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viernes, octubre 17, 2025

Libertad Demitrópulos: poesía inédita y una novela rescatada reafirman su legado

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Poco leída y tardíamente reconocida en vida, Libertad Demitrópulos comenzó a hacerse visible para la crítica y los lectores a partir del interés por la narrativa de mujeres en la Argentina. Las reediciones de una novela que dejó inédita a su muerte y de un libro de poesía publicado en la juventud reafirman la valoración de una escritora que se preció del rechazo hacia las convenciones del ambiente literario y construyó a juicio de los especialistas una de las obras más importantes de la literatura argentina contemporánea.

Libertad Demitrópulos como Directora de escuela.Foto: Gentileza Marcela y Leda Gianuzzi (hijas de Libertad Demitrópulos)Libertad Demitrópulos como Directora de escuela.Foto: Gentileza Marcela y Leda Gianuzzi (hijas de Libertad Demitrópulos)

Demitrópulos (Ledesma, Jujuy, 1922 – Buenos Aires, 1998) “se distancia de los cánones de nuestra tradición literaria del siglo XX, centrados en narrativas urbanas ambientadas en Buenos Aires”, afirma Florencia Abbate en el prólogo de La mamacoca, novela reeditada por Marea. En esa línea “elige representar en sus novelas a mujeres de las clases populares, e iluminar su presencia en la Historia, cuyos relatos oficiales no se han distinguido por recordarlas”.

A esa novela pionera en la tematización del narcotráfico en la literatura argentina, se agrega el libro de poemas Muerte, animal y perfume. Publicado originalmente en 1951, la reedición en Ediciones del Camino estuvo a cargo de Mario Nosotti e incorpora poemas inéditos y un ensayo breve, “¿Para qué escribo mis cosas?”, conservado en el archivo del poeta español Juan Ramón Jiménez.

“Nunca rondé los espacios del marketing ni frecuenté las pasarelas sociales ni las luces mediáticas. Soy una escritora solitaria”, dijo Demitrópulos en 1997, cuando recibió el Premio Boris Vian por Río de las congojas, su novela más conocida.

Fue solitaria en el sentido de que su proyecto literario es atípico en relación a cierta hegemonía en la literatura argentina centrada en una narrativa cosmopolita, urbana, europeizante. De todas maneras se pueden establecer afinidades con otros proyectos distantes de Buenos Aires, por ejemplo con Héctor Tizón y su libro Luz de las crueles provincias”, explica Florencia Abbate.

Bagaje de lecturas

La columna que Demitrópulos escribió para el diario Pregón de San Salvador de Jujuy entre 1995 y 1998, recopilada por Herminia Terrón de Bellomo en La ventana de Libertad (2022), documenta “un bagaje de lecturas todavía desconocido”, destaca Abbate.

Interesada en la literatura de Salta y Jujuy, Demitrópulos reivindicó a autores extraños al canon porteño: entre otros al escritor y periodista Federico Gauffin (1885-1937), que en su libro En tierras de Magú Pelá relata encuentros con indígenas del Chaco Salteño, por otra parte un ambiente próximo al de La mamacoca.

“Demitrópulos se nutrió de narrativas que no leemos en Buenos Aires. Su proyecto narrativo se inscribe en relación con esas literaturas”, agrega Abbate. La obra novelística se extiende entre Los comensales (1967) y La mamacoca, que escribió hacia 1994 mientras afrontaba problemas de salud.

“Entre sus novelas La mamacoca tiene la particularidad de narrar una historia contemporánea aunque sin fecharse en los años 90, cuando fue escrita. Las anteriores son más históricas: Río de las congojas (1981) transcurre en el siglo XVI; Sabotaje en el álbum familiar (1984) está ambientada a principios de los 60 y tematiza la Resistencia peronista; Un piano en Bahía Desolación (1994) transcurre en el siglo XIX e incluye entre los personajes a Julio A. Roca”, detalla Abbate.

La mamacoca relata el enfrentamiento entre dos clanes antagónicos dedicados al narcotráfico bajo el liderazgo de los Pastor y Saúl Sombrío. La acción está ambientada en un espacio de frontera que evoca los límites de Argentina con Brasil y Paraguay. Ajena a la literatura argentina de la época, la novela dialoga con obras de la literatura latinoamericana –en 1994 se publica La virgen de los sicarios, de Fernando Vallejo– y a la vez se desmarca al profundizar en los vínculos de la hoja de coca con la cultura ancestral del noroeste y como base de una economía ilegal que refuerza la opresión de pobres e indígenas.

