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sábado, abril 19, 2025

Lo llaman Berry, fue manager de Serrat durante 52 años y de Sabina a lo largo de 26 y se retira con Joaquín en su última gira: “Ahora, a los 77, sí me jubilo de verdad”

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-El viernes 13 de julio de 2007 -si no nos equivocamos- usted tenía 59 años -si tampoco nos equivocamos-, y en Vigo, al noroeste de España, nos declaró antes de un show en Santiago de Compostela: “Ésta es la tesis final de mi carrera”. ¿Puede ser o los archivos de GENTE mienten?

-¡Síííí, es verdad! Los archivos de GENTE no mienten. Además tú estuviste ahí -responde enfático.

-Lo cierto es que pasaron dieciocho años y, “tesis final” de por medio, usted acá sigue, Berry…

-(Risas) Tenía razón porque era la primera gira de Juan Manuel (así lo llama, no Joan) Serrat y Joaquín Sabina juntos: Dos pájaros de un tiro. Nunca pensamos que surgiera ¡otra! (Dos pájaros contraatacan, en 2012) y ¡¡una más!! (No hay dos sin tres, en 2019), y no había para mí nada mayor, una tesis mejor, que una sobre ambos: era el súmmum.

-En todo caso mencionó la palabra “tesis”, no “retiro”…

-Tal cual, porque la palabra retirada para mí siempre estuvo ligada a Serrat, ya que yo le decía que me jubilaría con él. Ésa era la idea. El tema es que nunca pensé que tampoco Juan Manuel durara tanto ni que, como ellos ya son familia más que otra cosa, se alargaría la gira de Joaquín. Y acá nos encontramos. Me he dado el gustazo de estar en la despedida de José Luis Perales, de Serrat y ahora mismo estoy en la de Joaquín. Ya soy un especialista en despedidas.

“UN ÚLTIMO VALS… PARA MÍ”

Berry, manager de Serrat y Sabina
Berry en un rincón del Four Seasons porteño.«A esta profesión le he dado mucho, pero esta profesión también me lo ha devuelto», asegura quien meses atrás fue distinguido con la Medalla de Oro al Mérito en las Bellas Artes 2024, otorgada por el Ministerio de Cultura del Gobierno de España. «Había ido cuatro veces para acompañar a quienes las iban recibiendo: Paco de Lucía, José Luis Perales, Juan Manuel Serrat y Joaquín Sabina… Bueno, y en diciembre, bueno, me tocó ir a recibirla yo», comenta entre tímido y orgulloso.

Va promediando el tour Hola y adiós de Joaquín Sabina por los alrededores de su adorado Río de la Plata, y José Emilio Navarro -así figura en su documento- revuelve la rodaja de limón que acompaña su vaso de agua mineral. Estamos en Pony Line, el bar interior del Hotel Four Seasons, donde Berry (así lo llaman todos) se aloja junto con la comitiva de 25 integrantes que acompañan al genial andaluz durante su decena de presentaciones de despedida en el Movistar Arena, y… perdón la duda pero la rigurosidad periodística y sus antecedentes nos obligan a consultárselo directamente delante de su bronceado rostro:

-¿Será ésta la última gira de Sabina y usted, nomás? Porque eso afirmaban en 2023, cuando lanzaron Contra todo pronóstico

-Es que yo ya me he jubilado de verdad. Despedí a las empleadas que tenía (entre ellas a mi hija) y cerré mi oficina de Berry Producciones, cerca de casa. Iba poquito a poco sin ninguna prisa, vaciándola, tirando muchas cosas, enviándoles a los artistas. Cosas, algunas, que ni ellos se acordaban que tenían. Sobre todo en el caso de Juan Manuel, por el tiempo que he estado con él: le mandé seis cajas a Barcelona con unos vídeos que son una joya. A Joaquín también, a Perales, a la familia de Paco de Lucía, junto a quien también permanecí treinta y cinco años… En fin, cuando todo se había desmontado, y contra todo pronóstico, surgió esta oportunidad. Así que me he vuelto a dar de alta, porque no se puede cobrar del Estado y seguir trabajando. Ahora tengo lo que en España se llama una jubilación activa.

