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sábado, mayo 31, 2025

Los cuadernos de Gabriela Mistral, la inédita puerta a su pensamiento que espera a ser descubierta

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Entre los más de 20.000 documentos de Gabriela Mistral que alberga el archivo de la Biblioteca Nacional de Chile se encuentran los cuadernos donde volcó su pensamiento, escritos que dan a conocer a la poetisa y diplomática chilena más allá de su obra publicada y que todavía esperan a ser descubiertos.

“Con estos cuadernos nos podemos acercar más al pensamiento de Mistral, a ella como persona y a lo que le importaba. Podemos conocerla desde otro ámbito, como una persona sensible, preocupada, y que tenía un pensamiento avanzado a la época”, dice la encargada del Archivo del Escritor de la biblioteca, Claudia Tapia, sobre estas más de 100 libretas de 300 a 400 páginas.

“Son cuadernos en los que escribía mucho, y que se dividen en prosa poética, apuntes, borradores y análisis de procesos históricos o de escritores, por ejemplo”, detalla Tapia, que hace más de 30 años que conserva y cataloga el legado de Mistral (1889-1957), primera y única latinoamericana en ser reconocida con el Nobel de Literatura 80 años atrás.

El cuaderno Q

Uno de los más especiales, asegura la encargada del archivo, es el cuaderno Q, que Mistral dedicó a reflexionar entorno a la educación, planteando asuntos como la relevancia de la afectividad de los maestros hacia los alumnos o el acompañamiento de los niños y niñas con dificultades en el aprendizaje, además de describir cómo deberían ser las escuelas y los horarios de enseñanza.

La directora de la Biblioteca Nacional de Chile, Soledad Abarca (i), habla en la Biblioteca Nacional de Santiago (Chile). EFE/ Elvis González
La directora de la Biblioteca Nacional de Chile, Soledad Abarca (i), habla en la Biblioteca Nacional de Santiago (Chile). EFE/ Elvis González

“Este es un cuaderno súper importante y muy pocos se han fijado en él”, opina Tapia recordando la relevancia de la visión pedagógica de la autora, defensora de una educación transformadora y liberadora, que la llevó a participar en 1922 en el diseño de la reforma educativa mexicana con el objetivo de adecuar el sistema a los valores de la revolución (1910-1920).

“Espero que alguien los descubra, porque todo el material está a disposición de la gente. Es cosa de entrar en el catálogo e ir investigando”, desea Tapia sobre el destino de Q y el resto de cuadernos, convencida de que “en algún momento alguien los va a encontrar”.

La directora de la Biblioteca Nacional de Chile, Soledad Abarca, coincide con ella cuando dice que el acervo mistraliano encierra “una riqueza de pensamiento que todavía no hemos llegado a develar”.

“Era crítica, y eso es lo que más nos gusta, que ella nos hace pensar en el presente con esta voz de reflexión que fue muy culta y muy impresionante”, explica en referencia a la gran variedad de temas que abordan sus escritos, como la sustentabilidad y el amor por la naturaleza o la valoración de los pueblos originarios.

Un “legado vivo”

El legado de Mistral, autora de los poemarios Desolación, Tala o Lagar, descansa en el Archivo del Escritor de la biblioteca santiaguina junto al de destacados poetas chilenos como Pablo Neruda, Vicente Huidobro o Pablo de Rokha, pero el de la escritora, asegura Claudia Tapia, es el archivo más grande y más antiguo.

Su origen se remonta a 1960, cuando la artista chilena Laura Rodig y la escritora estadounidense Doris Dana, albacea de Mistral, hicieron una primera donación a la Biblioteca Nacional de Chile, que incluía, entre otros, los borradores iniciales de Desolación.

Fotografía de un busto de Gabriela Mistral, en la Biblioteca Nacional de Santiago (Chile). EFE/ Elvis GonzálezFotografía de un busto de Gabriela Mistral, en la Biblioteca Nacional de Santiago (Chile). EFE/ Elvis González

En 2007, la sobrina de Dana, Doris Atkinson, entregó a la institución el resto del patrimonio de la poetisa, que actualmente está digitalizado y cuenta con infinidad de manuscritos, cuadernos, fotografías, cartas, documentación personal, material audiovisual y recortes de los artículos que publicó en periódicos como El Coquimbo de La Serena, La Voz de Elqui y El Tamaya, donde comenzó su trayectoria literaria.

“Su legado sigue vivo cada vez que uno lo lee, lo comparte o descubre una nueva dimensión de Gabriela”, concluye Soledad Abarca pensando en todo lo que documentos como el cuaderno Q pueden llegar a revelar sobre una de las mayores autoras de la historia de la literatura.

Con información de EFE.

Redacción

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