“Actuábamos una historia de pioneros, pero lo que quedó fue un mito que nunca se apaga”. comentó alguna vez Melissa Gilbert a puro acierto. Porque sí, estrenada en 1974 por NBC, La familia Ingalls superó todas las expectativas, se convirtió en un fenómeno mundial y, en Argentina, en un ritual televisivo. Sus valores familiares y la épica pionera marcaron generaciones. Pero detrás de la armonía y la vida sencilla de Walnut Grove se escondieron tensiones, secretos y rumores que todavía hoy alimentan el mito. Con la vuelta de la serie al trece (los sábados a las 9:30 AM), repasamos sus secretos nunca revelados.
I. MICHAEL LANDON, ¿PADRE PROTECTOR O JEFE TEMIDO?

El multifacético Michael Landon fue el alma de la serie. Escribió 51 guiones, dirigió 90 episodios y protagonizó a Charles Ingalls. Pero, ¿qué había detrás de esa sonrisa? Karen Grassle (Caroline) reveló en el libro Bright Lights, Prairie Dust (Luces brillantes, polvo de la pradera): “Podía ridiculizarte frente al equipo entero. Para mí, era devastador”. En cambio, Melissa Gilbert lo definió en Prairie Tale (Historia de la Pradera) como “mi papá número dos”. Los técnicos recuerdan jornadas de 16 horas y un Landon omnipresente que filmaba hasta descalzo para ganar tiempo. ¿Fue un genio paternal o un director tiránico? El interrogante persiste.
II. MELISSA GILBERT Y LANDON, UN VÍNCULO QUE MARCÓ UNA VIDA

Laura Ingalls en pantalla, Melissa Gilbert fuera de ella, creció a la sombra de Landon. “Él me enseñó todo. Fue el gran referente de mi vida”, escribió en Prairie Tale. Pero cuando en 1981 el actor dejó a su esposa por la maquilladora Cindy Clerico, Gilbert se sintió herida: “Me enteré por los diarios. Fue como si me hubiera engañado a mí también”. Tras la muerte de Landon, en 1991, confesó: “Perdí a la persona más influyente de mi vida. Nunca me recuperé del todo”. ¿Mentor o figura de dependencia emocional? Esa pregunta aún sigue abierta.
III. MELISSA SUE ANDERSON Y LA PARTIDA SIN EXPLICACIÓN

Mary Ingalls se fue de la serie en 1981. Oficialmente, por motivos artísticos. Extraoficialmente, los rumores hablaban de un romance con un productor de NBC. El historiador Patrick Loubatière lo documentó en su libro: “La relación con Landon se enfrió de golpe. Nadie entendía por qué”. En su autobiografía, The Way I See It (La forma en que lo veo), Anderson se limitó a decir, sin extenderse un carácter: “Algunas cosas es mejor dejarlas en el pasado”. Su salida sigue siendo un misterio que ni el tiempo aclaró.
IV. NELLIE OLESON, LA VILLANA MÁS ODIADA

La actriz que interpretó a Nellie Oleson, Alison Arngrim, en Confessions of a Prairie Bitch: How I Survived Nellie Oleson and Learned to Love Being Hated (Confesiones de una perra de la pradera: Cómo sobreviví a Nellie Oleson y aprendí a amar ser odiado), lo contó sin rodeos: “Me escupían en la calle. Para muchos, yo era Nellie de verdad”. Su personaje, inspirado en tres niñas reales que conoció Laura Ingalls Wilder, la convirtió en la gran antagonista. La paradoja: Arngrim se convirtió en activista contra el abuso infantil. El mito persiste. ¿Hasta qué punto la maldad de Nellie era pura actuación? Ella lo admite entre risas: “El mayor triunfo fue que me odiaran tanto”.
V. LOS DOBLES SECRETOS DE LOS NIÑOS

Las leyes californianas limitaban el trabajo de menores y prohibían que hicieran escenas peligrosas. Sin embargo, Laura, Mary y Carrie vivían en constante riesgo en la trama. Melissa Gilbert lo admitió: “Después de caerme de un caballo, empezaron a usar una doble en muchas escenas. Nunca aparecían en los créditos. Eran como un fantasma en el set”. Al menos cinco niños suplentes trabajaron en secreto. Sus nombres nunca fueron publicados. Hasta hoy, los “niños invisibles de Walnut Grove” siguen siendo una historia pendiente.
VI. LA MALDICIÓN DE WALNUT GROVE

Victor French (Edwards) murió en 1989 de cáncer de pulmón. Michael Landon lo siguió en 1991. Otros miembros del elenco sufrieron tragedias familiares. En convenciones de fanáticos se llegó a escuchar: “El set estaba maldito. Se construyó sobre tierras oscuras”. Superstición o coincidencia, lo cierto es que la sucesión de muertes tempranas alimentó la idea de una maldición. Un mito más en la larga lista que rodea a la serie.
VII. EL DÍA QUE VOLÓ WALNUT GROVE

El episodio último, emitido el 21 de marzo de 1983, dejó una de las imágenes más impactantes de la tevé: los habitantes dinamitando su propio pueblo. Landon justificó la decisión: “No quería que el set se usara en otra serie barata”. Pero Dean Butler (Almanzo) fue categórico: “Se trató de una venganza de Michael contra NBC”. Las casas realmente fueron destruidas con explosivos. Walnut Grove desapareció de verdad. Fue el último acto de un creador que quería tener la última palabra.
VIII. ¿HISTORIA REAL O FICCIÓN TELEVISIVA

Los libros de Laura Ingalls Wilder contaban con detalle su vida en la frontera, pero Landon y su equipo se tomaron muchas licencias. Albert, el hijo adoptivo, nunca existió. El reverendo Alden tuvo un rol mucho menor en la vida real. La enfermedad de Mary fue modificada. Landon lo admitió en 1977: “Esto no es un documental. Es una versión romántica de la historia”. La pregunta eterna es cuál recordamos, la historia real o la televisiva.
IX. LOS FINALES ALTERNATIVOS PERDIDOS

Alison Arngrim reveló en 2014: “Michael escribió varios finales posibles. Uno era la muerte de Charles, otro la mudanza de la familia. Nunca los filmamos”. Los rumores dicen que esos guiones quedaron en manos de Cindy Clerico, la viuda de Landon. Jamás fueron publicados. El enigma de esos desenlaces ocultos es la última pieza de un rompecabezas que nunca termina de completarse.
X. LA MUERTE DE LANDON Y LA SOMBRA DE LA RADIACIÓN

El 9 de abril de 1991, Michael Landon anunció que padecía cáncer de páncreas inoperable. Murió tres meses después. Demasiado rápido. Algunos relacionaron su partida con la cercanía del set en Simi Valley al complejo nuclear de Santa Susana, escenario de una fuga radiactiva en 1959. Otros hablaron de pesticidas en los campos. Nunca se probó nada. En esa conferencia, Landon dijo con ironía: “Disfruté de una existencia increíble, no me pregunten por qué ahora tengo mala suerte. Así es la vida”. La sospecha de una conspiración ambiental quedó como una de las leyendas más oscuras de Walnut Grove.