El domingo por la tarde, la tranquilidad de la costanera central de Rosario se transformó en una tragedia. Lucas Martín Cicarelli, un joven de 30 años, fue asesinado durante un asalto mientras disfrutaba de una merienda con su novia junto al río.
En las últimas horas, su madre, Zulma, habló con el programa De boca en boca (Radio 2) y ofreció un testimonio desgarrador que reflejó el dolor y la impotencia de una familia destrozada.
“Salió de trabajar, él era mesero. Fue al río con su novia, que es compañera de trabajo (del club Alemán), a comer galletitas –‘Pepas, que le encantaban’, aclaró su papá Valther– y a tomar un jugo de frutas. Cuando vinieron los dos tipos que saltaron la baranda. Uno tenía un arma”, relató la mujer, quebrada por la emoción.

Según la reconstrucción, Lucas estaba sentado con su pareja cuando los delincuentes los sorprendieron. En medio del forcejeo, el joven intentó proteger a su novia, pero fue empujado por la barranca.
“Lucas se abalanzó sobre uno para que su novia pueda correr y pedir ayuda”, agregó su madre. Murió casi en el acto. Los agresores escaparon sin dejar rastro.
“Lo tiraron por un celular”
Uno de los hermanos de Lucas no ocultó su indignación por la violencia absurda del hecho. “Lo tiraron por un barranco por un celular, por lo que podrían tener en la cartera o en la mochila. Imaginate la basura que tenés que ser para cagarte en la vida de otra persona. Lo tiraron por dos mangos que los podrían haber hecho trabajando”, dijo entre lágrimas.
Su familia contó que la escena fue caótica y que las demoras en el rescate agravaron la angustia. “Al principio la Policía no podía bajar. Prefectura no podía subirlo a la lancha. Fueron los bomberos los que lo subieron. Había muchos testigos. La Policía nos dijo que va mucha gente a ese lugar. Pedimos por favor si alguien vio el hecho que se comunique con nosotros”, reclamó uno de sus seis hermanos.
Un joven trabajador y un padre ejemplar
En medio del dolor, Zulma recordó con orgullo a su hijo. “No lo pude abrazar y necesito eso, darle el último adiós, viéndolo”, expresó entre sollozos.
Además, la mujer describió a Lucas como un “chico sano y buen padre”, que trabajaba sin descanso para mantener a sus tres hijos: una nena de 12 años, otro de 8 y el más chico de 5.

Su historia conmovió profundamente al país. Según relató su madre, Lucas se había hecho cargo de su hija mayor cuando la madre de la niña la abandonó a los dos meses de vida, y desde entonces nunca dejó de cumplir su rol de padre.
La familia lanzó una colecta solidaria para cubrir los gastos del velatorio. Los vecinos de su barrio, sus compañeros del club y decenas de rosarinos se unieron en apoyo, expresando su indignación ante una muerte que volvió a exponer la violencia que atraviesa esa ciudad de Santa Fe.