Atilio Rulli, Vicepresidente de Relaciones Públicas e Institucionales de Huawei Brasil
Ante un escenario global marcado por avances tecnológicos acelerados y de alcance mundial, el concepto de Nación Digital se ha convertido en una estrategia fundamental que varios gobiernos han adoptado para impulsar el desarrollo económico y social.
Los países que estructuran políticas digitales de largo plazo están mejor posicionados para atraer inversiones, aumentar la productividad y garantizar que innovaciones como la Inteligencia Artificial (IA), la conectividad de banda ancha fija y móvil, la Nube, los Centros de Datos, la Internet de las Cosas (IoT), sin dejar de lado la capacitación y el alfabetismo digital, estén alineadas con los intereses nacionales.
En este contexto, Brasil da un paso importante al estructurar el Comité Interministerial para la Transformación Digital (CIT Digital), consolidando las bases de una gobernanza tecnológica unificada y cohesionada. Se trata de una respuesta institucional que busca superar los desafíos históricos de fragmentación de políticas públicas y ausencia de metas nacionales.
El concepto de Nación Digital reúne los esfuerzos conjuntos de los ámbitos federal, estatal y municipal, además del sector privado y la sociedad, para garantizar que el acceso a Internet de banda ancha sea un derecho universal, al igual que la electricidad, y que los servicios públicos, las ciudades y los sectores productivos se digitalicen de forma integrada.
Promover el gobierno digital, las ciudades conectadas y la automatización industrial avanzada, con políticas públicas articuladas y visión de largo plazo, es el núcleo de este modelo. La digitalización se convierte, así, en eje central de la política económica, de la ciudadanía y de la innovación, promoviendo inclusión, eficiencia y competitividad.
“El acceso a Internet de banda ancha debe ser un derecho universal, al igual que la electricidad.”
En este contexto se inserta el CIT Digital. El decreto que actualizó el Comité fue publicado en octubre de 2024 y, en julio de 2025, los integrantes del Consejo Consultivo fueron oficialmente nombrados, marcando el inicio efectivo de su actuación.
Coordinado por la Casa Civil de la Presidencia de la República, el CIT reúne representantes de seis ministerios y de la Secretaría de Comunicación Social, además de especialistas de reconocido prestigio de la sociedad civil, del sector privado y de las universidades. La propuesta es que el Comité actúe como un foro permanente para conectar políticas públicas, presupuestos y ejecución de proyectos de norte a sur del país.
El CIT Digital consolida, por lo tanto, un modelo brasileño de gobernanza de la transformación digital de su economía que puede servir de inspiración para otras naciones latinoamericanas que enfrentan desafíos similares de coordinación, inclusión y escala.
Su creación no sólo llena un vacío de articulación institucional, también otorga legitimidad y continuidad a las políticas públicas, con escucha activa de la sociedad civil y del sector productivo, una base esencial para transformar proyectos de gobierno en políticas de Estado.
Como principal instancia de coordinación de la estrategia digital del país, el CIT Digital tiene la misión de proponer directrices y metas nacionales en articulación con el Plan Brasil Digital 2030+, construido con la participación de más de 100 organizaciones.
El Comité actúa como un foro permanente de debates, responsable de alinear acciones en torno a cuatro ejes centrales: conectividad de alta velocidad, interoperabilidad entre sistemas, ampliación de la infraestructura de Centros de Datos y digitalización de los servicios públicos.
“La digitalización se convierte en eje central de la política económica, de la ciudadanía y de la innovación.”
Estos pilares orientan el camino de Brasil para acelerar su transformación económica y social mediante las tecnologías emergentes.
En la práctica, el país ya comienza a ver los efectos de esta articulación. Proyectos como la conectividad de 138 mil escuelas públicas y 24 mil unidades básicas de salud, en el marco del Nuevo PAC, son ejemplos concretos de la nueva lógica de política pública digital.
Lo mismo ocurre con la expansión de la red 4G en carreteras federales, el estímulo a la instalación de Centros de Datos con bajo consumo energético y el proyecto “Transformación Digital: un gobierno para cada uno”, que propone una nueva generación de servicios públicos desburocratizados y centrados en el ciudadano. Estos esfuerzos modernizan la infraestructura brasileña y generan un impacto social real.
La experiencia brasileña dialoga con programas globales de referencia. La Unión Europea, por ejemplo, cuenta con la agenda Digital Decade 2030, que establece compromisos rigurosos de conectividad, digitalización de servicios públicos, capacitación y adopción de tecnologías avanzadas por los sectores productivos.
En Indonesia, el gobierno lanzó el proyecto Making Indonesia 4.0, que busca, hasta 2030, garantizar conectividad ubicua entre personas, máquinas y datos en tiempo real. El avance de la conectividad en el país es notable: cerca de 80% de la población tiene acceso a Internet, con cobertura 4G en 97% de las áreas residenciales y aceleración hacia 5G, colocando a Yakarta entre las principales referencias en el sudeste asiático.
En América Latina, países como Colombia y Chile también avanzan. Colombia estableció un plan nacional de conectividad y transformación digital que integra inclusión social, digitalización del campo y gobierno digital. Chile, por su parte, lanzó su Agenda Digital 2035, con foco en infraestructura, ciberseguridad y economía digital.
“El CIT Digital consolida un modelo brasileño de gobernanza que puede inspirar a otras naciones latinoamericanas.”
Estas iniciativas internacionales tienen en común la visión de largo plazo, la coordinación entre múltiples niveles gubernamentales y los esfuerzos para la inclusión digital y la modernización de la infraestructura.
Al consolidar el CIT Digital y alinear sus acciones al Plan Brasil Digital 2030+, Brasil demuestra que comprende la digitalización como un vector esencial de desarrollo económico y un camino para posicionarse entre las naciones más prósperas del mundo.
Además, la integración con estados y municipios será decisiva para la capilaridad y efectividad de las acciones. La articulación federativa debe ser una directriz permanente, así como el fortalecimiento del Consejo Consultivo y el establecimiento de metas públicas claras, con mecanismos transparentes de monitoreo.
Al estructurar su estrategia como Nación Digital de manera sólida, Brasil envía un mensaje claro a sus vecinos: es posible movilizar esfuerzos con escala y coherencia en torno a la transformación digital. La experiencia brasileña, aún en consolidación, ya es una referencia posible para otros países latinoamericanos que deseen ampliar su competitividad, promover la inclusión digital y construir un futuro más justo, conectado y sostenible.
