El desempleo juvenil sigue siendo uno de los desafíos más profundos y persistentes en América Latina. Según los datos más recientes de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), en el segundo trimestre de 2024 la tasa de desocupación entre los jóvenes de 15 a 24 años superó el 20% en varios países. En este contexto, Uruguay se posiciona a la cabeza con un alarmante 28,1%, seguido por Costa Rica (23,3%), Colombia (20,6%) y Chile (20,1%), lo que subraya la magnitud de este problema estructural en el continente.
La OIT sostiene que la tasa de desocupación juvenil es casi tres veces mayor que la de los adultos. «La falta de empleo estable y remunerado, sumada a la alta informalidad y los bajos salarios, limita las oportunidades de movilidad social de este grupo«, advierte en su último informe sobre el Panorama Laboral en América Latina y el Caribe.
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En quinto lugar se ubica Argentina, con 19,6%, seguido de Brasil (14,8%), República Dominicana (14,7%) y Paraguay (14,1%).
Por otro lado, los países que muestran tasas significativamente más bajas de desempleo juvenil son Ecuador (8,9%) y México (5,9%), que se encuentran por debajo del promedio regional de 13,8%.
Sin embargo, es importante interpretar estos datos con precaución, ya que, en algunos casos, una tasa de desempleo más baja puede estar relacionada con una alta participación en el empleo informal o en actividades no registradas, las cuales no siempre aseguran condiciones laborales adecuadas ni estabilidad económica para los jóvenes.
Perspectivas para 2025
Las expectativas para este año no son muy diferentes. La OIT proyecta para 2025 una tasa de desocupación similar a la de 2024, en un rango de entre 5,8 por ciento y el 6,2 por ciento.
La Convención número 138 de la OIT establece los 15 años como la edad mínima para la admisión al empleo, aunque permite a los países con economías e infraestructuras educativas insuficientemente desarrolladas fijar temporalmente la edad mínima en 14 años. Según el organismo, en América Latina y el Caribe la edad mínima para acceder al empleo suele oscilar entre los 14 y los 18 años.
«Los desafíos del empleo juvenil revelan la urgente necesidad de integrar plenamente y en forma sostenible a las juventudes en el mercado laboral formal. La alta tasa de desempleo juvenil y la informalidad laboral a las que se enfrentan las personas jóvenes son cuestiones que requieren atención inmediata», dice el documento.