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jueves, octubre 30, 2025

Los 5 acusados por la muerte de Matthew Perry: quiénes son y qué papel cumplió cada uno

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Diciembre será el mes en que el juicio por la muerte de Matthew Perry (1969-2023) terminará de ordenar las cosas en la compleja red de responsabilidades. Desde el deceso de la estrella de Friends el 28 de octubre de 2023 –fue encontrado sin vida en un jacuzzi de su casa de Pacific Palisades, en Los Ángeles– como consecuencia de los efectos agudos de una sobredosis de ketamina, fueron arrestadas 5 personas.

El fiscal sostuvo que los acusados “buscaban beneficiarse del actor antes que velar por su bienestar”. ¿Los cargos que enfrentan e incluso debieron admitir ante la evidencia, aunque su defensa insista con que se trataba de un «consumidor informado»? Cargos por conspiración para distribuir la droga anestésica que era parte de su tratamiento contra la depresión –y a la que se había hecho adicto–, distribución con resultado de muerte y falsificación de registros en el marco de una investigación federal.

Tras el estreno en Latinoamérica de Matthew Perry: A Hollywood Tragedy, una docuserie de Universal + que investiga con precisión forense los días previos a su fallecimiento y desentraña el sistema que lo rodeaba, repasamos el quién es quién en la cadena de responsabilidades que conformaron facilitadores, asistente personal, médicos y dealer por suministro de la dosis mortal.

Uno de los médicos supuestamente involucrados en la cadena de mensajes le dijo a otro: «Me pregunto cuánto pagará este imbécil… Vamos a averiguarlo». Según las autoridades, los profesionales de la salud conseguían cada frasco de ketamina a 12 dólares, mientras que eran vendidos al actor por 2000.

1. Jasveen Sangha, la «reina de la ketamina» y la proveedora del «bienestar químico de Hollywood»

Jasveen Sangha, de 42 años, fue descrita por los fiscales como el epicentro de una red de distribución de drogas orientada a celebridades. Según documentos judiciales, operaba desde una casa en North Hollywood que funcionaba como centro de almacenamiento y venta de sustancias controladas. En marzo de 2024, agentes federales incautaron allí 79 viales de ketamina líquida, metanfetamina, MDMA y pastillas falsas de Xanax. La fiscalía determinó que Sangha vendió al entorno de Matthew Perry 51 viales de ketamina durante octubre de 2023.

La mujer se hacía pasar por facilitadora de tratamientos de bienestar alternativo, aunque no poseía licencias médicas ni autorización para administrar anestésicos. Los registros muestran que utilizaba aplicaciones de mensajería cifradas para coordinar entregas y pagos en efectivo. Su clientela incluía actores, músicos y empresarios de alto perfil en Los Ángeles y Las Vegas. Tras la muerte de Perry, se detectaron mensajes en los que pedía a su intermediario eliminar conversaciones y pruebas digitales.

Según la investigación, Jasveen Sangha no es sólo una proveedora para celebridades, si no «una arquitecta de una red» que terminó cobrando la vida de uno de los actores más queridos de su generación. «Sabía que algunas iban a ser para él, sí», sostuvo acerca de los viales de ketamina. Enfrenta una posible condena de hasta 65 años de prisión.

En agosto de 2025, Sangha se declaró culpable de cinco cargos federales, incluyendo distribución de narcóticos con resultado de muerte. La fiscalía solicitó una pena de hasta 65 años de prisión, mientras que su defensa argumentó que Perry era un “consumidor informado”. El juez del caso determinó que su papel fue “determinante y consciente” dentro de la cadena que provocó la sobredosis fatal. Actualmente permanece detenida en una prisión federal de California a la espera de sentencia.

Las autoridades describieron su negocio como un ejemplo del “nuevo rostro del tráfico en Hollywood”, donde drogas clínicas circulan como bienes de lujo. Para los investigadores, Sangha capitalizó el vacío entre la regulación médica y el consumo recreativo, convirtiendo el bienestar en una mercancía letal. Su caída terminó por exponer a médicos, asistentes y dealers que orbitaban el bienestar químico de Hollywood.

Parte de las drogas incautadas en la casa de la «reina de la ketamina».

2.  Erik Fleming, el intermediario

Erik Fleming, de 59 años, era conocido en la escena de Los Ángeles como productor musical y promotor de eventos. Según la investigación, actuó como puente entre Sangha y los clientes interesados en adquirir ketamina sin supervisión médica. Su vínculo con Perry se remontaba a comienzos de los 2000, cuando ambos coincidieron en círculos sociales ligados a la industria del entretenimiento. En los meses previos a la muerte del actor, fue Fleming quien gestionó la compra de los viales que finalmente llegaron a su mansión de Pacific Palisades.