En 1975, de recorrida con Serrat por México (Berry es quien se encuentra con las manos en los bolsillos). «El dictador Franco no lo dejaba volver a España -memora el valenciano-. Entonces compramos un motor home en Seattle, Estados Unidos, y parábamos en los sitios donde hubiera un teatro y nos diera como para comer o algo más. Yo conducía el camioncito e íbamos con la banda. Manejé 86 mil millas, unos 130 mil kilómetros sobre aquellas carreteras, porque prácticamente no había autopistas».

– ¿Qué joyas encontró en su oficina que lo sorprendieron?

-Varias. Por ejemplo, un contrato de Simon & Garfunkel. Los llevamos el 25 de mayo de 1982 al campo del Rayo Vallecano. Con el mismo escenario después tocaron los Rolling Stones en Madrid durante el Mundial de España. Y me sorprendió porque fueron los únicos artistas anglosajones con los que trabajé. Cuando vi las exigencias, las formas y que había que tragar mucho, decidí que no repetiría. Y debo de decir con todo orgullo que en mi país soy el único que ha mantenido esto: puede dar fe el promotor catalán Gay Mercader. La compañía de discos CBS le sacó el concierto a él, que era muy amigo mío, y lo hice yo.  Luego le avisé: «No te preocupes, no haré otro.» Y me he limitado a los artistas nacionales y a llevar muchos de aquí para allá.

-¿Guarda algún registro de millas recorridas?

-Sólo en la ficha de Iberia, que me llevó y trajo de España, llevo registrados más de seis millones y medio de kilómetros volados. Y no cuento aquellos interiores de América y los Estados Unidos, de los que carezco de rastros. Debo haber cruzado unas doscientas veces el Océano Atlántico. Con Serrat vengo desde 1971, con el disco Para la libertad, de Miguel Hernández. En aquel momento no había teléfonos celulares ni existían los avances actuales de internet, así que si quería cerrar una presentación -lo mío ha sido muy a la antigua, muy muy muy a lo hormiguita-, venía a verle la cara al señor con el que debía firmar el contrato. En ocasiones tomaba vuelos por la mañana a Buenos Aires que por la noche volvían a Madrid. Era otro mundo. Y ahora, sí, estoy en “un último vals… para mí”, como canta Joaquín.

“YO SÓLO FUI GUITARRISTA: MÚSICO ES BEETHOVEN”

Berry, manager de Serrat y Sabina
¿De qué argentino me hubiese gustado ser manager? le preguntó GENTE a Berry: «Por ejemplo de Alberto Cortés. Serrat y yo mantuvimos una gran, grandísima amistad con Alberto, y hubiera sifo una posibilidad bastante real. En los años 70 yo tenía un socio llamado Pepe Caturla. Fue la primera persona que llevó a España a Les Luthiers. Y sobre todo por Pepe ambos hicimos ir además a Mercedes Sosa, Atahualpa Yupanqui, Jorge Cafrune, Nacha Guevara, y a cubanos como Silvio Rodríguez y Pablo Milanés… O sea, siempre me he movido en un ambiente más de teatro, más de cantautor, y por ello he sido manager de artista de ese estilo. Lo demás no me ha tirado tanto», admite.

“Nací en 1948 y me crié en el barrio de Cuartz, de Valencia -desanda pronto este hijo de carniceros su historia personal ante el grabador de Revista GENTE-. Estudié allí y durante el verano previo a ingresar en la universidad, los que formaríamos la banda Adam Group empezamos a tocar música -yo como guitarrista- y dejamos de estudiar. Nos fuimos a vivir a la Ibiza de 1965. Pasamos un año en Palma de Mallorca. De ahí a Barcelona. Para esa época empezaron a llamarnos del servicio militar. Recién salido, cuando arranqué con Juan Manuel en 1971, viví entre Cataluña y Madrid. Pero me radiqué definitivamente en la última ciudad después del exilio de Juan Manuel en 1976. De vuelta en España supe que yo iba a ser quien firmara sus contratos de Serrat y que todo se movería justamente desde Madrid, así que me quedé ahí, donde sigo viviendo en la actualidad”, redondea en un párrafo casi ocho décadas de existencia.

-¿Lo de «Berry», es por Chuck, el legendario guitarrista estadounidense del siglo pasado?

