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jueves, octubre 23, 2025

Los 74 años de Charly García en 74 fotos: de su infancia a sus más icónicos festejos; de sus instantáneas inéditas al mito

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Hoy, 23 de octubre, Charly García cumple 74 años. En GENTE abrimos nuestro archivo para volver al origen: al niño tímido y sensible que, mucho antes de ser leyenda, pasaba horas explorando un piano de juguete en el petit hotel familiar de Caballito y que hoy sigue hablándole a nuestros corazones. En plena infancia, ya viéndolo tocar en fotos de hace más de 60 años atrás, ya se podía ver esa concentración hipnótica que después marcaría toda su vida.

No es tan simple recordar que ese hombre de bigote bicolor, rebelde y desafiante, alguna vez fue un niño callado, de mirada profunda, que prefería los sonidos a las palabras. En el petit hotel familiar de Caballito, entre cocineras y mucamas, Carlitos pasaba horas buscando melodías que parecían venir de un lugar secreto. A los tres años, mientras sus padres viajaban por Europa (corría 1955), descubrió el poder del sonido, la magia del orden invisible que une las notas.

Charly aprendió a tocar el piano a los 4 con un instrumento de juguete que le regaló su abuela materna. En la foto, el Carlitos tímido, sensible, de oído absoluto y genio precoz que ya escuchaba la vida en otro tono.

Pero también descubrió la ausencia: aquella distancia lo marcó para siempre, y el vitiligo -la causa de su bozo bicolor que el tiempo transformó en símbolo- nació de ese primer desarraigo, que le costó una crisis de nervios. «¿Por qué tengo el bigote bicolor? Porque mamá y papá se fueron muy lejos. Los extrañé mucho y así me salió el bigote. No fue antojo, fue un extrañar. Tenía 2 años y 32 mucamas», explicó él. “Charly siempre fue muy sensible”, recordaría años después su madre, Carmen. La mujer también diría: «Nunca me perdonó ese viaje. Es el día de hoy que me acuerdo y me arrepiento».

Fue su propia madre tras ese viaje del que se arrepintió quien descubrió que a los 4 ya podía tocar de oído con piano de juguete. De inmediato lo llevó a la casa de un vecino que tenía un gran piano de cola. «Ahí fue que se puso a tocar como nada», relató Carmen. A los ocho años, Carlos ya podía reproducir cualquier melodía que le silbaran. A los nueve, componía sus primeras canciones. Y cuando otros chicos jugaban en la vereda, él se ensimismaba en el mundo de los acordes, buscando una armonía que explicara el mundo.

En un retrato con sus padres, Carmen Moreno (ama de casa) y Carlos Jaime García Lange (matemático, químico y dueño de una fábrica de fórmica). Más tarde se sumarían a la familia sus hermanos Enrique, Daniel y Josi.

La infancia de Charly fue también un laboratorio de emociones. De la casa de Caballito a la quinta de Paso del Rey, entre zarzuelas, juegos de agua y tardes de dibujo, fue moldeando una sensibilidad distinta. Aquel niño que escuchaba desafinaciones en el aire desarrolló un oído absoluto y una mirada igual de precisa para las imperfecciones humanas. Eso sí, cuando no estaba tocando, «le gustaba jugar al fútbol con los amigos del barrio», «pescar mojarritas en los Lagos de Palermo», «leer sobre mitos griegos» y armar arcos y flechas.

Aún no sabía que esto último no era una cosa cualquiera. Era nada más ni nada menos que disparar -como lo hizo toda su vida- la flecha hacia su objetivo -aunque en principio no lo supiera- de encarnarse para trascender. Él mismo dirigió su propósito con estas palabras, que pronunció más de una vez: «Quizás puedan decir que soy un iluso, pero mi música es para siempre».

Un retrato legendario de 1975, un año antes del golpe de la dictadura militar. «Yo a Videla le dije en la jeta: ‘A vos no te gusta la música que yo hago, pero a tu hija sí'», contó García.

