La diada castellera de la Bisbal del Penedès, a mediados de agosto, antes se hacía al mediodía pero se cambió a la tarde para evitar el calor más extremo. En plena oleada de calor, el termómetro alcanzó este año (15 de agosto) un pico de 34 grados en la calle Doctor Robert, en el lugar donde cientos de castellers levantaron sus impresionantes construcciones ante la mirada de una marea de aficionados. Si la actuación no hubiese cambiado de hora, castellers y seguidores hubieran soportado temperaturas de 37ºC. En Valls, por Sant Joan (24 de junio), se coronaron castells de gamma extra a 36 grados (14,15 h.) en la plaza del Blat, km 0 del fet casteller.
Sant Fèlix, pasado mañana, congregará a cuatro de las mejores colles en la plaza de la Vila, junto a miles de aficionados que esperan ver castells de diez pisos. A finales de agosto el calor acostumbraba a aflojar, pero con la crisis climática esto también está cambiando. Por suerte la previsión para este sábado es que las temperaturas serán más suaves.

Un aficionado bebiendo agua
Miquel Muñoz / Shooting
“Creo con firmeza que se tienen que adaptar los horarios, para todos: para hacer una cosa agradable al público y para que los castellers puedan hacerlo bien. No hay ninguna actividad, deportiva o folclórica, que se haga un domingo de agosto a la una del mediodía, en pleno sol”, reflexiona Manel Urbano, cap de colla de la Colla Vella dels Xiquets de Valls. “Todo el mundo ve muy claro que los horarios actuales de la fiesta mayor hacen que la plaza del Blat se vacíe, y esto no nos lo podemos permitir”, añade Urbano.
“Si no nos adaptamos a hacer una cosa agradable para el público y los castellers, esto tendrá mal final”
Los cambios de horarios en las diades más tradicionales no generan consenso en el món casteller. Son muchos los que ven inviable modificarlos porque están asociados a la tradición y a liturgias que dependen de otros actos de las fiestas mayores; en muchos casos de carácter religioso.
“No veo un Sant Fèlix por la tarde, es inviable, la fiesta mayor ya está estructurada”, destaca Ernest Gallart, presidente dels Castellers de Vilafranca. Tampoco se ve factible adelantarla a las 11h. porque antes hay actos religiosos.

Los castells, con cuerpos a la fuerza pegados, incrementan el calor
Miquel Muñoz / Shooting

Un casteller de la Colla Vella de Valls con la camisa empapada
Miquel Muñoz / Shooting
El trabajo de las colles y de los organizadores de las actuaciones ha encontrado un aliado en la Universitat Rovira i Virgili (URV), que ha impulsado un trabajo de calado a través de su Càtedra per a l’Estudi del Fet Casteller. Un grupo de investigadores sigue desde hace más de un año la evolución de las temperaturas en una docena de plazas (Valls, Vilafranca, Tarragona, la Bisbal o El Vendrell). En paralelo, los estudiosos de la URV se han reunido con una decena de colles y han llevado a cabo sesiones de trabajo.
Hay debate entre las colles: hay quienes ven inviable hacer por la tarde las diades más tradicionales
Sí que se ve factible entre la mayoría de colles cambiar al horario de tarde en las diades menos tradicionales,, según constata Òscar Saladié (URV). El presidente de los Verds aplaude que las Santes, en Mataró (Maresme), hayan cambiado desde hace algunos años la actuación castellera de su fiesta mayor, en plena canícula (17 de julio), a la tarde de sábado en lugar del domingo al mediodía. “Ha sido un acierto absoluto”.

Los Verds se hidratan en cada descanso o pausa
Miquel Muñoz / Shooting
En lo que no hay discusión es en que la crisis climática está obligando a introducir cambios para mejorar la adaptación de una tradición bicentenaria. Se piensa sobre todo en los castellers, la parte más vulnerable, especialmente la canalla (menores) y los mayores, pero también en los aficionados. Entre los cambios, una mejor hidratación, una nutrición específica, el reparto de fruta fresca durante las actuaciones o la creación de refugios climáticos junto a las plazas, en salas climatizadas de los edificios colindantes.
Otra de las opciones que parecen más viables es adelantar a las 11 de la mañana el inicio de las actuaciones: la mayoría empieza entre las 12 y las 13 horas.
Plazas históricas, como la de Vilafranca, están estudiando cómo generar sombras sin interferir
Otro de los factores que hace varios años se está trabajando es la agilización de las actuaciones para recortar su duración. Se trata de un asunto de enorme trascendencia porque es una actividad física que se celebra al aire libre, la mayoría de veces bajo el sol, que además acumula una gran cantidad de personas en un espacio reducido y durante un tiempo prolongado: se superan las tres y cuatro horas en cada actuación. El desgaste físico se incrementa con el calor extremo y con el cansancio sube el riesgo de caídas.
Lee también
Castellers de Vilafranca vuelven a ganar el Concurs de Castells de Tarragona
Esteve Giralt

“Si somos conscientes que las situaciones meteorológicas para hacer actividades al aire libre en verano y en las horas centrales del día irán a peor, hay que tomar medidas preventivas de adaptación a la nueva realidad. Las colles ya lo están haciendo, no viven ajenas”, remarca Saladié (URV). “Hay medidas que son más viables técnica y económicamente que otras. También hay que valorar si son viables a nivel sociocultural”.

Un aficionado acalorado en la diada de la Bisbal
Miquel Muñoz / Shooting
Otro de los recursos que hace algún tiempo se viene estudiando es la creación de zonas de sombra en las plazas, con la utilización de cubiertas u otras estructuras, como grandes tendales. No es fácil porque las dificultades técnicas son notables, ya que no se puede interferir en una actividad que consiste en levantar estructuras aéreas y mirar hacia el cielo.
“Vuestros abuelos y bisabuelos no hubieran hecho castells a la una de la tarde con este calor”
“Hay que garantizar la seguridad del público y de los castellers y mantener la tradición. Siempre les digo a los castellers: vuestros abuelos o bisabuelos no hubieran puesto las diades a la una de la tarde con las temperaturas actuales”, añade Saladié.
El paso del tiempo y el avance de las emergencia climática marcarán el alcance de los cambios a introducir para garantizar el bienestar de los castellers, sobre todo de su seguridad, y de los aficionados. “Está claro que si no nos adaptamos a hacer una cosa agradable para el público y los castellers, tendrá mal final”, advierte Manel Urbano (Colla Vella Xiquets de Valls).