Los fiscales sostienen que Fleming cobraba comisiones por cada operación y se encargaba de coordinar las entregas. En los mensajes recuperados por los investigadores, él mismo describía el producto como “puro, de laboratorio y para uso VIP”. Tras el fallecimiento de Perry, envió textos a Sangha en los que sugería “borrar todo rastro” de la transacción. Esa evidencia digital fue clave para su imputación por conspiración y distribución de drogas controladas.

A la derecha, Erik Fleming, quien dijo haberse enterado a través de un amigo que Perry estaba buscando ketamina. En comunicaciones con el asistente personal del actor (Kenneth Iwamasa), el hombre mencionó que su fuente tenía como apodo «la Reina de la Ketamina” (Jasveen Sangha) y que “sólo trata con gente de alto nivel y celebridades”.

Durante su audiencia, Fleming admitió haber actuado como intermediario y reconoció que “sabía que el actor no debía consumir ketamina sin control médico”. En su acuerdo judicial, aceptó colaborar con la fiscalía proporcionando detalles sobre la red de clientes de Sangha. Su testimonio permitió identificar a otros proveedores y doctores involucrados en el suministro. Por esa cooperación, podría recibir una condena reducida de entre 10 y 15 años.

El Los Angeles Times señala que Fleming se definía como “alguien que ayudaba a conectar”, pero los fiscales lo consideraron un engranaje esencial del circuito clandestino. La Fiscalía afirma que entregó 50 viales de ketamina provenientes de Sangha para el uso de Perry, incluyendo 25 viales vendidos al actor cuatro días antes de su muerte

3. Kenneth Iwamasa, el asistente personal

Kenneth Iwamasa, de 59 años, trabajó para Matthew Perry durante más de una década y era considerado parte de su entorno más íntimo. Su rol en la tragedia fue determinante: los registros judiciales indican que fue él quien administró las inyecciones de ketamina el día de la muerte del actor. Según la reconstrucción de la fiscalía, Perry le pidió tres dosis entre las 8:30 a.m. y las 4:00 p.m. del 28 de octubre de 2023. Cuatro horas después de la última aplicación, el actor fue hallado sin vida en su jacuzzi.

Iwamasa no tenía formación médica ni autorización para manipular sustancias controladas. En los mensajes de texto recuperados por los investigadores, se lo ve recibir instrucciones sobre dosis y frecuencia. Al declarar ante el tribunal, admitió haber actuado “por pedido directo de su jefe” y reconoció que temía perder su trabajo si se negaba. Su participación fue catalogada como “negligencia criminal con resultado de muerte”.

La mañana del 28 de octubre de 2023, Matthew Perry pidió a su asistente (Kenneth Iwamasa) que le inyectara ketamina. Horas más tarde, solicitó una nueva dosis mientras miraba una película y una tercera antes de entrar al jacuzzi. “Disparame con una grande”, dijo el actor, según consta en los documentos judiciales.

Tras la autopsia y la incautación de los teléfonos del entorno, los agentes encontraron conversaciones eliminadas en su dispositivo. Los peritos confirmaron que Iwamasa intentó borrar mensajes con Fleming y Sangha el mismo día del fallecimiento. Esa acción derivó en un cargo adicional por obstrucción de la justicia. La fiscalía pidió para él una condena de entre 8 y 12 años de prisión.

El caso de Iwamasa expuso el nivel de dependencia emocional y profesional que muchas figuras públicas mantienen con su personal de confianza. Para la fiscalía, fue “una tragedia de lealtad mal entendida”, en la que un asistente sin herramientas médicas asumió decisiones que correspondían a un profesional.

4. Dr. Mark Chavez, el médico permisivo

El doctor Mark Chavez, anestesiólogo certificado en California, fue quien introdujo a Perry en los tratamientos con ketamina a nivel clínico. De acuerdo con los documentos citados por Los Angeles Times, su consulta privada ofrecía “protocolos experimentales de bienestar” a pacientes de alto perfil. Las autoridades determinaron que Chavez recetó dosis por encima de lo permitido y firmó autorizaciones sin controles de seguimiento. En los registros médicos, omitió advertir los riesgos de combinar ketamina con buprenorfina, un analgésico que el actor también consumía.

Chavez alegó que sus indicaciones eran parte de un plan médico aprobado, aunque la fiscalía comprobó que varias recetas fueron emitidas sin cita presencial. Los investigadores encontraron correos y transferencias que demostraban pagos en efectivo por servicios no registrados. Además, intercambió mensajes con el doctor Salvador Plasencia, quien convalidaba las prescripciones sin realizar estudios clínicos. Su conducta fue tipificada como “prescripción negligente de narcóticos controlados”.