El tiempo, claro, se encargó de convertirlo en Charly. En el adolescente que descubrió a los Beatles y sintió que todo cambiaba, que la música clásica podía ser rebelde, que el piano también podía ser revolución. En el joven que escribió Canción para mi muerte mientras hacía el servicio militar en el Hospital Militar, con el mismo pulso de aquel niño que, años atrás, había transformado el dolor en melodía. Y también en el admirador de la superioridad estética del amor de Lennon y Yoko Ono -junto a Julieta Ortega y para una campaña de ropa reprodujo en 2008 la foto en la que están acostados en una «histórica cucharita»– y en el cinéfilo que miraba una y otra vez las películas de Woody Allen, cuyos diálogos casi repetía de memoria.

Es parte de la historia del rock argentino (de La máquina de hacer pájaros, Sui Generis y Serú Girán a su prolífica carrera solista). Y el resto es juego, amor, «aguante» y supervivencia. De ese niño aplicado quedaba el oído absoluto; del adolescente inquieto, la necesidad de escribir lo que no se podía decir de otra forma. Hoy, 74 años después, la leyenda no descansa. El genio sigue «viendo el futuro con lentes oscuros». Y, como siempre, todavía escucha algo que los demás no oímos.

«Una vez que tranzás sobre cosas tan básicas en la vida como hacer lo que te gusta, creo que hay algo en vos que se muere y con el tiempo te vas convirtiendo en un fracasado», supo decir Charly. Y remató: «Gran parte de la popularidad que tengo y la estima de la gente es porque nunca tuve un plan B, siempre tuvo claro lo que quería hacer».

Las mejores fotos de archivo de Charly, entre el mito y el fenómeno de la cultura popular que trasciende al algoritmo