-Tal cual. De los tiempos en que tocaba la guitarra. Hoy me llama “Berry” hasta mi mujer. Si por allí me gritan José Emilio, que es mi nombre real, no sé si me doy vuelta.

-Si desde un inicio lo suyo era la guitarra y lo llamaban Berry debido a Chuck, ¿por qué no fue músico?

-Músico es Beethoven. Yo tocaba la guitarra pero no leía música. Grabamos dos discos, pero a partir de los veinte años te iba tocando, como te dije, la mili. Primero fue al cantante, Miguel Blasco: no te sonará pero terminó siendo el primer productor de Alejandra Guzmán y de Manuel Mihares en México. Él y yo resultamos los únicos de aquella banda que hemos seguido la música, dedicándonos a acompañar artistas… Entretanto yo toqué con el Dúo Dinámico (Manuel de la Calva y Ramón Arcusa) y con Juan Pardo, hasta que me tocó a mí el servicio militar en Ceuta, África. Y Adam Group se desintegró.

Junto al mejor guitarrista de flamenco de toda la historia, Paco de Lucía, y a Juan Manuel Serrat, dos de sus representados: estuvo treinta y cinco años con el primero y cincuenta y dos con el Nano.

-¿Ceuta, en África? Froilán García, un tío de quien habla ahora con usted, también transitó el servicio militar allí, como “gastador”, pero durante la Segunda Guerra Mundial. Era clase 1923.

-¡Mirá tú! Yo estuve en Ceuta en 1970. Lo recuerdo porque mi Valencia Club de Fútbol, con el argentino Alfredo Di Stéfano como DT, ganó aquella Liga 1970/1971. Estuve catorce meses cumpliendo la mili en Artillería.

-¿Di Stéfano, La Saeta rubia, nacido en Barracas, Buenos Aires, y consagrado en la Madre patria?

-Tal cual.

-¿Fue mejor futbolista que Maradona y que Messi, como sugieren algunos que lo vieron jugar?

-¡Hombre!, yo a Di Stefano lo vi, pero siendo muy chico… Igual, es distinto. Esto que hay aquí en Argentina de Maradona o Messi, Messi o Maradona: menos mal que Messi ganó por fin un Mundial y así ya nadie le puede reprochar más nada. Son épocas muy diferentes. ¿Sabés? Yo vi a Diego acá cuando arrancaba en Argentinos Juniors, antes de que viajara a Europa y se luciera en el Barcelona y el Napoli. Tomé un taxi en la puerta del hotel y apenas dije «¿Me lleva por favor a la cancha de Argentinos?», el chofer me preguntó, “¿¡Va a ver al pibe!?” (risas). Jugaba contra Talleres de Córdoba. No sé, pegaba el balón a su zurda y no había quién se lo quitara.

-Increíble.

-O sea, era una cosa espectacular. A Maradona le dieron con todo. En cuanto a Messi, pues, no digo que estuvo y está más protegido, pero el de los últimos años el fútbol es otro, de mucha más de asociación. Para el caso, si bien Messi ha tenido un momento muy muy muy muy excelentísimamente brillante con el Barcelona, contaba con la Selección española campeona del mundo en su equipo. Que es una figura, un figurón mundial, una estrella, no lo voy a descubrir. Incluso me preguntaras cuál de todos los jugadores argentinos que vi me gustó más te respondería Messi, porque lo disfruté más, lo vi más. Pero bueno, antes los partidos jugaban a la misma hora, se televisaba sólo uno, no podías verlos todos ni tanto, y ahora sí, van en distinto momento y si quieres no te pierdes de ver a ningún jugador que te guste: así es el negocio del pay per view.

-Habíamos dejado en el servicio militar…

-Cierto. Al salir de la mili tenía decidido dejar la música y encarar otra cosa. Había hecho un curso de sonido. Entonces, cmo te conté, me llamó la gente de Juan Manuel Serrat: les hacía falta un técnico de sonido, y lógicamente acepté. Eran otros equipos. He ido adquiriendo más conocimiento, tengo mucha idea, sé de qué va, pero ahora mismo, lo reconozco, la cosa digital ya me queda grande.

“¿SI ME ANIMO A ELEGIR LOS CINCO MEJORES TEMAS Y DISCOS DE SABINA Y SERRAT?… PUES, ¡VAMOS!”

