Fue ídolo teen, protagonista de clásicos como Clave de sol y Amigos son los amigos, y actor de dos películas ganadoras del Oscar. Pero detrás de la cámara, Pablo Rago también protagonizó una intensa historia sentimental: un casamiento a los 21 con Sandra Petovello, la actual Ministra de Capital Humano; un romance con Paola Krum que le cambió la mirada sobre la actuación; una convivencia y un hijo con María Carámbula y una familia ensamblada con Tamara, su actual pareja, 21 años más joven que él.
Con una vida laboral que empezó a los 8 años y nunca se detuvo, aprendió a convivir con la exposición, la exigencia y la contradicción. Hoy, a sus 52, habla sin filtro de amores, errores, miedos y aprendizajes. Dice que no se imagina viviendo solo. Que a su hijo lo rastrea por instinto, no por GPS. Y que de chico, trabajar en la tele le permitió «salir de la selva».
En esta charla con Revista GENTE, se sincera y habla de la crianza estricta que vivió, de lo que heredó Vito sin querer, y de cómo la pandemia dejó a su hijo, y a toda una generación, «a mitad de camino». También confiesa que se casó como forma de escapar de su casa, que se enamoró de Paola en pleno Inconquistable corazón, y que hoy encontró una calma desconocida con Tamara.
Sandra Petovello: una familia que empezó muy joven

A los 21 años, Pablo Rago se casó con Sandra Petovello. «Fue una mezcla de cosas», dice. Había un contexto familiar complicado, y en esa mujer unos años mayor encontró contención y un deseo de formar familia que lo envolvió. «Ella tenía muchas ganas de hacerse cargo de un hijo adulto», ironiza.
Se conocieron en un boliche y al poco tiempo ya estaban planeando casamiento. Esa parte de su vida venía a un ritmo incontrolable: ya había participado de éxitos televisivos que marcaban agenda, casi no podía caminar por la calle. Y en Sandra encontró un lugar, aunque el casamiento duró suspiros, la noticia tomó más notoriedad cuando ella fue nombrada Ministra de Capital Humano del Gobierno de Javier Milei.
«No habló hace como 25 años, nunca más supe de ella, pero bueno entiendo que todos hablen de eso», reflexiona.
Paola Krum: la actriz que le dio vuelta la cabeza

Rago venía de Clave de sol y Amigos son los amigos cuando empezó una nueva tira en Canal 9, Incoquistable Corazón. «Era la tarde», recuerda. «Yo no la podía ver porque estaba trabajando, pero ahí fue cuando conocí a Paola». Y esa historia le cambió la vida: «Me enamoré de cabeza. Fue el motivo por el cual me separé de mi matrimonio».
Más allá del flechazo, lo que lo marcó fue el universo que ella traía: el teatro, la formación, otra mirada sobre el oficio. «Me hizo saltar una ficha con respecto a la actuación. Me abrió un mundo fascinante que yo no tenía», confiesa. No duda en decir que ese vínculo fue un quiebre, tanto personal como artístico.
Aunque no habla en detalle sobre cuánto duró o cómo terminó, lo que sí queda claro es que fue una relación transformadora. No la niega, no la oculta, y hasta se permite recordarla con cierta nostalgia, sin ponerla por encima del presente.
María Carámbula: verla como madre lo llevó a cumplir su deseo de ser papá

Con María Carámbula, Pablo Rago no solo vivió una historia de amor: con ella concretó su deseo de ser padre. A sus 27 años, ya venía sintiendo que quería formar una familia, pero fue al ver cómo María criaba a Catalina, su hija de una relación anterior, que terminó de convencerse.
«Cuando la conocí y vi cómo era ella como madre, me recontraconvenció», recuerda. Esa escena íntima, cotidiana, maternal, le despertó algo profundo. Vivieron juntos siete años y en ese tiempo nació Vito, su único hijo, con quien hoy tiene una relación muy cercana.
Aunque la pareja con María terminó hace años, mantienen un vínculo respetuoso. Incluso la dirigió en un monólogo para Teatro por la Identidad, lo que provocó bromas de Vito: «¡¿Para qué te metiste ahí?!», le dijo. Pero todo salió bien. «Nos entendemos, tenemos respeto. Y eso para mí vale mucho», asegura.

Con ella tuvo a Vito, su único hijo, y construyó una convivencia de siete años. Hoy mantiene una excelente y también con Catalina, la hija de ella, que creció con él como figura paterna y lo sigue considerando parte de su círculo íntimo. «Nunca ocupé el lugar del padre, pero era la presencia masculina en la casa», cuenta. Y dice que se tienen mucho cariño y que incluso se convirtió en «abuelastro», del hijo de Cata.
Tamara y la familia ensamblada que armó después de los 40

Desde hace nueve años, Pablo Rago está en pareja con Tamara, una mujer 21 años menor, que no pertenece al ambiente artístico. Se conocieron por Instagram: «Veía que me likeaba siempre, así que un día le hablé», recuerda entre risas. Tardaron en verse porque ella trabajaba, criaba a su hijo y no tenía demasiado tiempo libre. Pero cuando se encontraron, no se soltaron más.
Hoy conviven los cuatro: Tamara, Rago, su hijo Vito y el hijo de ella, de 12 años. «La fusión fue muy linda», dice. Aunque admite que no siempre es fácil: Vito pasó de vivir con su mamá a mudarse con ellos a los 16, justo en plena pandemia. «Fue muy fuerte. Se tuvo que adaptar a nuestra dinámica familiar y yo también. Le cuesta contestar si va a venir a cenar», relata.
La convivencia lo volvió más padre que nunca. «Yo antes no le tenía miedo a nada, pero ahora le tengo miedo a que le pase algo a él», confiesa. Y si bien alguna vez pensaron en tener un hijo con Tamara, la vida les marcó otro camino. «Ya hay uno que tiene que crecer. Después de eso veremos qué hacemos con nuestra libertad».