Quizás la película más famosa en este tema es “Hachikō Monogatari” (La historia de Hachiko), dirigida por Seijiro Koyama en 1987. La trama es real: el profesor japonés Hidesaburō Ueno iba a trabajar todos los días a la Universidad y su perro, al regreso, lo esperaba en la estación de tren (donde hoy tiene una estatua de bronce). Cuando Ueno murió repentinamente en 1925, el perro -de raza Akito- lo siguió esperando allí mismo hasta su propio final, nueve años más tarde. El filme, que cuenta esta emotiva amistad y fidelidad, fue el más visto en Japón el año de su estreno.
“Buenos principios”, película francesa de 2019 con Yvan Attal y Charlotte Gainsbourg, narra la historia de un escritor que ha conocido mejores épocas -incluso un best seller muchos años atrás- y que está en una etapa de crisis personal y familiar. Un perro enorme y maleducado decide instalarse en la casa (lo llaman “Estúpido”) pero por su capacidad de adaptarse termina siendo un buen amigo de su dueño y le enseña, justamente, a entender que en la vida hay que ser menos rígido y saber cambiar de objetivos.
La película mexicana “Amores perros” (2000), dirigida por Alejandro González Iñárritu tiene bastante de drama y de suspenso. Cuenta tres historias en las que siempre aparecen perros -desde peleas caninas clandestinas a animales vagabundos- que sufren una suerte complicada. Una película potente, visceral, sin visos románticos.