
El inicio de las campañas de cara a las elecciones bonaerenses de septiembre y las legislativas nacionales de octubre, aceleró tiempos políticos, generó las habituales disputas entre dirigentes y por supuesto dejó heridos en el camino. En Río Negro, destacó el malestar público del vicegobernador, Pedro Pesatti, por no haber sido incluido en las candidaturas de Juntos Somos Río Negro al Congreso Nacional. Sin embargo, dentro de los posteos de Pesatti hubo uno que pasó bastante inadvertido, donde manifiesta su preocupación por el creciente nivel de polarización y agresividad, que, a su juicio, se genera el gobierno nacional.
“Un amigo me acaba de contar cómo, a raíz de una discusión sobre Milei, perdió la amistad de un viejo compañero de escuela secundaria. Su relato confirma la dolorosa dinámica de estos tiempos: ninguno de los dos milita en política, pero bastó que mi amigo expresara su fastidio con las medidas del gobierno hacia los jubilados para que el otro estallara en ira”, señala el post, y concluye: “las consecuencias de ese contagio son graves, porque no se limitan a la arena política, sino que atacan directamente las relaciones humanas”.
Para los analistas es claro que, a medida que se intensifica la campaña y se acerca la votación, la toma de posturas a favor o en contra de un partido, un gobierno o un candidato se acentúan, pero no necesariamente es entre dos opciones excluyentes ni se refleja necesariamente en la vida cotidiana de las personas.
Una reciente indagación sobre el grado de polarización política en el país fue realizado por la consultora Zuban Córdoba. En una encuesta realizada en julio, sobre 1.300 casos a nivel nacional, preguntaron viejos y nuevos clivajes políticos entre los argentinos. Entre los hallazgos, figura la conformación de una nueva “grieta” política, entre quienes apoyan o rechazan a la gestión y la figura del presidente Javier Milei.

Nueva “grieta” en formación
Ante la consulta sobre cómo se identifica el encuestado en la actualidad, quienes se consideran “antimileístas” fueron 53,6%, y los que se consideran mileístas un 28,1%, con 18,3% sin definir. Para el oficialismo es un alerta, porque en enero, sólo el 46,5% se consideraba “antimileísta”, el 32,4% mileísta, con 211% que no sabían.

Respecto de otro clivaje histórico, un 45,2% se consideró antikirchnerista y el 34,3% kirchnerista, con 20,5% sin respuesta. La división más histórica argentina, peronismo/antiperonismo fue: 39,7% se consideró peronista, 38,7% antiperonista y un 21% no se sintió interpelado.

De allí que el informe concluye que “La grieta vive en Argentina, resignificada ahora entre el mileísmo y el kirchnerismo (…) el antimileísmo como identidad está creciendo” agrega .
Entre quienes empiezan a ver un “castigo” al gobierno nacional como el principal motivante para votar en octubre (52,8% quiere participar de las legislativas de octubre para mostrar su oposición a las políticas), la “destrucción del Estado” y la “crueldad” aparecen como argumentos. Mientras que “el control de la inflación” es la principal ponderación que eligen quienes quieren acompañar a LLA (38,3% buscará premiar su gestión)” señala el informe. Sin embargo, cuando se consulta a ese 52% disconforme con las políticas o el estilo de liderazgo del presidente, las respuestas empiezan a mostrar un frente menos unido.
En declaraciones radiales al analizar la encuesta, el politólogo Gustavo Córdoba advirtió que “el antimileismo todavía carece de representación concreta. El kirchnerismo y la izquierda no logran sumar respaldos o simpatías suficientes para representar a toda esa franja, y es allí donde se abren espacios para otros tipos de representaciones”.
Es en este sentido que la irrupción la semana pasada de un frente de gobernadores centristas, podría tener chances. Sin embargo, por ahora “son pura potencialidad de conformar un nuevo tercio en la política argentina” y deberán demostrarlo en hechos.
Otros encuestadores, como Carlos Fara, sostienen que la polarización depende del escenario. Así como en la provincia de Buenos Aires parece clara una polarización LLA/Pro-peronismo/kirchnerismo, las elecciones en Capital y otras provincias mostraron hasta un 40% del electorado por fuera de las opciones mayoritarias.
Sin “polarización afectiva”
Sin embargo, a pesar de todos los indicadores sobre el malestar por la situación económica y las divisiones a favor y en contra de las políticas de ajuste, otros sondeos indican que las divisiones políticas por ahora no están afectando a las relaciones cotidianas de los argentinos. Así lo considera el informe de Creencias Sociales 2025, realizado por el Observatorio Pulsar UBA .
Allí, se destacan entre otros aspectos que:
• Contra lo que muchos creen, el interés por la política en la Argentina crece: en 2025, el 55% se declara interesado, consolidando una tendencia ascendente desde 2023. El salto más importante se dio en las mujeres: en dos años el interés por la política pasó del 35% al 52% en ellas. Ello desmiente un poco la idea de apatía política entre la población. “El análisis pasa quizás por un tema de oferta de la política”, señaló en una charla reciente el politólogo Facundo Cruz, uno de los autores del informe. “Los partidos quizás no están ofreciendo una representación adecuada para ese interés que existe entre los argentinos por la política”, agrega.

