Los archivos Epstein podrían finalmente hundir a Donald Trump

Hay una repugnante sensación de reconocimiento tras la publicación por parte de los demócratas del Comité de Supervisión de la Cámara de Representantes de un nuevo conjunto de correos electrónicos de Jeffrey Epstein y sus asociados que indican que Donald Trump tenía pleno conocimiento de las actividades del traficante sexual pedófilo y, de hecho, «horas pasadas «en la casa de Epstein con una de las víctimas de Epstein, como dice uno de los correos electrónicos de 2011. Después de todo, este es el mismo Donald Trump que había sido amigo cercano de Epstein durante más de una década antes de la pelea aún inexplicable entre los dos a mediados de los años. Es el mismo Trump que acechaba espeluznantemente en el camerino del certamen Miss Teen USA que patrocinó, y quien, de manera aún más espeluznante, promocionó el atractivo erótico de su propia hija pequeña en entrevistas con los medios. Y es el mismo Trump que se jactó en la infame Accede a Hollywood cintas que su celebridad le confería el derecho de acercarse a las mujeres y “agarrarlas por el coño”, y que supuestamente se rió cuando Gary Busey estaba acusado de la misma conducta en el set de su reality show El aprendiz. Es el mismo Trump que fue declarado responsable de agresión sexual en la demanda civil de 40 millones de dólares presentada por E. Jean Carroll, alegando que la atacó en el vestidor de unos grandes almacenes de Manhattan en la década de 1990, y fue declarado responsable de gestionar sobornos de campaña a su ex amante Stormy Daniels.

Aún así, las escapadas de Trump con Epstein se destacan, tanto por la pura depravación que caracterizó a Epstein y su red de tráfico como porque el espectro de la depredación sexual infantil desenfrenada ha sido una pieza central de la teorización de conspiración impulsada por MAGA, gracias en gran parte a la prominencia de los activistas de QAnon en la coalición Trump. La perspectiva de que el Congreso publique documentos condenatorios de Epstein ha sido una preocupación clave para los republicanos desde el comienzo del segundo mandato de Trump, gracias en gran parte a la propia promesa del presidente durante la campaña de 2024 para aprobar la apertura de los expedientes Epstein.

Habiendo capeado el constante torrente de revelaciones sobre su propio pasado sexual depredador, Trump sin duda calculó que una vez más podría desviar a sus seguidores de cualquier revelación dañina en los archivos, descartándolas como simplemente otro “engaño” diseñado por los demócratas que busca socavar su control del poder. Pero la narrativa en torno a la presión para la publicación de los archivos no cedió a la estrategia habitual de Trump de negar y traficar con conspiraciones.

A medida que aumentaba la presión para asegurar la divulgación de los archivos, Trump les dijo lánguidamente a sus seguidores que siguieran adelante; Mientras tanto, la ex amante de Epstein y cómplice condenada, Ghislaine Maxwell, parecía estar filtrando selectivamente información dañina sobre la alianza Trump-Epstein, incluida la del presidente. contribución guiñando un ojo hasta el libro de testimonios del 50 cumpleaños del traficante sexual de amigos poderosos y compañeros depredadores. Incluso algunos miembros republicanos de la Cámara insistieron en sus demandas de divulgación de los archivos, y esa perspectiva llevó al presidente Mike Johnson, colaboracionista del MAGA, a mantener la Cámara cerrada durante el último mes y medio, ya que su reapertura implicaría la toma de juramento de la recién elegida representante demócrata de Arizona, Adelita Grijalva, quien representa el decisivo voto número 218 en una resolución para publicar los archivos. (La Cámara está programada para reabrir hoy para votar el proyecto de ley del Senado para reabrir el gobierno, y Johnson finalmente tendrá que permitir que Grijalva preste juramento).

El correos electrónicos publicados por miembros de la Supervisión Demócrata subrayan la desesperada lógica política detrás de los esfuerzos de evasión de Johnson. Cuando Epstein se enfrentó por primera vez a una investigación federal, le escribió a Maxwell en 2011: “Quiero que te des cuenta de que el perro que no ha ladrado es Trump. [REDACTED VICTIM’S NAME] «Pasé horas en mi casa con él, nunca lo mencionaron». La concisa respuesta de Maxwell también lo dice todo: «He estado pensando en eso».

Después de que Trump anunciara su campaña en 2015, el periodista Michael Wolff, que había recopilado cientos de horas de entrevistas con Epstein, le escribió para alertarle de que CNN planeaba interrogar a Trump sobre sus vínculos con Epstein; Epstein le preguntó a Wolff cómo haría para elaborar una declaración en nombre de Epstein a raíz de tal intercambio. La respuesta de Wolff sugiere nuevamente que el traficante sexual poseía una gran cantidad de información condenatoria:

Creo que deberías dejar que se ahorque. Si dice que no ha estado en el avión [Epstein’s private aircraft ferrying underage girls to his island, dubbed the Lolita Express] o a la casa, entonces eso te da una valiosa moneda política y de relaciones públicas. Puedes colgarlo de una manera que potencialmente te genere un beneficio positivo o, si realmente parece que podría ganar, podrías salvarlo, generando una deuda. Por supuesto, es posible que, cuando se le preguntó, pudiera decir que Jeffrey Epstein es un gran tipo, que ha recibido un trato injusto y que es víctima de la corrección política, que está prohibida en un régimen de Trump.

No hay indicios de que CNN le planteara la cuestión de Epstein a Trump en aquel entonces; sin embargo, seis años después de que Epstein aparentemente se suicidara en una celda de una cárcel de Nueva York, la moneda que podría haber poseído sobre Trump ahora parece una responsabilidad tóxica ineludible para un presidente que ha sobrevivido a un sinfín de escándalos sexuales pasados. Justo antes de que aparecieran estos últimos correos electrónicos, se informó que Ghislaine Maxwell estaba solicitando a Trump una conmutación de su sentencia de 20 años de prisión; El ex socio traficante de Epstein también ha estado recibiendo un trato especial tras las rejas, según un denunciante citado por los demócratas en el Comité Judicial de la Cámara. Las filtraciones anteriores de Maxwell parecen apuntar a un acuerdo de conmutación, y a ella debe parecerle que un acuerdo tan acogedor no debería ser una gran exageración, dado que Trump ha indultó a muchos de los cabecillas en la campaña de agitación que niega las elecciones y que condujo al fallido golpe de estado del 6 de enero. Sin embargo, aquí no hay margen de maniobra para que Trump diseñe uno de sus característicos acuerdos de indulto al estilo mafioso; Es improbable que Epstein se haya convertido en la mayor amenaza de esta administración. En el tribunal de la opinión pública, el epitafio de Epstein puede ser que se ahorcó tanto a él como a Donald Trump.