Copa», ambos anunciaban la esperanza de Argentina en Alemania 2006. Acompañaban dicha portada dos recuadros («El drama de Nancy Pazos: ‘Pensé que mi hijo se moría'» y «Diosas de la Selección: un portfolio mundialista con las chicas más sexys de la Argentina»), aparte de un nuevo cuadernillo de la colección «El Método Ravenna: cómo perder kilos y ganar salud».

Aquella tapa de la edición 2133 se completaba con una nota interior de diez páginas que describía: «El equipo de José Pekerman recorre el camino que puede llevarnos a recuperar el título mundial, de la mano de las historias de sus mayores promesas, Lionel Messi y Carlos Tevez, dos símbolos de perseverancia y talento. Uno (Leo) derrotó a una enfermedad hormonal que le impedía crecer. El otro (Carlitos) nació y creció en uno de los barrios más duras del Gran Buenos Aires, donde la marginalidad y la pobreza eran pan de cada día. Lucharon y llegaron. Y están a siete partidos de alcanzar la mayor felicidad de sus vidas como futbolistas», sentenciaba el copete.

Dentro de la extensa nota, GENTE tuvo acceso precisamente a Messi, que por esos tiempos, al igual que Apache Tevez, además de dentro de la cancha, brillaba dentro del Hotel Herzogespark a puro Winning Eleven, la saga de videojuegos de fútbol. Lionel contaba que «acá también trato de jugar un fútbol feliz, como cuando agarro la pelota y encaro a un delantero», nos decía entre risas, ante de ponerse serio para recordar su arribo al Barcelona, siendo un chico:

«Cuando llegué a España, mis viejos sufrieron más que yo. Todos los días, durante dos años, me tuve que poner inyecciones en las dos piernas. No me dolían, aunque si me llegaban a causar dolor tampoco lo hubiese demostrado«, comentaba ya recuperado de un desgarró en el muslo de pierna derecha jugando precisamente para el equipo español.
Por esos días, luego de un entrenamiento, se quedó en el centro de la cancha haciendo jueguito y elongando, mientras los doscientos alemanes que habían seguido la práctica al costado del campo coreaban su nombre como si se tratar de un jugador de su propio Seleccionado: «Es increíble el cariño que nos mostró la gente desde que llegamos. La verdad, no esperaba tanto afecto», le admitía a GENTE.

-¿Y cómo te sentís para el arranque del Mundial?
-Bien, con muchas ganas. Y por sobre todas las cosas muy confiado en lo que puede llegar a dar este equipo.
-No falta nada para el debut. ¿Cómo manejás la ansiedad?
-Ni sé si la manejo… ¡creo que al CD de Leo Mattioli (cantante de cumbia suceso en esos tiempos) ya me lo conozco de memoria de tanto que lo escucho! Las horas previas cada vez se hacen más largas y uno no sabe de qué manera matar el tiempo.

Entretando, Messi nos comentaba que hablaba todo el tiempo con su familia y que «si bien ellos andan ansiosos como nosotros y todos los argentinos, tratan de transmitirme tranquilidad. Igual, más allá de la ansiedad, estoy sereno y confiado porque sé que vamos a hacer un gran Mundial.
-Se los ve muy optimistas a todos. ¿Este equipo puede llegar a jugar el último partido del Mundial? –
-Seguro, si tenemos un poquito de suerte y mostramos todo nuestro talento, no tengo dudas de que vamos a volver con la Copa. Nadie nos va quitar esa ilusión.
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No obstante el optimismo y la calidad de nuestros jugadores y del equipo técnico, finalmente Argentina llegó hasta los cuartos de final, donde perdería por penales con el combinado local tras media hora de tiempo suplementario. Messi no tuvo la oportunidad de jugar el último partido. Sin embargo los días, los meses, el tiempo, le terminarían dando, más que una revancha, la razón: dieciocho años después, «con un poquito de suerte», «todo nuestro talento» e «ilusión», volvió a su amada tierra cargando la Copa del Mundo, y con otra tapa de GENTE.
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