• La polarización no llega al corazón (ni al living de casa). El 74% rechaza juzgar a otros por sus ideas políticas. Sólo un 25% de los consultados, una “minoría intensa”, plantea que “es posible saber si una persona es buena o mala según sus ideas políticas”. Un 68% podría estar en pareja con alguien que piensa distinto. El 72% escucha periodistas de distintas posturas respecto de la propia.

El informe destaca que “estamos lejos de la Argentina dividida, partida en dos, con distancia irreconciliable. No hay indicios para percibir que nos reina la polarización afectiva”.
Según los resultados del estudio, los argentinos “podemos formar pareja con quienes piensan lo opuesto a nosotros, al mismo tiempo que nos privamos de juzgarlos y juzgarlas. Algo que llevamos con nosotros cada vez que encendemos la televisión, agarramos el celular, sintonizamos la radio o prendemos cualquier streaming. Valoramos el contrapunto: tres cuartas partes del país así lo considera” indican los autores del informe. Los encuestadores destacan que “esto es algo que se mantiene en todas las franjas etarias, todos los niveles educativos y todos los segmentos de votantes”, agrega el estudio.
El estudio indica que el 55% de los consultados no condicionan sus vínculos sociales a la polarización, frente a un 45% que sí lo hace. Esto mostraría “una sociedad que debate política, pero que no se rompe” estima el estudio de Pulsar UBA.
Esta idea se refuerza con una pregunta que se incorporó este año: “¿Usted tiene amigos que tienen ideas políticas opuestas a las suyas?”. El 87% afirmó que sí, frente a solo un 12% que indicó que no.
“Todo peronista tiene un amigo liberal-libertario, simpatizante de Juntos por el Cambio y viceversa. El amor y la amistad, por encima de la política argentina” concluye el estudio.
El ajuste «pierde glamour»
Un segundo informe de Zuban/Córdoba indagó sobre las razones de este creciente malestar y las respuestas indican que tienen sobre todo base en la situación económica personal: seis de cada diez argentinos sienten que están peor económicamente que hace un año y “no llegan a fin de mes”. Al 54% no le alcanza para sus necesidades básicas.
Más del 50% teme perder su trabajo o sus ingresos por las políticas de ajuste económico. Al respecto, el sondeo de Zuban-Córdoba interpreta que hay un cambio de percepción sobre la economía: casi el 90% de los consultados cree que no basta con la baja de la inflación y espera una mejora en sus salarios, apoye o no al Gobierno.
“El cambio en el humor social debería ser una señal de alerta para el Gobierno. El ajuste está perdiendo glamour. Si no logra mejorar el poder adquisitivo de la gente, la elección va a ser más pareja” de lo que el oficialismo cree, interpretó el consultor en su cuenta de X.