La primera edición de La mamacoca se publicó en 2013 en la colección Narradoras argentinas de Eduvim. Por su estado de salud, la escritora no pudo hacer la revisión final del manuscrito: “Se trata de un material complejo, con anotaciones al margen, asteriscos y recordatorios que Demitrópulos hizo para sí misma”, advirtieron las editoras. En el estudio preliminar, Nora Domínguez señaló que la novela pone el foco “sobre la construcción de un poder mafioso” al mismo tiempo distante del realismo costumbrista y del registro testimonial.

“Demitrópulos organiza las tramas a partir de elementos de géneros populares, como son los relatos de viajes y de aventuras o la novela sentimental, pero la voz narrativa que construye en cada texto es inclasificable: extraña, única”, señala Abbate. Se trata de “un registro impuro, mestizado, que juega con la rareza y el sonido de las palabras, y sorprende con imágenes inesperadas”.

La filiación peronista constituyó otro rasgo distintivo de Demitrópulos. Autora de una biografía de Eva Perón publicada en 1984, la identificación política, “la práctica de una literatura muy comprometida con los espacios geográficos y simbólico-culturales de los pueblos del norte del país” y el propio origen provinciano, “tal vez expliquen en parte su ubicación conflictiva y su reconocimiento tardío en el campo literario”, apuntó Nora Domínguez a propósito de la primera edición de La mamacoca.

Libertad Demitrópulos como Directora de escuela.Foto: Gentileza Marcela y Leda Gianuzzi (hijas de Libertad Demitrópulos)Libertad Demitrópulos como Directora de escuela.Foto: Gentileza Marcela y Leda Gianuzzi (hijas de Libertad Demitrópulos)

Demitrópulos fue menos leída que su esposo, el poeta Joaquín Giannuzzi (1924-2004). “Libertad empezó escribiendo poesía, publicó algunos poemas en revistas y el mismo año en que se casó con Giannuzzi y se radicó en Buenos Aires, en 1951, publicó Muerte, animal y perfume en una editorial jujeña. Decía que no escribió más poesía para no competir con Giannuzzi, lo cual me parece entre provocador y divertido porque los dos eran grandes escritores”, señala Mario Nosotti.

En 1986, el diario La Razón entrevistó en conjunto a la pareja. Demitrópulos se refirió a la división de géneros con Giannuzzi como una especie de solución para sostener la vida conyugal: “Por un impulso interno y por la estabilidad del matrimonio yo tenía un gran problema con la poesía. Quería ir más lejos, hacer estallar el verso y no podía. Era terriblemente crítica con lo mío, y al compartir el mismo género con Joaquín, pretendí tener la misma exigencia con la obra de él. Quise evitar cuestionamientos”. Por otra parte contó que se habían conocido a los veinte años en una plaza de Salta por intermedio del poeta Manuel Castilla e insistió en su posicionamiento: “No somos del tipo de escritores que se mueven en un ambiente frívolo”

Carácter e imaginario

“En este primer y único poemario ya se advierte mucho del carácter y el imaginario que luego desplegará en sus novelas –dice Nosotti, prologuista de la reedición de Muerte, animal y perfume–. Ya está esa cosa vehemente, visceral, altiva y perturbadora, aliada a un uso singular del ritmo y la sintaxis. En algunos casos trabaja con formas fijas, otras con verso libre, pero tiene un tratamiento que la diferencia de la mayor parte de la poesía regionalista del momento. Y está esa mezcla de lo onírico y lo vital, la historia y el mito, lo dolorosamente terrenal y a la vez trascendente, que reaparece en sus novelas”.

Nosotti afirma que “la mirada poética es la que hace posible, la que fogonea todas sus historias” y destaca el interés de Juan Ramón Jiménez por la poesía de la joven Demitrópulos. En 1948, cuando el poeta español visitó la Argentina, incluyó poemas suyos y escribió una elogiosa presentación: “Tirando de ese hilo descubrí algunos poemas y un texto inédito que se publican en esta nueva edición por primera vez”.

En “¿Para qué escribo mis cosas?”, Demitrópulos reelabora una especie de novela familiar en clave poética. Son “las cosas de otro tiempo, cuando vino la sequía a la viña y nos dejó callados y solos”, según escribe. En ese estado de pérdida y extrañeza donde sin embargo “nos reconocimos todos”, encontró el impulso inicial de una obra extraordinaria y empezó a perfilarse la escritora solitaria.

La mamacoca (Marea) y Muerte, animal y perfume (Ediciones del Camino), de Libertad Demitrópulos (Marea).

Redacción

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