Al tortugo Jorge, como lo bautizaron hace más de 40 años en el acuario de Mendoza (Argentina) le faltan poco más de mil kilómetros para reencontrarse con su hábitat, el mar donde nació. Con su vejez a cuestas -y sus 100 kilos de peso- está nadando lentamente en dirección a las aguas cálidas de Brasil, su casa. El viaje de Jorge, un proyecto de reinserción inédito en el mundo, lleva ya más de 50 días. “Lo está haciendo fenomenal. Está demostrando una capacidad de orientación asombrosa”, celebran los científicos que siguen la travesía de cerca gracias a un dispositivo satelital colocado en su caparazón.
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