«Este chico es como Chopin», dijo Mercedes Sosa cuando vio a un muy joven García.
«¿Yo más grande que Lennon? Sí, porque lamentablemente Lennon se murió», lanzó. En la foto, en 1975 en Club Atlético Excursionistas.
«Era un poco tímido y tenía esa cosa muy desgarbada, torpe. Cruzaba las piernas dos veces de tan largo que era. Daba la sensación de que se podía caer o golpear con ese cuerpo«, dijo de él hace un tiempo su amiga Gabriela Aisenson. Ella lo conoció en un show de Los Abuelos de la Nada y se frecuentaba con él, Calamaro y un grupo de amigos que eran de la Escuela Del Sol.
Muy igual a su hijo Migue -fruto de su relación con María Rosa Yorio-, Charly durante una perfo de La máquina de hacer pájaros, banda que formó en 1976 y presentó oficialmente en noviembre de ese año en el Teatro Astral.
«La música siempre fue mi oxígeno», sostuvo. Cuando las nuevas generaciones pregunten qué fue la cultura rock, estas imágenes pueden decir más que mil palabras.
“Ahora me siento un poco solo porque era la única persona dentro del rock que yo realmente admiraba», llegó a decir Charly tras la muerte de Luis Alberto en febrero de 2012.
Así fotografió Nora Lezano a Charly y Gustavo. Esta imagen, en la que estallan de risa, el astro la tiene enmarcada y colgada en el living de su departamento de Coronel Díaz y Santa Fe.
Diciembre de 1987. El histórico encuentro de García y Soda Stéreo que Charly Alberti compartiera tiempo atrás en sus redes.
“Me asombraba el poder que tenía él con las masas”, dijo Carlos García Moreno acerca de Gustavo.
Los encuentros con Gustavo derivaron en una anécdota increíble que el astro le contó en profundidad a GENTE. Junto a Pedro Aznar y Cerati, Charly conformó un trío “a lo Led Zeppelin» y grabaron un disco que nunca vio la luz.
Charly García, Gustavo Cerati, Fito Páez juntos en el departamento de Charly de Coronel Díaz y Santa Fe. La foto fue tomada por Eduardo «Dylan» Martí.
De eterno copiloto, Nito Mestre, al cumplir 40 años dijo: «Un héroe. Un sobreviviente. Y últimamente una persona que está bien parada en la vida».
Charly, Pedro Aznar y Sandro en las grabaciones de Rompan Todo para Tango 4. «Pedro y yo escribimos la canción y Sandro la condimentó», aseguró sobre el músico al que no dudaba en catalogar como «genio». «Es Elvis Presley», repetía.
Charly en un frame de Lo que vendrá (1988), película dirigida por Gustavo Mosquera que se puede ver en Mubi. El film narra la historia de un joven que es herido de bala en una protesta y debe ser llevado a un hospital en una Buenos Aires casi apocalíptica. El astro interpreta a un enfermero.
El piano de cola, su gran cómplice desde temprana edad.
Con una joven Andy Cherniavsky. La fotógrafa no dudó en calificar así al astro: «Fue una figura paterna».
Foto que le tomara Nora Lezano y que fue parte de la muestra Los Ángeles de Charly.
«Si alguien me dice que no le gustan Los Beatles ya no confío tanto en él». Otra de sus frases memorables.
A los 40, durante una entrevista con GENTE mostraba la letra del tema que estaba grabando en España: El aguante. La canción le daría nombre al álbum homónimo de 1998.
Con esta foto como apertura de una nota que se titulaba «Charly canta los 40», el astro decía las «verdades» sobre 40 celebrities.
La apertura de aquella nota. Sonriente y bajo un paraguas en un estudio de grabación en España.
Definió a Madonna como alguien que «no sabe bailar, no sabe cantar, pero de alguna manera lo aprendió todo», a John Lennon como su papá, a Sting como un «escorpión» («Es bueno pero malo») y a sí mismo como «una de esas personas que hacen que el mundo de vueltas». Lo que más detesta, tal como le dijo a GENTE en ese número de 1991: «Los ñoquis de la vida».
Más de los registros de GENTE, en medio de zapadas y after shows. A la vista, una revista d-mode (acaso la I-D local). «Mi capricho es ley», solía decretar. Y aún sigue siendo así.
Charly en 2000, el mismo año en que se tiró a la pileta desde el noveno piso de un hotel en Mendoza.
Otra en los 2000. En 2008 llegaría su temporada más tempestuosa, con la internación en Dharma, un neuropsiquiátrico muy duro en Parque Patricios. Después vendría el retiro en la quinta de Palito Ortega.
En su reci-cumple del 2007 en el Roxy. «Se abrió el telón y empezamos a tocar con la banda, y entre mis invitados a la mesa estaban Gus, Nacha Guevara y Alan Faena», recordó Charly.
Otra imagen de ese mismo festejo del Say No More (cumplía 56), junto a Gustavo y Alan Faena. “Invité a un montón de gente, puse una mesa en el escenario detrás del telón, hubo champagne, velas, y compré dos coronas de flores que decían ‘Fue sin querer’», narró el astro.
A Cerati Charly lo definió como un «verdadero arquitecto del sonido» y en su momento dijo que fue el mejor músico con el que tocó en un escenario.
La foto con la que Fito Páez homenajeó a su amigo Carlos García Moreno en el arte de tapa de su disco Rock and roll Revolution (2014).
«Componer es un proceso parecido a la locura», ha dicho Charly. En la imagen inédita, un García vestido en total denim y escribiendo letras en una van.
