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La empresa minera Bitfarms ha sido señalada públicamente por causar contaminación acústica.
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Una investigación habría descubierto que Bitfarms también cometió irregularidades administrativas.
Paraguay se ha consolidado como un destino atractivo para la minería de criptoactivos, gracias a su abundante energía hidroeléctrica y a sus tarifas bajas. Sin embargo, esta situación ha llegado con un costo social que pagan los residentes de las zonas cercanas a las granjas mineras. En el barrio Santa Lucía, en Villarrica —a tres horas de la capital, Asunción— los vecinos deben soportar el impacto del ruido constante generado por una de las mayores mineras de bitcoin (BTC) del país.
Vecinos como Irene Brizuela, que vive a unos escasos 200 metros de la granja operada por Bitfarms, relatan cómo el zumbido constante de los equipos ha afectado gravemente la calidad de vida de sus familias.
En el caso de Irene, el ruido desencadenó episodios de crisis en su hijo pequeño, diagnosticado con trastorno del espectro autista no verbal. Otros vecinos, como el contador José Luis Figueredo, describen la sensación como «tener un camión en marcha dentro de la casa».
«Llega un momento en el que tu salud mental está muy afectada. Yo pensaba: ‘voy a tirar una bomba por la columna y que se caiga todo el tendido eléctrico’… Me afectó bastante. Mi temor era depender de un medicamento para poder descansar», confiesa José Luis.
La psicóloga y directora del departamento de Salud Mental del Hospital Regional de Villarrica, Luz Aranda, también vive cerca y describe la experiencia como «una forma de sometimiento y abuso psicológico». «Me despertaba a las dos de la mañana, lloraba y sentía mucha impotencia, mucha rabia. Tenía ganas de ir a romper algo», comenta.
La fuente principal del malestar son los ventiladores y extractores encargados de enfriar los miles de equipos ASIC que se utilizan en la minería de Bitcoin y otras criptomonedas para validar transacciones y asegurar la red, consumiendo enormes cantidades de electricidad. Según un informe 2024 de Bitfarms, la granja en Villarrica opera con unos 16.200 equipos, que en seis meses demandan energía equivalente al consumo anual de casi 47.500 hogares.
Las mediciones oficiales realizadas por la Municipalidad de Villarrica revelaron niveles de ruido que superan los 70 decibeles permitidos para zonas urbanas, con picos de hasta 75 decibeles durante el día, muy por encima de los límites recomendados por la Organización Mundial de la Salud para el bienestar y el descanso nocturno. El ruido permanente ha provocado en los residentes síntomas como estrés, irritabilidad y trastornos del sueño.
Esta situación llevó a que la Fiscalía imputara a los responsables de Bitfarms por contaminación acústica nociva. Gracias a esta investigación trascendió que las irregularidades no se limitan al impacto ambiental, sino que también abarcan deficiencias administrativas, ya que la empresa obtuvo permisos para operar en una zona residencial, con viviendas a menos de 50 metros —incumpliendo una normativa local—.
El caso de Santa Lucía revela un escenario de gran impacto: la rápida expansión de la minería de criptomonedas en Paraguay ha sido posible gracias a la abundante energía hidroeléctrica, principalmente generada por la represa Itaipú, que suministra electricidad renovable y limpia.
El excedente de energía que alimenta estas operaciones se comercializa a precios subsidiados, atrayendo así inversiones millonarias. Sin embargo, este modelo también ha provocado controversias sociales.
En 2024, el sector de la minería contrató energía estatal equivalente al consumo de una ciudad de más de 750.000 habitantes, en un territorio con poco más de seis millones de personas.
Bitfarms, una minera que cotiza en bolsas internacionales, obtuvo en 2024 ingresos por más de 190 millones de dólares, una parte significativa generada en Paraguay. Sin embargo, su presencia laboral en el país es limitada, lo que pone en duda su aporte directo al desarrollo local.
Mientras tanto, los vecinos afectados siguen luchando. La comisión vecinal del barrio Santa Lucía ha denunciado públicamente la contaminación acústica y la aparente complicidad de las autoridades municipales, que, pese a contar con pruebas de las infracciones, no tomaron medidas decisivas a tiempo.
Según una extensa investigación publicada por El País, los intentos de mediación para reducir el ruido han sido insuficientes, y la situación continúa provocando malestar y afectando la salud de los vecinos.
Lo cierto es que las empresas dedicadas a la minería de criptomonedas no parecen prestar mucha importancia a las tensiones sociales que generan sus operaciones, ya que hasta la fecha continúan viendo a Paraguay como una oportunidad económica. Como reportó CriptoNoticias, compañías como Hive consideran que el país ofrece energía limpia, bajos costos, un entorno regulatorio flexible y una fuerza laboral joven.
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