Con su reciente victoria en las legislativas de su país, Javier Milei es hoy técnicamente el epítome de la derecha autoritaria. Ni un ultraderechista, ni un fascista, sino técnicamente “un estabilizador” de nuevo cuño que conecta con la urgencia. Ninguna categoría del siglo XX explica en modo alguno este fenómeno. La motosierra de Milei conecta con el resentimiento contra todo lo inmediatamente anterior, contra el peronismo de Kirchner, pero también contra el melifluo Macri y esa cuesta abajo decadente a la que sus electores no quieren volver ni en pintura. Es el voto de la ira, el maltrato y el resentimiento en busca de una nueva estabilidad que en otras latitudes se manifiesta contra el consenso Obama en EE.UU., el republicanismo gaullista en Francia, el bipartidismo en España y contra los héroes y villanos del procés en Catalunya por igual.
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