Berry, manager de Serrat y Sabina
Frente al hotel de Recoleta donde Berry se aloja durante los días que corren, puede verse un pasacalle dedicado al la despedida de Sabina de los escenarios argentinos.

-¿Con qué nombre guarda en su celular los teléfonos de Joaquín y Joan Manuel?

-A Serrat como «JMS», y a Sabina con ninguno porque no tiene celular. Converso todo con Jimena (Coronado, pareja de Joaquín desde hace tres décadas). Nos reunimos todas las veces que hace falta, ella habla con él, él con ella y así funcionamos desde hace bastante tiempo.

-¿Es verdad que en más de medio siglo con Serrat usted ha faltado a pocos de sus recitales?

-A muy pocos. Empecé a ausentarme de algunos básicamente cuando comencé con Sabina. Porque antes a Juan Manuel y a Paco de Lucía los podía alternar: si por ejemplo uno venía aquí para las temporadas de febrero y marzo, el otro lo hacía para octubre y noviembre/noviembre y diciembre. Al revés de Les Luthiers, a quienes durante cuarenta años llevé a España con un socio mío. Entonces lo de ellos dos, Juan Manuel y Paco. podía hacerlo, iba a todos los sitios, hasta que empecé con Joaquín. Le decía a Serrat que iba a intercalar, y no pasaba nada. Siempre ha habido muy buena relación tanto entre ellos como entre ellos y yo.

Con Joan Manuel y Joaquín, para la primera gira de los cantautores juntos: Dos pájaros de un tiro, en 2007. «Acompañarlos juntos fue mi tesis final», le había declarado Berry a GENTE.

-¿Cuánto y cómo arrancó con Sabina?

-Me llamó en julio del ‘99, cuando ya había empezado la gira de 19 días y 500 noches. Me contaron que tenía problemas con Paco Lucena, su manager por entonces, un conocido mío. Me preguntó si podíamos hablar. Le contesté que sí, pero que primero lo haría con Juan Manuel, porque yo con Serrat me había criado, me había formado… Estas cuestiones han sido mi vida. Lo tomé muy personal. Podría haber trabajado en vez de con cinco, con diecisiete artistas, pero como siempre tuve la suerte de hacerlo con gente que he admirado mucho, procuré viajar con ellos a todos los sitios. Cuando ha habido alegría me he reído y cuando ha habido un problema, me lo he comido. Hoy lo veo y es una antigüedad. Los managers actuales en general mandan a alguien que llaman road manager -con todo respeto hacia los road managers, porque los hay y muy buenos-, pero no es lo mismo. Yo quería estar con ellos en todos lados y de ahí viene la porrada de kilómetros que reuní.

-Estamos hablando de los dos cantautores más relevantes en la historia de España.

-Probablemente, por lo que han representado para muchísimas generaciones. Con todo respeto. Rafael lleva todos los años del mundo y es un pepinazo de artista, pero por su tipo de canción -él no es autor- creo que no va a quedar tan calado en la gente como quedarán ellos dos. Julio Iglesias, igual. No estoy diciendo que no haya muchos más artistas y muy importantes, pero lo de Juan Manuel y Joaquín… Cuando se juntaron por primera vez para Dos pájaros de un tiro, aquella vez que te hablé de mi “tesis final”, sus repertorios eran mínimo para cuatro horas. Y debieron quedar afuera una cantidad terrible de éxitos. Repetían, «¿Pero qué quitamos? ¡Es que eso no se pueden quitar!…» A la hora de penetrar en la gente con tal cantidad de temas propios, sin dudas Serrat y Sabina son un punto y aparte.

«Llegué a ver a los Beatles en la Plaza de Toros de Las Ventas, en Madrid. Tocaban con unos equipos desde los que hoy los matarían. Pero bueno, era lo que existía. Yo soy de Beatles, mi grupo era Beatles. Por todos lados tengo colecciones de sus discos. El último 9 de diciembre tocó Paul McCartney en España, mi hija me invitó, y me la pasé llorando».

-¿Se anima a elegir las cinco canciones que más le gustan de cada uno?