Chavez admitió haber vendido ketamina a Salvador Plasencia, un médico con licencia al que conoce desde hace al menos 20 años. Según los fiscales, lo hizo sabiendo que se la vendería a Perry, quien luchaba contra una adicción a la ketamina.

La defensa intentó demostrar que la ketamina clínica administrada en su centro no estaba vinculada a la dosis fatal. Sin embargo, el tribunal consideró que su práctica contribuyó a la dependencia del actor y facilitó el acceso a la droga fuera del entorno médico. En agosto de 2025, Chavez se declaró culpable de violar la Ley Federal de Sustancias Controladas.

La fiscalía describió su actuación como un “abandono ético”, al priorizar el prestigio y los honorarios sobre la seguridad del paciente. Enfrenta una pena de hasta 20 años de prisión y la inhabilitación permanente para ejercer la medicina.

5. Dr. Salvador Plasencia, el cómplice silencioso

El doctor Salvador Plasencia, médico general con licencia en California, completaba el engranaje clínico que sostenía el consumo de Perry. Según la acusación, firmó múltiples recetas de ketamina y buprenorfina para el actor entre 2022 y 2023 sin realizar evaluaciones físicas. Sus registros fueron utilizados para justificar las compras de fármacos en farmacias de Los Ángeles. También intercambió mensajes con Fleming y Chavez para coordinar la entrega de los medicamentos.

En su declaración, Plasencia admitió que confiaba en la evaluación de Chavez y que “no verificó personalmente” la condición del paciente. Los fiscales señalaron que esa omisión permitió a Perry acceder a sustancias que requerían control hospitalario.

En uno de los correos incorporados a la causa, Plasencia escribió: “Si lo firma Mark (Chavez), yo lo respaldo”. Esa frase se convirtió en evidencia de su papel secundario pero esencial.

Plasencia fue imputado por prescripción indebida de narcóticos y colaboración con una red de distribución ilegal. En sus declaraciones ante la justicia expresó arrepentimiento y dijo haber “actuado por costumbre” dentro de un sistema que favorece a las celebridades. Su cooperación con la investigación le permitió obtener una reducción de pena, aunque enfrenta entre 5 y 10 años de prisión. Su licencia médica fue suspendida de manera indefinida.

El Dr. Salvador Plasencia representaba el eslabón burocrático que daba apariencia de legalidad a prácticas que bordeaban lo delictivo. En palabras del fiscal Martin Estrada, “sin firmas como la suya, el circuito nunca habría funcionado”.

Los crueles mensajes de los acusados 

En uno de los mensajes recuperados por los investigadores, el doctor Salvador Plasencia se refirió a Perry con desdén. “Me pregunto cuánto estará dispuesto a pagar este idiota”, escribió al intercambiar textos con otro médico implicado, según los documentos presentados por la fiscalía federal. Esta frase fue citada en la acusación para demostrar la falta de empatía hacia el actor en los días previos a su muerte.

Otro mensaje, atribuido al mismo Plasencia, muestra cómo los acusados se comunicaban con códigos internos. En una conversación con su colega Mark Chavez, utilizó el apodo “Dr. Pepper” para ocultar la identidad de quien proveía la ketamina. Los fiscales sostienen que esa jerga buscaba encubrir la venta ilegal de la sustancia entre los miembros de la red.

Erik Fleming, el intermediario entre la distribuidora Jasveen Sangha y el entorno del actor, se jactaba de la calidad del producto que entregaba. “No tiene marca, pero es increíble… ella solo trata con gente de alto nivel y celebridades”, escribió refiriéndose a Sangha, conocida como la Ketamine Queen. Este mensaje fue citado como prueba del vínculo directo entre ambos traficantes.

Tras la muerte de Perry, los investigadores encontraron otro texto comprometedor en el teléfono de Jasveen Sangha. “Elimina todos los mensajes”, le pidió a Fleming apenas se conoció la noticia del fallecimiento del actor. La instrucción, enviada de madrugada, fue interpretada por los fiscales como un intento de obstrucción y encubrimiento.

En los registros obtenidos del teléfono del asistente Kenneth Iwamasa, quien inyectó la ketamina a Perry, se encontraron expresiones que revelan la normalización del consumo. “Dice que la necesita para relajarse, le voy a poner otra”, escribió a un contacto pocas horas antes del deceso.

Fotos: redes y archivo Atlántida.

Redacción

Fuente: Leer artículo original

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