Cada relación de pareja es única, un delicado ecosistema en el que influyen el pasado, las preferencias y las manías particulares de las personas. Sin embargo, los terapeutas que se pasan el día hablando con parejas dicen que suelen ver y oír los mismos problemas una y otra vez: parejas que luchan por volver a conectarse tras las discusiones, que pierden el sentido del juego, o que caen en patrones, sin tomarse el tiempo de comprenderlos.
Con esto en mente, varios terapeutas de pareja explicaron cuáles son los consejos que más repiten.
Esto es lo que nos dijeron.
1. Manejar las diferencias es crucial
Hay muchos factores que determinan si una pareja es feliz, pero la tarea central de una relación es aprender a manejar las diferencias, según Anthony Chambers, psicólogo.
Chambers cree que volverse bueno para manejar las diferencias —ya sea por molestias cotidianas, o por expectativas, deseos y preferencias de comunicación mayores— se reduce a tres cosas: flexibilidad, curiosidad y humildad.
Las parejas flexibles “abordan las interacciones no con la perspectiva de intentar demostrar que tienen razón y que su pareja está equivocada, sino más bien con la mentalidad de darse cuenta de que hay múltiples formas de abordar nuestras diferencias”, dijo Chambers, y añadió que las parejas “deben tener presente que existe una baja correlación entre tener razón y ser feliz”.
Las parejas que saben manejar sus inevitables diferencias tienden a experimentar una mayor satisfacción en la relación, dijo Chambers. Las parejas que no saben cómo, tienen dificultades.

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2. Reponerse es una habilidad y tiene que aprenderse
Las parejas que discuten pueden seguir siendo felices y estar conectadas si se les da bien “reparar”, o reconectarse después de un conflicto, de acuerdo a Lauren Fogel Mersy, psicóloga y terapeuta sexual.
Según ella, la reparación consiste en procesar lo ocurrido y recuperarse de formas sanas y eficaces. Sus clientes suelen dar por sentado que se les da bien reparar, pero en realidad es una habilidad que la gente necesita aprender.
Las parejas tienen distintas formas para reconciliarse tras un desacuerdo. Por ejemplo, ¿generalmente les gusta tomar un descanso para calmarse? ¿El contacto físico suele ayudar o empeorar las cosas? ¿Sus disculpas son auténticas y eficaces?
Puede que tu pareja y tú no requieran necesariamente la misma reparación, pero hablar de sus preferencias en momentos más tranquilos, puede ayudar a fomentar el entendimiento cuando inevitablemente surja el conflicto.
3. Los sentimientos son más importantes que los hechos
Demostrar que tenés razón puede parecer un objetivo satisfactorio y que vale la pena en medio de un desacuerdo. Pero las parejas que se centran demasiado en los hechos pueden quedar atrapadas fácilmente en un patrón de ataque-defensa, dijo Alexandra Solomon, psicóloga.
Al final, le sirve más a la relación intentar sentir curiosidad por lo que siente tu pareja y por qué puede estar viendo una situación concreta de una forma tan distinta a la tuya. “Cuando nos enfocamos en los hechos, estamos preparados para el debate, soy yo contra ti”, explicó Solomon. “Cuando nos enfocamos en los sentimientos, estamos preparados para el diálogo”.

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4. Turnarse es una habilidad
Los padres y los profesores dedican mucho tiempo a enseñar a los niños pequeños a turnarse durante los juegos y las conversaciones, pero las parejas suelen olvidar esa habilidad tan básica, dijo Julie Menanno, terapeuta matrimonial y familiar.
Parece sencillo, pero las parejas que no se turnan tienden a empezar a hablar encima del otro, dijo Menanno. “Nadie es escuchado. Nadie escucha. Todo el mundo toma el micrófono”, comentó, y agegó que las parejas “se estancan en decidir qué necesidades personales importan más y quién sufre más”.
Todas las parejas con las que trabaja tienen que aprender o reaprender a turnarse, dijo Menanno. Algunos puntos básicos: procurá tener conversaciones cuando te sientas tranquilo y regulado, escuchá cuando hable tu pareja y parafraseá lo que has oído. También preguntale si quiere dar más detalles.
5. Dejarse llevar y decidir no son lo mismo
Galena Rhoades, psicóloga, le suele recordar a las parejas que hay una gran diferencia entre “dejarse llevar” pasivamente hacia las circunstancias —desde la frecuencia de las relaciones sexuales hasta dónde quieren vivir— y decidir proactivamente lo que es correcto para la relación.
Rhoades ha descubierto que comprender la diferencia puede fortalecer a las parejas: un recordatorio de que pueden ser más deliberados sobre cuestiones grandes y pequeñas, aunque lleven años haciendo las cosas de una determinada manera.
“No tienen por qué seguir en esa trayectoria sin rumbo en la que se dejan llevar juntos por las cosas”, dijo. “Pueden cambiar su enfoque y ser más intencionados”.
6. Las parejas felices nunca dejan de jugar
El juego y la risa pueden calmar el sistema nervioso, ayudar a afrontar el estrés y aportar lo mejor de uno mismo a la relación.
Esas actividades a veces pueden desvanecerse con el tiempo entre las parejas, según el psicoterapeuta Stephen Mitchell. “La gente subestima el poder del humor para ayudar a las parejas a sentirse conectadas y a superar los momentos difíciles”, dijo Mitchell.
A menudo insta a sus clientes a buscar con diligencia oportunidades para divertirse juntos. Pequeñas cosas pueden bastar: enviar un mensaje tonto, cultivar chistes internos o planear una cita sorpresa.

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7. Probablemente ya sabés qué hacer
Si podés conectarte con tus verdaderos deseos y necesidades, puede que encuentres las claves para mejorar tu relación, aunque puede hacer falta mucho valor para actuar en consecuencia.
Jeff Guenther, terapeuta, contó que a veces su trabajo como terapeuta consiste simplemente en asegurarle a las personas en busca de respuestas que ya saben la solución.
“Vos ya sabés si funciona o no. Sabés qué conversaciones has estado evitando. Sabés con qué te estás conformando”.
Puede ayudar preguntarte algo como: si mi mejor amigo o mi hijo o hija estuvieran en la situación en la que yo me encuentro ahora, ¿qué consejo les daría? (A veces, dijo, la respuesta podría ser: acudí a un terapeuta de pareja).
8. Trabajar tu propio estrés beneficia a tu pareja
Es probable que pasar por un momento difícil en tu relación le sume estrés a tu vida. Pero tené en cuenta la otra cara de la moneda: si no controlás el estrés de tu vida, es probable que llegue a afectar tu relación.
Elizabeth Earnshaw, terapeuta matrimonial y familiar, dijo que cuando las personas no trabajan para mitigar su propio estrés, pueden provocar una desconexión en sus relaciones. Se vuelven irritables, retraídos, cortantes el uno con el otro. Eso puede provocar más discusiones o hacer que cada uno se retraiga, con lo que se crea una mayor distancia emocional.
Earnshaw le enseña a las parejas un sistema que ella denomina sistema de desbordamiento del estrés. Juntos, hacen una lista de factores estresantes y los colocan en tres cestas: los que pueden desechar (estresores que pueden y probablemente deben eliminar), los que pueden prevenir (normalmente con más planificación) y los que no pueden evitar ni planificar mejor y, por tanto, simplemente deben adaptarse a ellos.
“Cuando las personas gestionan mal su estrés, también es más probable que se vuelvan ‘egocéntricas’, lo que significa que pensarán más en sus propias necesidades y agenda que en las de su pareja”, dijo.
The New York Times