-Ufff… Pues, ¡vamos! De Sabina, por ejemplo, Cuando aprieta el frío -poco conocida-, 19 días y 500 noches, Contigo, Princesa me gusta mucho, Calle Melancolía. No sé si te he dicho ya cinco, pero es que Joaquín tiene quince, veinte temas que ya se quedan para la memoria. Juan Manuel cuenta con una producción bastante mayor, si bien hay una cosa sobre la que mucha gente no se ha dado cuenta y es que durante toda su carrera ha mantenido un disco en castellano y uno en catalán. Los últimos, difundidos más que nada entre los muy serratistas, que abundan: incluso hay gente que ha  aprendido catalán con los discos de Juan Manuel… Ahora, volviendo a él, si quieres que te nombre cinco canciones, tómalas nomás de un álbum, Mediterráneo. No es el tema Mediterráneo, ¡es el disco Mediterráneo! Lo que hay allí adentro: Lucía, Aquellas pequeñas cosas, Qué va a ser de ti, Pueblo blanco, La mujer que yo quiero, Tío Alberto, qué sé yo, me pasé. O sea, es un disco que lo tiene todo. Al margen de ello, Juan Manuel suma unos veinticuatro, veinticinco álbumes en castellano y casi otros tantos en catalán, y de en cada uno de ellos, creo, hay, mínimo, un tema que ha sonado muchísimo.

-Y por obra completa y álbum trascendental, ¿cuál sería el Meditarráneo de Sabina?

-Sin dudas 19 días y 500 noches, que también cuenta con un montón de canciones inolvidables.

“NO SÓLO TENGO 77 AÑOS: TAMBIÉN TENGO DERECHO A PARAR”

Berry, manager de Serrat y Sabina
De recorrida por su entrañable Buenos Aires. «En verdad y felizmente no sé en cuántas oportunidades he venido. La paso muy bien aquí», reconoce.

Berry en la actualidad vive frente al Estadio Santiago Bernabéu. “¡Pero que quede claro -marca con su vozarrón- que no soy del Real Madrid, el dueño de casa, sino del Valencia, ¡caiga quien caiga! Simpatizar por el Madrid y el Barcelona es muy fácil: son los que siempre ganan. Lo difícil es ser un sufridor, como nosotros. Y aunque por estos tiempos, admito, no me reconozco muy fanático de nada, recuerdo haber visto con mi padre durante un montón de tiempo al Valencia de Mario Kempes. También, luego, cuando coincidieron en el tiempo (Pablito) Aimar y el Piojo López. O sea, la Selección Argentina casi ha pasado por el Valencia. No obstante, ahora tenemos de dueño a un chino que vende todo lo que le da tres golpes bien a la pelota. Así resulta imposible contar con un equipo para competir con el Barcelona o el Real Madrid”, redondea el erguido caballero de casi metro ochenta y barba y cabello entrecanos, al tiempo que desanda los últimos minutos de entrevista asegurando que “me encuentro muy bien. Gracias a Dios de momento no me duele nada. Esperemos que los achaques tarden un poco, si bien en cualquier momento me puede empezar a doler cualquier cosa… Y sí, no sólo tengo 77 años: también tengo derecho a parar”, subraya.

-¿Cuál es la edad de su esposa?

-Patricia (Ledesma) anda en los 64, trece menos que yo.

-¿Y es una santa, ella?

-No es una santa, es una valiente. Nos conocimos en 1976 en Televisa, México, nos casamos y pronto viajó a España conmigo, sin conocer a nadie. Mucho valor. Hasta que fuimos padres, unos seis años luego, viajó a mi lado. Y después, cada uno de los dos hemos asumido una parte: yo he renunciado mucho a mis hijos -y lo digo con pena, porque eso es irrepetible- y ella ha llevado la cosa adelante, criándolos y dando un soporte de estabilidad que sin Patricia hubiera sido imposible. Nos conocimos así y la verdad es que ha sido largo. Viajó bastante a Argentina, a México, en especial por su familia, a los países de América, pero ahora llegamos al punto que todo ha dado un giro al regreso: vuelve a quedarse sola. Súmale que esta última gira resulta muy larga, de tres meses. Pero bueno, es la última. Si queremos llamarle éxito a lo que ha sido mi vida profesional -yo creo que sí-, sin dudas Patricia representa una parte realmente importante del mismo.

