Entre las bambalinas de la mayor fábrica de ilusiones del mundo, entre el parque de la Ciutadella y la estación de França, Guzmán, ataviado de paje caramelero, con el rostro iluminado por la purpurina y una sonrisa, dice que no tiene la menor duda, que el año que viene tratará de participar de nuevo en la cabalgata de los Reyes Magos de Barcelona, que de verdad que merece la pena el esfuerzo, que te lo pasas de maravilla.
“A ver si me dejan, a ver si puedo –prosigue este chaval de 18 años, entre un montón de zancudos, mariposas y carteros, cuando aún faltan un par de horas para que las carrozas se pongan en marcha–… es que esta es la segunda vez que salgo, y seguro que un montón de gente quiere participar ¡es que es tan divertido! tú simplemente le sonríes a los niños y de repente se ponen súper contentos, y sus padres también ¡de repente todo el mundo es muy feliz! y tú te sientes importante, sientes que de alguna manera contribuyes a que de repente tanta gente se sienta tan bien”.
“De repente todo el mundo es feliz, y tú sientes que de alguna manera contribuyes a ello”, dice un voluntario
Alrededor de 1.300 personas hacen posible la cabalgata de los Reyes Magos de Barcelona, y la inmensa mayoría lo hacen por el mero amor al arte, simplemente por la alegría que se te desata dentro del pecho cuando te sumerges entre tantas sonrisas. Hasta el más cínico de repente se descubre sorprendido mientras se emociona. “Yo este año me he preparado unas cuantas frases, para decirles a los niños… –abunda Guzmán, aún a la espera de su carroza se ponga en marcha – T’has portat bé? que jo porto caramels, però després vénen el carboners, que… a ver que me dicen ¡yo creo que les gustará!”.
Sí, tenemos más de 600 vecinos de la ciudad encargados de que las criaturas no se acerquen demasiado las ruedas de las carrozas, y también otros 600 alumnos de una larga lista de escuelas de danza de Barcelona, la gente que se pone los zancos y da vida a las diferentes comparsas.
El alcalde Collboni dice que esta es la cabalgata más sostenible, inclusiva y bonita
“Es que es un subidón de adrenalina flipante”, dicen un montón de adolescentes, también entre las bambalinas de esta fábrica de ilusiones, haciendo los últimos estiramientos. “Por eso repetimos ¡yo ya llevo tres años! porque te sientes muy bien. Llegas a casa por la noche muy cansada, hecha polvo ¡pero ya entonces estás pensando en repetir el año que viene”. “Aquí, además, conoces gente del mundillo, escenógrafos, coreógrafos… pero lo haces por hacer sonreír a los niños ¡es lo más divertido del mundo!”.
“Sí, es duro, porque tienes que participar en cuatro ensayos de unas tres o cuatro horas cada uno, y venir mucho antes para vestirte y maquillarte”. “Y a lo tonto durante la cabalgata pues estás unas cuantas horas bailando todo el rato sin perder la sonrisa”. “Y antes pues esperar mucho rato… entonces, cuando por fin arrancas, se te pasa todo el frío ¡y el miedo a que te den ganas de hacer pipí”. “Tienes que beber lo justo, y nada de refrescos, para asegurarte de que todo va bien!”. “Porque no puedes abandonar tu papel en ningún momento, no puedes hacer nada que rompa la magia”. “¿Alguien sabe quién es el regidor de Gaspar? ¡se me ha caído el adorno de la frente! necesito…”. Las estelas de Gaspar que el año pasado no lucieron porque llovió, esas orejas y ojos gigantes que todo lo oyen y todo lo ven, las canciones interpretadas en directo por los carboneros… Además de ilusión, esta cabalgata viene siempre bien cargada de talento. Según una primera estimación de la Guardia Urbana, más de 750.000 personas asistieron al espectáculo. Se trata de uno los registros más altos de los últimos años.
El espectáculo rindió homenajes al centenario del metro y al bicentenario de Els tres tombs
Entretanto, mientras buscan al regidor en cuestión, Melchor, Gaspar y Baltasar navegan en el paquebote Santa Eulàlia, desembarcan en Pla de Palau. El buen tiempo tampoco quiso perderse este fiesta. Y enseguida y como cada año surgieron algunas malas lenguas para insinuar que Melchor se parece sospechosamente al concejal de Cultura Xavier Marcé, Gaspar al escritor Carlos Zanon y Baltasar al actor y modelo Anthony de León. Lo que ocurre es que, si bien es cierto que Sus Majestades tienen el don de la ubicuidad, su omnipresencia adolece de algunas limitaciones que conllevan este tipo de confusiones.
El alcalde Jaume Collboni ofició el correspondiente recibimiento, hizo entrega a Sus Majestades del pan, de la sal y de la llave mágica que abre las puertas de todas las viviendas de la ciudad y subrayó que la cabalgata de Barcelona de este año es la más sostenible, inclusiva y bonita de su historia. “La mejor de todas”, dijo el alcalde en un par de ocasiones. Luego los Reyes Magos se dirigieron a sus carrozas en coches de caballos, en lugar de los tradicionales automóviles de época, en homenaje al bicentenario de Els Tres Tombs. Fue una tarde con unos cuantos reconocimientos. Como el de Marta Almirall, histórica directora de este sarao durante un par de décadas, y también el del metro, que también está de cumpleaños y siempre prestó una ayuda esencial a Sus Majestades.
“Tantas sonrisas te suben la adrenalina, por eso siempre quieres repetir”, añade una bailarina
Y, bueno, esto ya se acaba, y si estas dos semanas se le hicieron largas, piensen que en realidad son ustedes los principales generadores de ilusión, al menos en su casa, cada uno en la suya, y que sin ustedes a lo mejor los Reyes Magos tendrían muchos más problemas para repartir tanta ilusión.
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Redacción
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