Sus icónicas visitas al programa de Susana, hoy se repiten en reels y TikToks.
En 1999, el expresidente Carlos Menem recibió a Charly García en la Quinta de Olivos con un brazalete de Say No More. Lo solía llamar «Nemen».
Charly pasó de no querer al entonces presidente de la Nación a hacerse amigo. En esta foto, un abrazo ante la cámara de GENTE, mientras Marilyn Manson -desde la remera del. músico- «observa» el histórico encuentro y una verdadera «improbable» afinidad.
A partir de una idea de Alberto Kohan, entonces secretario de Carlos Sául, el mandatario era anfitrión de encuentros llenos de celebridades en la Quinta de Olivos. En este caso en un agasajo especial a Charly.
“Yo de chico no tomaba alcohol. Solamente tomaba menta, que le robaba a mi viejo», llegó a contar García. El tabaco y el Jack Daniels, siempre fueron sus innegociables.
«No recuerdo de cuando es, ni dónde estábamos, pero lo que si recuerdo y sigo sintiendo es el profundo amor que me une a estos caballeros, a su música y a sus almas. Nadie puede, nadie debe, vivir sin amor», escribió Cecilia Roth acerca de esta particular foto junto a Charly y Fito.
Siempre transgresor, Charly García fotografiado por Nora Lezano para Random (2017).
«Si todos juntos tomamos la idea que la libertad no es una pelea, se cambiarían todos los papeles, y estarían vacíos muchos más cuarteles», aseguró Carlos García Moreno.
«La mediocridad para algunos es normal, la locura es poder ver más allá», sentencia.
Entre las cosas de Charly a mediados de los 2000. El caos, a su propio estilo, hasta con un arbolito de Navidad asomando del placard grafiteado.
Un retrato de GENTE firmado por Maximiliano Vernazza. El brazalete Say No More se convirtió en emblema entre sus fans.
Uno de los tantos backs con Charly. Aquí junto a Benito Cerati y la espléndida mamá de Gustavo, Lilian Clarke.
Charly, Juanse y en el medio, el recordado Negro García López.
«Seis cosas hay en la vida: salud, dinero y amor, sexo, droga y Rock ‘n Roll. El que tenga alguna de esas cosas que me escriba o que me hable. Por favor. Gracias», es una de sus frases más célebres. 
De la cama al living (también título de su primer álbum de estudio, a los 30): un estilo de vida y una constante en Carlos García Moreno.
Charly le muestra a GENTE la letra de Vampiro, donde canta: «No soy yo el que ronda por las noches, loco por saciar esa sed».
Los dibuos, otra de las pasiones de Mr García y parte esencial de sus procesos creativos.
Una de las clásicas fotos en que GENTE registró al astro en su limo camino a la tapa de Personajes del Año. Una verdadera tradición en la que siempre pedía estar sentado al lado de Mirtha y Susana.
Para Hilda Lizarazu, trabajar con el astro fue una verdadera «escuela de rock».
El éxito a la manera de Charly: «Lo que pasa es que yo hago el gol y no vale porque estoy en offside, siempre estoy un paso más adelante que los demás».
Charly y su novia, Mecha Iñigo, posando para GENTE. Otra imagen de la que no hay archivo alguno en Google.
2010. Charly y Mecha llegando a Punta del Este, más precisamente a Casa Suaya, donde pasaron ese verano. Habían llegado a la ciudad esteña en lo que García había descrito «como un micro con alas».
Charly y un «fuck you» registrado por este medio horas antes de Los Personajes del Año en 2018.
«Tengo más poder que el gobierno porque a ellos no los quiere nadie», aseguró, más allá de afinidades o acercamientos.
Otra placa inédita en el ascensor del Alvear en una edición de Personajes del Año. Esa noche, tras la fiesta, siguió girando hasta altas horas de la madrugada con su equipo en la limusina que habíamos contratado.
La limo que usó hace unos años y grafiteó de primera mano era un guiño al vehículo del mismo tipo y color con el que en 1982 Charly ingresaba al estadio de Ferro para dar un show memorable que marcaba su inicio como solista.
La impactante «limurock» con la que se trasladó a la celebración de sus 68, en 2019. Graffitties a mano alzada y el símbolo de SNM en la luneta.
Una de su típicas salidas de su departamento de Coronel Díaz, donde los esperaban sus fans en el día de su cumpleaños.
En otro de sus cumpleaños, de azul noche y con moño. Siempre en un escenario.
Con un traje blanco, su sombrero característico y una remera que aludía a su nuevo disco, La lógica del escorpión, así llegaba Charly a la celebración de sus 70 años.
El registro oficial de su época de La lógica el escorpión, retratado por Lezano en el Faena.
Charly llegando a su reciente festejo íntimo con amigos para celebrar la salida de In the city, su colaboración con Sting. Lo hizo en el mismo taxi Siam Di Tella modelo 61 con el que recorrió BA para el clip.
La vereda de La Fábrica, donde funcionaba su antiguo estudio de grabación, empapelada con una frase que define esta y todas sus épocas (y que también llegó a New York en pegatinas): «Lo estoy haciendo a mi modo».

Fotos: Archivo Atlántida
Búsqueda y digitalización de material de archivo: Gustavo Ramírez
Contacto del Archivo Atlántida: María Luján Novella. Teléfono: +54 911 3903-8464. E-mail: [email protected]

Redacción

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