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Berry y Joaquín. Una relación laboral, amistosa «y hasta familiar». Codo a codo vienen encarando la despedida con el tour Hola a adiós, que finalizará, si de nuestro país hablamos y tras diez recitales sold out, el viernes 18 de abril en el Movistar Arena de Buenos Aires, y definitivamente, el 30 de noviembre el Movistar Arena de la capital española.

-¿En qué circunstancias se cruzaron sus vidas?

-Mientras Serrat se encontraba exiliado en México y no podía volver a España. Hicimos una gira que se llamaba Conciertos de Primavera. Compramos un motor home en Seattle, Estados Unidos, y parábamos en los sitios donde hubiera un teatro y nos diera como para comer o algo más. Yo conducía el camioncito e íbamos con la banda. Manejé 86 mil millas, unos 130 mil kilómetros sobre aquellas carreteras, prácticamente no había autopistas. Así que, imagina, por distancias recorridas entre tierra, mar y aire debo reunir unos cuantos más kilómetros que aquellos seis millones y medios que te mencioné. Desde que nos conocimos con Patricia, y más allá de que a mis 39 años padecí un cáncer de vejiga que superé, hemos tenido la suerte de estar bien de salud en términos generales, y así llegar a nuestra madurez.

-¿Y cómo imagina sus días posteriores al cierre de este tour de Sabina que culminará el 30 de noviembre en la capital española?

-Me veo escuchando mucha música y de todo tipo, como lo hago ahora. Incluso músicas de las de ahora, por no perder el hilo. El problema radica en que no me gustan. Acostumbrado a los señores con los que yo he trabajado, habiendo visto sus desesperaciones para acabar una letra, se me complica. Ahora dicen cualquier cosa y todo cuela… Me cuesta. Por otro lado, como he sido un buen jugador de tenis y a mi edad ya es un deporte que me hace daño, cinco años atrás comencé con el golf. Me defiendo y lo paso muy bien. Por supuesto que camino el campo: no me gusta ir en carrito. Por lo demás, en términos sentimentales…

Berry, manager de Serrat y Sabina
«Ya que la profesión mía no tiene universidad, el manager debe aprender -aparte de a tener un buen abogado- a conducir sin cinturón en esta ruta que te lleva a teatros, estadios y compañía. El tema luces, sonido, cosas así nada más los puedes aprender yendo a los montajes, viéndolos, permaneciendo encima todo el tiempo. Te aseguro que no hay un manual del manager ni se estudia a la distancia.», reflexiona Berry sobre su peculiar y viajera vocación.

-Cuéntenos, por favor.

-Además de a mi mujer, tengo en México un hijo (David, 41, propietario de una empresa de marketing digital con 80 empleados) y una nieta (Julia, de un año y medio), y en Madrid a una hija (Patricia, 37, hoy asistente personal de Pino Sagliocco, presidente en España de la productora de eventos Live Nation) con otro nieto (Martín, de siete años y medio). Entonces ahora ando con el corazón partío, como diría Alejandro Sanz: entre Madrid y México. Debo ocuparme de esas cosas. Me voy a repartir el tiempo entre ambos sitios, y añadiría Menorca, la isla donde poseo una casita y una pequeña barquita. Pero siempre moviéndome, nada de quedarme tumbado en la cama o sin hacer nada. Habrá tiempo cuando la salud me empiece a fallar. Como verás, todos los condicionamientos son para jubilarme de una buena vez.

-Serrat ya puede vivir sin giras, probablemente Sabina también. ¿Usted podrá?

-Sería una injusticia que tras cincuenta y seis años trabajando con varios de los artistas más importantes de España no pudiera. Tampoco soy un hombre de grandes necesidades. No vive más feliz el que más tiene, sino el que menos necesita. Yo me encuentro en esa segunda parte. Compro en los supermercados de abajo de mi casa. No poseo coche, me tomo el metro, el ómnibus. ¡Si además, como la tercera edad está protegida en España, tengo un carnet de viejecito que me permite hacerlo gratis! Te diría que ahora sí es la despedida mía. Ahora me quiero dedicar a vivir.

Fotos: Chris Beliera
Fotos históricas: Archivo Revista GENTE y redes sociales
Videos: Leo Ibáñez
Retoques de fotografía: Darío Alvarellos
Agradecemos a Jimena Arce (Ja! Comunicación)

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Redacción

Fuente: Leer artículo original

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