
América Latina ha alcanzado un hito significativo en su transición hacia energías más limpias. Según datos recientes, el 59,6% de la nueva capacidad eléctrica instalada en la región corresponde a energías renovables, una cifra que duplica el promedio global.
Este avance, impulsado por la caída de los costos tecnológicos y políticas públicas más audaces, posiciona a la región como líder en la adopción de fuentes de energía sostenibles, según destacó Francisco Porles Ochoa, director de MAD ENERGi y ponente en la Expo Energía 2025.
El desarrollo de las energías renovables en América Latina ha sido posible gracias a la reducción de costos en tecnologías solares y eólicas, que han disminuido en un 90% y 70%, respectivamente, en la última década. Países como Chile, Brasil y Uruguay han demostrado que políticas públicas bien diseñadas pueden acelerar esta transición sin comprometer la seguridad del suministro eléctrico.
Sin embargo, el avance no ha sido uniforme en toda la región, y algunos países enfrentan desafíos específicos para consolidar su participación en este cambio energético.

En el caso de Perú, el país ha logrado un crecimiento del 57,3% en energías renovables en los últimos años, ubicándose en el sexto lugar a nivel regional. A pesar de este progreso, su matriz energética sigue dependiendo en gran medida de fuentes tradicionales como las hidroeléctricas convencionales y el gas natural.
Según el análisis de MAD ENERGi, Perú tiene un alto potencial para aprovechar sus condiciones geográficas, especialmente en el sur del país, donde existen recursos solares y eólicos significativos. Además, se ha planteado la implementación de mecanismos como el “net metering” o “net billing”, que permitirían a los hogares vender el excedente de energía solar que generan.
El desarrollo de las energías renovables en Perú también enfrenta retos relacionados con la infraestructura. Es necesario modernizar las redes de transmisión para conectar las zonas con alto potencial renovable con los principales centros urbanos.
Asimismo, se subraya la importancia de abordar las desigualdades territoriales mediante soluciones como sistemas híbridos autónomos en áreas rurales y la descentralización de la generación eléctrica. Estas medidas podrían cerrar brechas de acceso a la energía y convertirla en un motor de desarrollo sostenible para comunidades excluidas del sistema eléctrico.
Francisco Porles señaló que América Latina enfrenta una paradoja energética, ya que busca garantizar la seguridad del suministro mientras sigue dependiendo de combustibles fósiles. Según el experto, la transición planificada hacia sistemas híbridos y renovables es esencial para resolver esta situación.

De forma paralela, el sector eléctrico peruano se encuentra en un momento clave. Según un reporte del portal Energía Estratégica, se espera la aprobación de un nuevo reglamento de contrataciones para el mercado regulado -el de 8 millones de familias en el Perú-, basado en criterios de licitaciones.
Este marco normativo busca fomentar una mayor competencia y eficiencia en el sector, permitiendo que todas las tecnologías de generación eléctrica compitan en igualdad de condiciones. Roberto Tamayo Pereyra, exdirector general de Electricidad del Ministerio de Energía y Minas, explicó que este nuevo esquema representa un cambio respecto a las históricas subastas RER, que estaban enfocadas en promover tecnologías no convencionales.

Tamayo destacó que el nuevo reglamento permitirá la contratación de largo plazo, optimizando el modelo vigente y ofreciendo mayor predictibilidad regulatoria. Según el experto, este enfoque podría incentivar la incorporación de nuevas inversiones en diversas tecnologías, garantizando el suministro a los clientes regulados. Además, recordó que las licitaciones anteriores lograron atraer a múltiples agentes y tecnologías, estableciendo precios firmes y reduciendo la discrecionalidad del regulador.
Para este año, Osinergmin proyecta la incorporación de 734 MW de capacidad solar y 1.021 MW de centrales eólicas en Perú. Este desarrollo, inicialmente impulsado por el Decreto Ley 1002 de 2008 y las subastas RER, ha evolucionado hacia un escenario en el que las energías renovables ya pueden competir en igualdad de condiciones con otras tecnologías.