Los cuentos de Mariana Enriquez potencian los miedos de los que no podemos escapar. El horror y lo sobrenatural se mezclan con lo cotidiano en la versión teatral uruguaya de Las cosas que perdimos en el fuego, con adaptación, dramaturgia y dirección de Leonel Schmidt. La obra, que se estrenó en septiembre del 2024 en Montevideo, se podrá ver en cinco funciones: este viernes 28 a las 21 en el teatro Metro de La Plata, el sábado a las 20 en Plataforma Lavardén de Rosario, el domingo 30 a las 20 y a las 22.30 en el teatro Astros de la Ciudad de Buenos Aires y la última, también en el Astros, el lunes 31 a las 20. Schmidt, que adaptó seis cuentos de los doce que tiene el libro, se propone llevar al público a un viaje por las sombras de la realidad urbana. Las historias de pobreza, depresión, violencia de género, contaminación y dictaduras muestran que el terror reside en lo humano.
Schmidt, que nació en Río de Janeiro en 1991 y tiene formación en Comunicación Social, teatro, danza y cine, cuenta que eligió los cuentos “El chico sucio”, “La Hostería”, “Bajo el agua negra”, “Verde rojo anaranjado”, “El patio del vecino” y “Las cosas que perdimos en el fuego” porque esos relatos se adaptaban mejor al lenguaje teatral y podía llevarlos a la escena sin traicionar a las lectoras y lectores. “Es imposible no leer a Mariana y quedar fascinado”, dice el dramaturgo y director uruguayo. “Los cuentos confrontan a nuestra sociedad sin ningún prurito. Hay un impacto en lo que escribe Mariana, que es el impacto de esto está pasando acá al lado mío, me está pasando a mí, me puede pasar a mí, le puede pasar a alguien que conozco”.
El dramaturgo y director uruguayo, que dirigió Bodas de sangre y su versión de Romeo y Julieta le valió una nominación a los premios Florencio, admite que lo primero que tuvo que hacer fue entender el género. “Yo no consumo tanto terror. Mariana me va a matar, pero nunca leí a Stephen King”, revela con una sonrisa que deviene carcajada para luego enumerar qué sí leyó a algunos referentes clásicos como Howard Phillips Lovecraft y Edgar Allan Poe. A Schmidt le gusta el trabajo con el terror que hacen los españoles “porque lo mezclan con el suspenso” y menciona dos películas de Alejandro Amenábar, Tesis y Los otros. En el rubro series destaca el interés que le generó American Horror Story, especialmente por el trasfondo social. Para entender el género también escuchó y leyó varias entrevistas a la autora de Los peligros de fumar en la cama porque quería ver cómo escribía los cuentos y cuáles eran las técnicas que usaba. Después de ese trabajo de investigación se dio cuenta de que “hay que dejar participar al lector para que el terror se produzca”.
La adaptación consistió en crear diálogos que se desprendieran de lo que Mariana había escrito porque “no es una autora que trabaje al ciento por ciento los diálogos; tiene diálogos, pero su escritura va por otro lugar”, plantea. “No vamos a ir cambiando de escenografía ni de vestuario por cada cuento, sino que presentamos los seres que van a interpretar a estos personajes dentro de un espacio extraño, que es un rectángulo blanco con objetos”, explica Schmidt. El elenco de la obra está integrado por las actrices Alejandra Cortazzo, Melisa Rodríguez y Serena Araújo y los actores Mauricio Delgado y Agustín M. Siniscalchi.
“No hay impacto mayor que el que se tiene cuando leés los textos de Mariana”, subraya Schimdt y agrega que en la adaptación buscó “un camino bastante universal” para que el espectador no se fuera enojado al ver la obra. “La gente critica las adaptaciones, las películas que adaptan libros o cuentos, porque quiere ver lo que pensó, lo que se imaginó. Y ahí es donde hay un punto difícil porque eso no es posible, no es viable. Creo que parte del ejercicio de la adaptación teatral fue intentar que fuera lo más universal posible; no tenemos puertas, pero te imaginás la puerta que querés”. Una antropóloga funciona en escena como el personaje que va hilvanando las historias. “Nosotros tenemos que agradecerle al Equipo Argentino de Antropología Forense su labor con nuestros desaparecidos; el antropólogo tiene un lugar importante en ese intento de esclarecer cosas que pasaron en una etapa absolutamente oscura de lo humano. Los antropólogos son los que meten la mano en la tierra, los que revuelven nuestro pasado reciente para ayudarnos a rescatar los restos y darnos cuenta de la brutalidad. Siempre nos conmovemos cuando encuentran un resto y más cuando se descubre de quién es”, precisa el dramaturgo y director uruguayo.
Hay miedos y verdades de las que no podemos escapar en los cuentos de Enriquez. “El éxito de Mariana es que nos enfrenta a esos miedos y verdades que están ahí. Yo entiendo que en la literatura de Mariana el monstruo es humano”, reflexiona el dramaturgo y director uruguayo. “Hannah Arendt dice muy claramente que mientras sigamos concibiendo a los perpetradores de terrorismo, de masacres, de genocidios como monstruos nos estamos sacando la responsabilidad humana de encima. Tenemos que dejar de pensar que son monstruos cualquiera de esos seres que cometen cosas atroces o que tienen algún problema, porque ahí nos alejamos de la responsabilidad que tenemos. Esta es la verdad absoluta de la que no podemos escapar. Somos los responsables de lo que hacemos, somos los responsables de lo que está acá”.
El dramaturgo y director que adaptó al teatro la novela del escritor británico Mark Haddon El curioso incidente del perro a medianoche desmenuza los miedos de las sociedades contemporáneas condensados en los cuentos de Enriquez. “Le tenemos miedo a la pobreza; nadie quiere ser pobre, más en el siglo XXI, que es terroríficamente horrible. Hay un miedo a la salud mental, como aparece en ‘Verde rojo anaranjado’. Tenemos que trabajar y cuidarnos para tener una buena salud mental, como nos preocupamos por tener una buena salud digestiva. ¿Por qué si cuidamos el estómago no cuidamos el sistema nervioso? ¿Por qué si cuidamos la piel con productos no cuidamos el cerebro? Mariana nos enfrenta a ese miedo a la salud mental. ¿Hasta dónde llega la depresión en una persona?”.
Los ecos de la dictadura están en la narrativa de la autora de Nuestra parte de noche, novela con la que ganó el Premio Herralde. “Ustedes acaban de tener la marcha del 24, nosotros tenemos nuestra marcha de la memoria el 20 de mayo. Los uruguayos tenemos una deuda con la memoria», reconoce Schmidt. «Brasil acaba de hacer por primera vez una película donde realmente se habla de la dictadura; hay unos fantasmas enormes que son esas personas que desaparecieron y nunca más volvieron a sus casas, y que tenemos en claro que las mataron, pero sostenemos, y eso es un acto de valentía enorme, que son desaparecidos porque hasta que no nos digan dónde están no los vamos a declarar muertos. En Antígona, una de las tragedias más sublimes del teatro griego, lo que ella pide es que le devuelvan el cuerpo de su hermano para enterrarlo como corresponde. Ha pasado mucho tiempo y seguimos en el mismo lugar. La maestría de Mariana consiste en asustarnos al mostrarnos la responsabilidad que tenemos con todas esas cosas terribles que ella cuenta”.