Talleres campeón. Cam-pe-ón. Y con mayúsculas: TALLERES CAMPEÓN. Así, a lo grande, festejando en la Supercopa Internacional. Con una definición por penales que quedará en la historia por lo dramática que fue. Talleres campeón. Y contra River. En Paraguay se vivieron algunas de las sensaciones más increíbles para la historia del fútbol de Córdoba. En La Voz recapitulamos algunas de ellas en esta nota que muestra la trastienda de ese festejo.
El plantel de la “T” volvió de madrugada (pasadas las 4) y en Córdoba se respiraba un clima de euforia total.
El penal de Benavídez, para un Talleres campeón
Todas las cosas que pasaron para que Talleres fuera campeón. Hasta Gonzalo Montiel erró un penal. Hasta el Marcelo Gallardo que le ganaba los duelos mano a mano a todos los argentinos. Todo y de todo. Y el árbitro Ramírez demorando la ejecución. Y Gastón Benavidez tomando eaa pelota. Soportando la presión. Jugándose la felicidad de un pueblo multitudinario. Y fue y le pegó y todo en Talleres floreció.
Benavídez le dijo a La Voz que trató de no pensar mucho en ese momento, que pudo abtraerse, que pensó en su hijo Mateo. “Le pedí que viniera con un pan bajo el brazo y así fue. No te puedo explicar lo que siento”, decía emocionado debajo de uno de los arcos de La Nueva Olla, donde un utilero de Talleres le había cortado un poco de red. También tenía la medalla.
“Todo esto queda para mí y mi familia. Queríamos esta alegría con Talleres”, contó emocionado. Desde lejos le gritaban “Chaco, Chaco”. Era uno dr los últimos hinchas de Talleres en la tribuna. Ese hincha, de nombre Franco, le pidió a La Voz que le entregue una remera. La Voz cumplió y se la dio. Benavídez agradeció el gesto y le gritaba “gracias, gracias”. Benavídez fue el hombre más “selfiado” en esos festejos.
Talleres-River: Fassi, presente en Paraguay
Todo fue unn torbellino desde ese instante. Andrés Fassi gritó el gol en un palco, con su familia. No podía bajar al campo de juego a recibir el trofeo. Sí estaba en esa ceremonia su hijo Sebastián, que cruzó miradas con Claudio Tapia, el titular de la AFA, el antagonista ideológico del fútbol actual. “¡¿Viste cómo pasó y lo saludó a ‘Chiqui’ a Herrera cuando le dio la copa!?”, se comentaba en ese campo de juego de La Nueva Olla. ¿Fassi no tocó la copa? Sí. Sí. Al final de todoel festejo que era público. Pasó por la puerta del vestuario y Guido Herrera le dio la copa.
No fue el único que mencionó a Fassi. Lo hizo Medina en la conferencia de prensa. “Este título es de él. Se lo merece más que nadie. Yo le agradezco que fue a buscarme, que me trajo de vuelta. Veo cómo trabaja y lo que hace por este club, por eso me sorprendía que en este mal arranque de año que habíamos tenido se pensara en borrar todo. Fassi no pudo estar en el festejo por lo que de AFA, pero Fassi es el merecedor de todo esto”, sentenció el “Cacique”, que había seguido los penales al borde de la locura. Una locura menos ampulosa que las que suelen verse. Pero intensa. Apenas marcó Benavídez se abrazó a un colaborador. Y se sintió emocionado.

El Cacique Medina y la estrella de Talleres
Ese Medina que agradeció a Fassi estaba como disfrutando de la escena en el campo de juego. Tenía la mano en los bolsillos. Hablaba con el periodista Matíad Barzola y le agradecía que Barzola le había mandado un mensaje “cuando las cosas no estaba bien”. Y ahí sí atendió a La Voz
Medina le dedicó el triunfo a su familia y su papá, que estuvo en el estadio. A sus hijos en Uruguay. A su esposa e hija en Córdoba. El “Cacique” en esa conferencia avisó que Talleres es su casa, que Córdoba está siendo su hogar. Que volvió para ser campeón. Le preguntaron por la estrella en el escudo. “Si mirás hacia atrás, ese escudo tiene una estrella, pero ahora va a tener dos. En parte es gracias a vos”, le dijeron. Giró la cabeza, vio el escudo y se emocionó. “Es un orgullo formar parte de la historia de Talleres. Soy un tallarín más”. Fue el último en irse del estadio. Respetó el festejo de los jugadores. Y avisó: “Esto, ser campeón, no es el fin. Es el inicio de lo que viene para Talleres”.

Bebelo y Bustos
Emanuel Reynoso y Nahuel Bustos son dos jugadores hinchas. Y estuvieron en la final con River con esas vibras. Por eso a “Bebelo” le dolió el alma errar el penal. “Fue un bajón. Y cuando llegó el momento del penal de Gastób le rezé al cielo para que entrara. Fue una felicidad muy grande. Yo volví para ser campeón y se dio”, se emocionó ante La Voz. Lo mismo pasaría con Bustos. Estaba con su hijo y su pareja. Abrazó a su nene con todo y le puso la medalla. “Es una locura todo esto. Lo merecíamos hace mucho”, le dijo a La Voz.
El vestuario de Talleres
Sobró ferné branca en ese vestuario. Guido Herrera me metió tragos a lo lindo. Cristian Tarragona tomó el micrófono de ESPN e hizo de notero. Nahuel Bustos estuvo un primer plano cantando “un minuto de silencio pa’ Belgrano que está muerto”. Y explotaron los lanzamientos de agua y de esos alcoholes. Fue un delirio. El vestuario más feliz en año.

Córdoba desde Paraguay
En los micros que iban llevando a la delegación de Talleres hacia el aeropuerto, los celulares bramaban. Las imágenes que llegaban desde Córdoba eran el tema. Las postales del Patio Olmos, por ejemplo. Se las mostraron a los jugadores, al mismo Medina. Todos se emocionaron.

“Esto es de la gente”, decían. También se reían del video de Felipe Melo, el volante brasileño que subió a su cuenta una broma a River diciendo “Vamos Talleres”. Lo último fue em relato del gol del Bocha Houriet en el avión chárter que traía hinchas. Tronó el “Dale campeón”. Así se fue Talleres de Paraguay. Se fue campeón.